Banco Central Europeo disminuirá su tasa de interés

Implicaciones y consecuencias de esta medida

José Luis López
20 de junio de 2019

Una de las herramientas de los bancos centrales, como el caso del Banco de México en nuestro país, es ocupar la tasa de interés para modificar otros rubros de la economía, como la inversión, el crecimiento y la inflación.

La tasa de interés es una medida para determinar el costo del dinero cuando se adquiere un crédito o se invierte una cantidad determinada, ya que permite determinar cuánto dinero extra se deberá pagar o recibir. De tal forma, si se pide prestado 10,000 dólares y la tasa de interés es de 2.5%, entonces al finalizar el periodo establecido entre prestamista y prestatario, deberán de pagarse 10,250 dólares.

Especialmente a partir de las décadas de 1970 y 1980, las economías prefirieron optar en primera instancia en la política monetaria en lugar de la política fiscal para fomentar el crecimiento económico, pues con esta medida se evita el sobreendeudamiento y que la inflación escale a niveles por encima de lo que algunos consideran “sanos”.

De tal forma, cuando ocurrió la crisis de 2008, ante la magnitud de este problema la mayoría de los países, siguiendo los mismos pasos que hizo la Reserva Federal (o Fed), el banco central de Estados Unidos, redujeron las tasas de interés para reactivar a la inversión, buscando que existieran los incentivos suficientes para que las empresas y las familias pudieran invertir, gastar y consumir.

Posteriormente, cuando las economías pudieron afirmar que estaban en recuperación, dejaron de contar con una postura relajada y aumentaron las tasas de interés, buscando que sus economías se enfriaran un poco y el nivel de precios no creciera más allá de los niveles esperados. El caso mexicano ha destacado, ya que el Banco de México tiene en la actualidad una tasa objetivo de 8.25%, por encima de la tasa de Estados Unidos, que se encuentre rondando el 3%.

En la actualidad, pocas economías mantienen tasas de interés bajas, pues ponderan más el temor de que la inflación crezca por encima del mandato de sus bancos centrales a optar por buscar el crecimiento económico, en una clara política ortodoxa.

Sin embargo, el panorama mundial ha generado dificultades inesperadas y abierto nuevas posibilidades, ya que mientras se ha desatado la guerra comercial principalmente entre Estados Unidos y China, en Europa se ha buscado que sus economías puedan fomentar la producción y el crecimiento hacia adentro, dependiendo menos de las importaciones estadounidenses.

De esta forma, el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, ha amagado con bajar nuevamente sus tasas de interés, sin afirmar aún de qué magnitud sería esta reducción o cuándo podría ocurrir, pero inmediatamente se reflejó en los mercados que vieron la medida como positiva, pues la paridad Euro-Dólar favoreció a la divisa europea, ya que a partir del aviso del BCE, se ha mantenido por debajo de la media, de 1.1241 por cada dólar.

Esta situación debe tomarse como una búsqueda de crecimiento económico y que importa más este objetivo que el control estricto de la inflación, así como una búsqueda por romper con la tendencia al estancamiento que tiene la economía mundial. Pero no todos los bancos centrales actúan en el mismo sentido.

La Reserva Federal señaló a principios de año que no estaba en sus planes modificar la tasa de interés, de modo que no se espera una reducción de su tasa de interés como medida compensatoria ante los intentos europeos. Su objetivo es mantener la inflación y el desempleo en niveles similares a los obtenidos en los últimos años, aunque a costa de sacrificar parte del crecimiento económico. Por tanto, el mandatario estadounidense ha publicado en Twitter que estos estímulos europeos han hecho caer al dólar ante el euro y que resulta más difícil competir para Estados Unidos:

La Reserva Federal es autónoma al gobierno de los Estados Unidos, por lo que ellos tienen toda la libertad de modificar a su tasa de interés sin, aparentemente, ceder ante los deseos presidenciales.

De esta forma, si no aumenta la tasa de interés en Estados Unidos, países como México o regiones como la Unión Europea tienen la posibilidad de manejar su política monetaria con mayor libertad y conseguir sus objetivos con menos obstáculos, especialmente la consolidación de sus respectivas divisas y ser más competitivos ante los bienes producidos en los Estados Unidos. En el momento en el que la Fed decida hacer algo, el panorama cambiará totalmente.