TLCAN e incertidumbre

El peso ha padecido en los últimos meses, en parte a consecuencia de la poca claridad del futuro comercial de México, no solo por las opiniones de Donald Trump, sino también por la falta de un proyecto a largo plazo y la pérdida de continuidad entre el gobierno de Peña Nieto y lo que se espera que realice el de López Obrador.

José Luis López
20 de julio de 2018

Los meses de turbulencia e incertidumbre para la economía mexicana parecen estar lejos de concluir, pues pese a que la inseguridad en los mercados respecto a la elección presidencial ha terminado y hay indicios de que existirá un cambio en el poder ejecutivo sin fricciones, la realidad es que las externalidades negativas provienen también del exterior, en este caso, por los recientes comentarios del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, respecto a su forma de presionar la finalización del TLCAN y su preferencia en acuerdos bilaterales entre Canadá, México y Estados Unidos.

Resulta complejo este entorno por la falta de señales concretas a los mercados, pues el gobierno del presidente Peña Nieto ha mantenido su postura en no negociar tratados por separado con Canadá y Estados Unidos, sino de reformar al TLCAN de un modo conveniente para las tres naciones, mientras que el equipo de transición del presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, demuestra que no hay coordinación ni claridad en el plan de nación del siguiente sexenio, ya que el futuro secretario de hacienda, Carlos Urzúa, ha explicado que habrá continuidad con el trabajo del gobierno peñanietista en la relación comercial con los vecinos del norte, mientras que la próxima secretaria de economía, Graciela Márquez, señaló que el gobierno de López Obrador está dispuesto a aprobar un tratado menos robusto que aquél vigente a partir de 1994, o incluso la aprobación de un acuerdo bilateral con cada nación.

Lo que resulta claro para los tres países participantes en el acuerdo comercial, es que resulta indispensable terminar las negociaciones con prontitud, debido a que la incertidumbre que esta situación ha generado no resulta conveniente para nadie, pues posponer la finalización del tratado genera problemas particulares en cada uno.

Para Estados Unidos, las fricciones del presidente Trump con su Congreso y en particular con el Partido Demócrata, han hecho indispensable la aprobación del acuerdo para mostrar su poder de negociación ante sus votantes y a sus detractores, lo que debe ocurrir antes de que concluyan las funciones del actual Poder Legislativo; en el caso canadiense, las exportaciones hacia Estados Unidos tienen el potencial para disminuir exponencialmente si concluye la integración comercial; finalmente, para México, el mayor problema es que al no tener claridad en el futuro ha provocado que los mercados castiguen al peso, generando que exista un acelerado ritmo en la depreciación y, a su vez, mayor deuda e incrementos en el nivel de precios, incentivando movimientos de urgencia del Banco de México para intentar solucionar lo que afecta el crecimiento económico.

Al momento, no parece que haya un punto de inflexión favorable en el futuro próximo, ni siquiera en los días cercanos a la toma de protesta de López Obrador, pues las declaraciones que proveen los futuros funcionarios públicos no han resultado congruentes y demuestran que la elaboración de las futuras políticas públicas está aún en proceso, teniendo como consecuencia mayor incertidumbre.