Texcoco vs Santa Lucía, ¿qué nos conviene más?

La disputa sobre la ubicación del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México (NAICM) y los posibles beneficios y desventajas que tendría cada uno no dejan de surgir; se acerca el momento de decidir, la consulta que AMLO prometió se acerca.

José Luis López
8 de septiembre de 2018

Mucho se ha hablado sobre el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM) ubicado en Texcoco, sobre su viabilidad económica, el impacto ambiental y social, los costos de construcción y de operación, los conflictos de interés que existen respecto a su elaboración, entre muchas más consideraciones. Es con el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, que comenzó una lucha contra el proyecto más grande del presidente Enrique Peña Nieto, argumentando que su obra está manchada de corrupción y poca trasparencia, prometiendo desde la campaña que esta obra se sometería a consulta popular para decidir si mantener la construcción como está planeado o trasladar la obra a la actual base de la Fuerza Aérea de Santa Lucía y coexistir con el actual aeropuerto de la Ciudad de México, teniendo uno para vuelos nacionales y otro para internacionales.

En números reales, se prevé que el costo del NAICM se aproxime a los 13,000 millones de dólares (251,000 millones de pesos), según Federico Patiño, director general del Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México. En tanto, Andrés Manuel López Obrador comentó en marzo de este año que el aeropuerto en Santa Lucía tendría un costo aproximado a los 50,000 millones de pesos, siendo notablemente más barato por sí mismo que la actual alternativa en Texcoco, aunque aun faltando estudios y detalles, respecto a la reubicación de la nueva base de la Fuerza Aérea y la construcción de sus instalaciones, algún medio de transporte que comunique directamente a Santa Lucía con el actual aeropuerto internacional de la Ciudad de México, así como los costos operativos de mantener dos aeropuertos en funcionamiento. También, falta determinar la forma en que se terminará de financiar la obra que resulte elegida, si con gasto público, privado (concesión) o mixto, así como el costo económico de cancelar el nuevo aeropuerto, que según el Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México (GACM), sería de 120,000 millones de pesos.

En tanto, según lo reportado al 31 de julio de 2018 por Gerardo Ruiz Esparza, titular de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), los avances del aeropuerto de Texcoco son de 31.5%, mientras que Javier Jiménez Espriú, futuro secretario de la misma dependencia, señaló que la obra lleva solo 20% de avance, señalando que el actual gobierno cubre la realidad para dar ideas erróneas al país.

Además, para los expertos en aviación de MITRE, la construcción del aeropuerto en Texcoco es la mejor opción, ya que la alternativa de Santa Lucía podría generar riesgos en el tráfico aéreo e interferencia de rutas, además de que el Instituto Tecnológico de Massachussets ha puntualizado que no es conveniente mantener dos aeropuertos funcionando simultáneamente. A su vez, la postura del equipo de AMLO es que no hay mejor sitio posible que en Santa Lucía, pues con una visita en el área notaron que las condiciones son idóneas para contar con un aeropuerto suficiente, avalados por la experiencia de Grupo Rioboo, una consultora en supervisión y coordinación, con la que AMLO ha trabajado en el pasado.

En las últimas semanas, no han dejado de fluir declaraciones en todos los medios respecto a la que debería ser la mejor ubicación del aeropuerto, por lo que resulta complicado comentar una alternativa definitiva, incluso para los expertos, por lo que, de hacerse efectiva la consulta popular, la sociedad mexicana tiene una inmensa responsabilidad para decidir el destino del futuro de la aviación nacional, con todas las consecuencias positivas y negativas que existen.

De forma personal, pese a considerar algunas de las ventajas y desventajas en torno a las dos opciones, solo mantengo seguridad en señalar que, si se quiere solucionar los temas de la corrupción y la falta de transparencia, algunos de los más graves que rodean a la obra de Texcoco, debe de impedirse que el financiamiento de la obra se haga por medio de una concesión a agentes privados, porque así resulta más complicado realizar auditorías al gasto de estos, resultando en mayor probabilidad de presencia de corrupción. De este modo, en el corto plazo resultaría más barato concesionar, pero se perderían las ventajas en el largo plazo.

Sin embargo, tal como es la promesa de campaña de Andrés Manuel López Obrador, es su deber al pueblo mexicano que el aeropuerto resulte lo más eficiente y barato posible, por lo que ya se han comenzado a buscar alternativas para hacer menos costoso el aeropuerto de Texcoco, de ser la opción ganadora, pues se ha comentado que habría la posibilidad de reducir 3 mil millones de pesos si se consiguen materiales nacionales en lugar de importados, así como evitar la construcción de oficinas y recintos poco importantes.