La certidumbre que otorga el USMCA

El Acuerdo de Estados Unidos, México y Canadá (USMCA) ha generado en automático mayor credibilidad y certeza respecto al futuro cercano de México; la política monetaria de Banxico tiene mayor libertad y puede optar por no seguir los mismos pasos de la FED.

José Luis López
8 de octubre de 2018

Nuestro país tiene una economía pequeña, por lo que la influencia que tenemos en los mercados internacionales es reducida, aunque si nos afecta en mayor medida lo que ocurre en el mundo, respecto a las naciones desarrolladas, como se ha comprobado en el caso del precio del petróleo, en los mercados financieros y, por supuesto, en las divisas, lo que genera inconvenientes en nuestra economía que deben resolverse inmediatamente, pues si se ignoran los efectos iniciales podrían provocar mayores problemas.

En meses recientes, en el caso de las divisas, una combinación de la fortaleza del dólar y la economía de Estados Unidos con la incertidumbre en México respecto a nuestro futuro, ha provocado una depreciación del peso, teniendo como consecuencia que la inflación crezca por encima de lo esperado por Banco de México, a causa de la elevación del precio de las importaciones, pese a sus esfuerzos por desincentivar el aumento de los precios internos con diversos instrumentos, incluida la contención de la oferta monetaria, a través de la tasa de interés.

En paralelo, el contar con un acuerdo comercial con Estados Unidos, tal y como lo es el Acuerdo de Estados Unidos, México y Canadá (USMCA, por sus siglas en inglés), es positivo para la política monetaria de nuestro país, pues es claro que la certidumbre que deja a los inversionistas el contar con este, permite que se limiten los desequilibrios que han afectado a nuestra economía, principalmente desde 2015, cuando la Reserva Federal de Estados Unidos (FED) comenzó a aumentar su tasa de interés interbancaria y cuando el actual presidente Trump manifestaba sus intenciones por la presidencia de su país.

De esta forma, gracias a la mayor certidumbre respecto al futuro cercano de la economía mexicana, el Banco de México cuenta con mayor libertad en cuanto a su política monetaria, por lo que se ha optado por mantener su tasa de interés interbancaria en 7.75%, pues se espera que la relación peso-dólar se mantenga por debajo de su máximo de $20.89 en junio de 2018 (según Investing.com) y que gradualmente se reduzca, todo esto pese a que, en su anuncio de septiembre la FED haya decidido incrementar su tasa de interés interbancaria a 2.25% (tal como se reportó y detalló en Economentes el 27 de septiembre), gracias a la fortaleza del dólar, la inflación controlada en Estados Unidos, los datos positivos en su mercado laboral, los rendimientos de los Bonos del Tesoro y de su economía en general.

Podría argüirse que elevar nuevamente la tasa de interés de México podría acelerar la caída de la inflación, pero un nuevo incremento se refleja en el crecimiento de las inversiones al interior, ya que se hace más atractivo tener dinero en los bancos y no en circulación en la economía real.

Ante esto, un argumento podría ser que restringir nuevamente a la oferta monetaria (elevación de la tasa de interés de Banco México), podría servir para frenar más rápido a la inflación, pero la realidad es que esta medida generaría una mayor desaceleración de la economía, a causa de la reducción de los incentivos a cambiar bonos por dinero y su consecuente restricción de la cantidad de efectivo en circulación en la economía.