AMLO tendrá mayoría en Banxico: ¿qué implicaría modificar sus funciones ante el temor de la inflación?

Ante la renuncia oficial del subgobernador de Banco de México, Roberto del Cueto Legaspi, en el último día de gobierno del presidente Peña Nieto, se retoma la idea de buscar modificar las obligaciones del banco central y que no solo se considere a la política de metas de inflación, sino también el fomento al crecimiento económico.

Foto: Presidencia de la República
José Luis López
3 de diciembre de 2018

Hace algunas semanas, el diputado del Partido del Trabajo, Benjamín Robles, señaló que deben de ponerse sobre la mesa las obligaciones del Banco de México en cuanto a su autonomía y a su política de metas de inflación, buscando reorientar sus funciones no solo a contener los precios, sino también a impulsar el crecimiento económico.

Para explicar el fenómeno y sus implicaciones debe de irse por partes: la autonomía del Banco de México ha sido importante porque permite la existencia de la toma de decisiones sin intervención del ciclo político o de las necesidades populistas del gobierno en turno, sino enfocarse exclusivamente a contener al nivel de precios; por otro lado, la política de metas de inflación ha sido exitosa en mantenerla baja, pues los peligros que existen al tener un elevado porcentaje de inflación implica desincentivos al ahorro por la falta de claridad en el futuro, hay pérdidas para los ahorradores, mientras que los agentes de ingresos fijos resultan con menos recursos en términos reales y pierden buena parte de su nivel adquisitivo, a la par de que se dan incentivos a los deudores y no a los ahorradores, la especulación de precios predomina, aumentan los costos financieros, se despilfarran recursos, existen estímulos para almacenar bienes y se provoca escasez de bienes y servicios, por lo que en suma el costo social es fuerte. La gráfica 1 muestra la caída en el porcentaje de la inflación durante la década de 1990, siendo notablemente baja a partir del nuevo siglo, por lo que no se han padecido los problemas mencionados con anterioridad, mientras que el crecimiento económico se ha mantenido constante y por debajo del 5%, promediando durante el periodo considerado solo 2.51%.

Gráfica 1:

Inflación (%) y PIB trimestral (%) en México, 1983-2018.

Fuente: Elaboración propia, con datos de INEGI.

Como siempre ocurre en temas tan delicados como este, las opiniones de los expertos son variadas, pues desde todas las perspectivas se tienen implicaciones positivas y negativas; por un lado y apoyados de lo anterior, los economistas ortodoxos se mantienen firmes en señalar que es prioritario mantener la autonomía y la política de metas de inflación, pues no hay que olvidar que este mandato dio por concluido un largo periodo de inflación en México, cuyo crecimiento llegó a ser superior al 150% en tan solo unos meses; en tanto, opiniones heterodoxas sugieren que fomentar el crecimiento y mantener estable la inflación es posible y que incluso puede adaptarse para el caso de mexicano, pues la política de metas de inflación no ha generado el suficiente crecimiento económico y el poco que ha existido no se ha reflejado positivamente en las familias. En cuanto a los peligros de la inflación, se reconoce su existencia, que en el pasado surgió en México a causa de una coyuntura histórica plagada de errores y que lo que se propone con la nueva política no es dejar flotar libremente a la inflación, sino ser más flexibles en el control de la misma y permitir que crezca algunos puntos porcentuales a cambio del fomento al crecimiento económico.

Este momento es histórico para el país, resultando idóneo para pensar y hacer cosas distintas, pero dotados de conocimiento para no cometer errores en la aplicación de los cambios. El nuevo presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, está teniendo la facilidad de tomar las riendas incluso del Banco de México, al tener la libertad de proponer al Senado de la República, con amplia mayoría de miembros de su partido, hasta a tres de cinco miembros de la Junta de Gobierno de dicha institución durante los primeros años del gobierno federal, comenzando a finales de este año con la renuncia de Roberto del Cueto Legaspi y el final del periodo de Manuel Ramos Francia , además de que Javier Eduardo Guzmán Calafell terminará sus actividades en 2020. En suma, de no lograrse acuerdos de raíz en el Congreso del país para modificar las actividades del Banco Central, si pueden darse cambios desde dentro, con la posibilidad de expandir la oferta monetaria cuando se requiera y buscar el crecimiento económico. En concreto, no puede decirse que esta situación sea positiva o negativa implícitamente, sino que debe someterse a mecanismos que fomenten la credibilidad y los resultados, pues como se ha comprobado, equivocarse en este sentido tendría graves efectos para la economía nacional.