Lecciones para aprender economía: El neoliberalismo

Con la llegada del nuevo régimen morenista a México, la discusión sobre el neoliberalismo ha vuelto a renacer; no obstante, no parece haber un consenso claro del significado de esta palabra.

Haziel Ángeles Juárez
26 de julio de 2019

La llegada de López Obrador al gobierno trajo consigo de nuevo la discusión sobre el Neoliberalismo. El 18 de marzo del presente año, Obrador decretó “el fin del neoliberalismo”. A pesar de que esta medida fue vitoreada por muchos y mofada por otros, no parece haber un consenso claro del verdadero significado del concepto, y no es para menos, el concepto “neoliberalismo” encierra en sí muchos ángulos desde los cuales se puede comprender este término.

Neoliberalismo: un patrón de acumulación

Neoliberalismo se posiciona como la palabra más apelada en el discurso y debate político mexicano contemporáneo. La forma en la que se utiliza este término, lejos de ser un concepto académico bien definido, se convirtió en un adjetivo desdeñoso utilizado por la esfera política, mediática, social -y en algunos casos-, académica. El concepto neoliberalismo, por su constante usanza, terminó siendo un concepto deformado y cuyo significado ha sido desdibujado, impidiendo conocer exactamente a qué se refiere una persona cuando usa esta palabra, ya sea como sustantivo o adjetivo.

La definición del neoliberalismo es posible sólo si se entiende como un concepto versátil y multifacético. Si bien, es un término que pertenece más a la ciencia económica, también tiene injerencias en lo social y lo político.

El neoliberalismo es un patrón de acumulación. Un patrón de acumulación es una organización y una configuración única del capitalismo; una forma diferenciada en la que el capital acumula a partir de la relación de cuatro determinantes: Movimiento teórico-ideológico, movimiento político y movimiento institucional; todo esto sucediendo simultáneamente dentro de un marco histórico-temporal.

Período histórico-político

El neoliberalismo comienza oficialmente en la década de los setenta, inaugurado por el ascenso y derrocamientos de varios gobiernos: El ascenso de Pinochet en Chile por un golpe de estado al gobierno de Salvador Allende (1973) La elección de Margaret Thatcher como primera ministra del Reino Unido (1979) y su triunfo en la lucha contra los sindicatos (especialmente el de mineros) y la guerra de las Malvinas. La elección de Ronald Reagan (1981) en Estados Unidos con sus enfrentamientos y golpeteos al bloque soviético, y la disolución de éste a manos de Yeltzin y Gorbachov (1990).

Movimiento teórico

En un contexto de polarización y tensión geopolítica entre el bloque occidental y oriental, y un agotamiento del patrón de acumulación keynesiano, ­—expresado por un fenómeno económico nuevo e inexplicable conocido como estanflación (una combinación paradójica de inflación con desempleo)— renace el pensamiento de la escuela austriaca, cuyo marco teórico e ideológico serían el eje principal (más no único) bajo el cual giraría el neoliberalismo. De hecho, el economista austriaco Friedrich Von Hayek sería asesor en materia económica de Margaret Thatcher y, en Estados Unidos, sería el economista Milton Friedman (fuertemente influenciado por el liberalismo austriaco) quien conduciría en parte la política económica estadounidense; en realidad, el marco teórico-ideológico bajo el cual operan las instituciones neoliberales es complejo, ya que resulta de la combinación de la teoría neoclásica, la clásica y, como ya se dijo, la austriaca. Es justo advertir y resaltar que, los teóricos simpatizantes de la escuela austríaca niegan por completo el término neoliberalismo y sus derivados, así como la existencia de este fenómeno.

Institucionalidad

Por medio de las instituciones es que el neoliberalismo se consolida y se fortalece; si bien, organismos como el FMI y el Banco Mundial fueron en un principio instituciones auspiciadas por el keynesianismo y la posguerra ( el mismo Keynes fue uno de los fundadores del FMI), con la llegada de la crisis petrolera y de la estanflación, fueron estas instituciones quienes se encargaron de darle más alcance y fomento a la implementación de la nueva política económica.

Con la llegada del neoliberalismo, no sólo las ONG’s son las que implementarían la nueva política económica, sino que los mismos estados —ya una vez influenciada su clase política por la nueva doctrina de pensamiento económico— adoptarían un papel harto crucial en la transición al nuevo patrón de acumulación.

Un elemento fundamental en el cambio de paradigma yace en la nueva legislación de los estados que no sólo facilitan, sino que promueven la acumulación de capital. Las nuevas leyes e instituciones ponderan, en mayor medida, las operaciones y mecanismos del capital sobre el papel conductor del estado para la producción y distribución de los bienes; todo esto como consecuencia, como ya vimos, de la nueva visión en el pensamiento económico dominante.

Política económica

Una vez creadas las instituciones y leyes que darán soporte al nuevo paradigma, es hora de pasar a la ejecución de la teoría económica. Todo comienza con el repliegue del estado del escenario económico. Es menester advertir, de antemano, que la política económica puede tener variantes en cada país; sin embargo, hay cierto consenso en todos ellos:

· Abandono del esquema de tipo de cambio fijo por uno flotante

· Abandono del patrón oro e implementación del dinero fiduciario.

· Venta de empresas paraestatales

· Procuración de la inflación

· Política fiscal prudente

· Eliminación de barreras al comercio (tratados de libre comercio)

· Capacidad de contratar y despedir trabajadores más fácilmente (flexibilidad laboral)

· Desregulación del sector financiero

De esta forma, entrelazamos los cuatro principales determinantes de los patrones de acumulación: Fundamento económico, política, instituciones, política económica y marco histórico.

El capitalismo, a lo largo de su historia, ha operado bajo varios patrones de acumulación, como lo fue la fisiocracia, el mercantilismo, el liberalismo, el keynesianismo y, actualmente, el neoliberalismo. Ergo, no se debe confundir neoliberalismo con capitalismo. Todo el neoliberalismo es capitalista, pero no todo capitalismo es neoliberal.