Es necesario recuperar el interés del capital en México: AMLO debe asistir a Davos

El presidente no goza de la credibilidad de los inversionistas, por lo que deben fomentarse acciones para atraer su interés y ofrecerles un entorno en el que exista cooperación mutua. AMLO debe ir a al Foro Económico Mundial.

José Luis López
24 de enero de 2019

Desde la antigüedad e incrementando esta tendencia conforme han avanzado los siglos, los gobiernos han sido grupos que concentran el poder político, social y económico sobre los demás, encargándose de mantener el control y de realizar acciones convenientes para la sociedad, a través de asegurar que exista representatividad de los deseos de estos últimos, convivencia responsable, satisfacción de las necesidades sociales, aplicación de justicia, paz, encargarse de que exista crecimiento económico y estabilidad de la divisa nacional, así como crear las condiciones óptimas para que los individuos y los inversionistas pueda desarrollar sus actividades en beneficio mutuo.

Del enunciado anterior, pueden rescatarse dos puntos clave: asegurar la satisfacción de necesidades y crear las condiciones adecuadas para el desarrollo de los agentes, porque resulta llamativa la perspectiva del presente gobierno respecto a estas dos cuestiones. Una de sus principales labores parece ser otorgar recursos (becas) a los que han resultado desposeídos durante el periodo neoliberal, aunque el presupuesto que servirá para este fin no queda claro de donde surgirá en el largo plazo, dado que se tiene la certeza de que la generación de crecimiento, empleos e inversiones de origen privado no se fomentarán en la misma medida que lo proveniente del Estado. Por un lado, parece haber indicios de pérdida de importancia de la inversión privada en el desarrollo del país, ya que se ha cancelado el proyecto transexenal más importante de los últimos años, que sería el Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) en Texcoco, a la par de que personal de la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) se hará cargo de la nueva obra en Santa Lucía, por lo que la confianza y la credibilidad del capital hacia el gobierno de López Obrador no se encuentra en un punto elevado; en tanto, no se ha especificado lo que ocurrirá con las Zonas Económicas Especiales (ZEE), impulsadas durante el sexenio de Enrique Peña Nieto, a la par de que no existirá una buena representación mexicana en el Foro Económico Mundial 2019 en Davos, Suiza, pues tanto el presidente López Obrador como los miembros más importantes de su gabinete permanecerán en México y se mantendrán pendientes del plan contra el huachicol.

En primer plano, la cancelación del aeropuerto en Texcoco, pese a tener el plan alterno de establecer un aeropuerto austero en Santa Lucía, tendrá un fuerte impacto económico, porque además de pagar los bonos a un precio mayor al que el gobierno federal los compró, también debe cargarse con la readaptación a su estado original de los terrenos que actualmente están ocupados en Texcoco, así como comenzar la construcción en Santa Lucía, con nuevos estudios de viabilidad, ambientales, logísticos, de costo-beneficio, entre otros, de modo que el resultado puede ser incluso más caro que concluir la obra en Texcoco y con un menor impacto económico favorable a largo plazo.

En tanto, pese a que se busca proporcionar una amplia inversión para la refinería en Dos Bocas, Paraíso, Tabasco, generando alrededor de 100,000 empleos, resulta indispensable que se reactive la Zona Económica Especial de la región, con el mismo nombre de la refinería, ya que podría darse un crecimiento aún mayor en la zona y dar los incentivos para que las inversiones nacionales y extranjeras puedan despegar en la región, que en los últimos años ha tenido crecimiento económico negativo. Sin embargo, esto no ha hablado el gobierno, pues parece que suponen que la refinería y sus 100,000 nuevos empleos darán a la región el dinamismo que requieren.

Finalmente, en cuanto al Foro Económico Mundial en Davos, resulta indispensable para un país, especialmente en vías de desarrollo como lo es México, que exista cercanía entre las empresas nacionales, el gobierno y la inversión extranjera, generando opiniones, fomentando confianza unos en otros y creando un ambiente óptimo para hacer negocios, pero este año parece que no ocurrirá así, ya que la prioridad del gobierno federal no es reunirse con más de 3,000 participantes, incluyendo 60 jefes de Estado y cientos de dirigentes de las compañías más influyentes a nivel global, para convencerlos de que traer su capital a México generaría ganancias para ellos y empleos bien remunerados y crecimiento económico para el país, lo que se traduciría en un incremento en la recaudación fiscal, traduciéndose en mantener los programas sociales que ha puesto en marcha el presidente.

El gobierno actual está enfocado en otorgarles recursos a los más pobres por los medios necesarios e incluso por aquellos que no se podrán mantener en pie con el tiempo (a menos que se contrate más deuda pública), pues aumentarán los incentivos por parte de la fuerza laboral actual por preferir vivir de programas sociales y no de su propio trabajo, generando un problema con la recaudación fiscal, lo que se traducirá en dificultades futuras para poder otorgar becas o créditos a los más pobres. Por lo tanto, resulta necesario que, pese al clima adverso que pueden sentir los inversionistas, especialmente aquellos con capital extranjero, ante los movimientos del presidente López Obrador, el plan de acción se desarrolle en cuatro aspectos: 1) disminuir el presupuesto a aquellos rubros que no son indispensables, fomentar la austeridad republicana y reducir el gasto corriente, bajar el presupuesto a los partidos e incrementar el gasto de capital en obras de relevancia que puedan generar trabajos con buenos salarios y con bienes materiales de origen nacional para reducir costos de importación y aumentar encadenamientos productivos, 2) tener la capacidad de atraer capital y aprovechar sus recursos para fomentar el crecimiento económico, 3) asegurar la rendición de cuentas y la transparencia, de modo que queda en manos de la Auditoría superior de la Federación principalmente, por lo que deben aumentarse los mecanismos para que este organismo autónomo pueda llevar a los culpables de desfalcos y de corrupción ante el poder judicial y que la justicia prevalezca, sin perdonárseles sus crímenes; 4) de lo anterior, el primer paso es formar desde sus cimientos un verdadero estado de derecho, en el que las personas estén seguras de que sus crímenes no quedarán impunes, siendo esta, junto a incrementar el poder adquisitivo de la sociedad, una de las formas más efectivas de reducir la corrupción y el desvío de recursos, así como la incidencia delictiva, desde asesinatos y robos, hasta narcotráfico, huachicoleo y trata de personas.