Eliminación de la Violencia contra la Mujer

En el marco del día 25 de noviembre, las cifras en México de la violencia contra la mujer, distan de ser favorables. Es imprescindible el combate a la discriminación y violencia, por parte del Estado, de la sociedad en su conjunto y de las mujeres, quienes han demostrado que entre más unidas más desafían los desequilibrios de poder históricos.

Imagen: ONU Mujeres
Daniela Nevárez Jiménez
23 de noviembre de 2018

El maltrato a la mujer, definido como “Todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se produce en la vida pública como en la vida privada”, de acuerdo con las Naciones Unidas, ha sido el crimen con las cifras más altas en el mundo, además de ser de los más persistentes debido a la impunidad y el silencio.

En México, de los 46.5 millones de mujeres de 15 años y más que residen en el país, se estima, por parte de INEGI, que 30.7 millones (66.1%) han sufrido en al menos una ocasión un incidente de violencia emocional, económica, física, sexual o discriminación en los espacios escolar, laboral, comunitario, familiar o en su relación de pareja. La misma institución informa, a través de la ENDIREH, que la relación en donde existe una mayor frecuencia de la violencia es en la pareja, donde el 43.9% de las mujeres han sido agredidas en algún momento de la relación, le sigue el ámbito comunitario, donde el 38.7% ha sido víctima de actos de violencia, de estos el 34.3% corresponde a violencia sexual, entendida como intimidación, acoso, abuso o violación sexual. En cuanto a la violencia en el ámbito laboral y escolar, el 26.6% y 25.3% de las mujeres respectivamente, ha experimentado violencia por compañeros, jefes, maestros, etc. Específicamente en el ámbito escolar se sufrió de agresiones físicas en un 16.7% y sexuales en un 10.9%, estas cifras son preocupantes, pues un trauma generado en la vida escolar de una mujer puede afectarla económicamente el resto de su vida, pues una desventaja temprana en materia de educación constituye en primera instancia un obstáculo para la escolarización universal, además de restringir el acceso a la educación superior, lo cual consecuentemente limita las oportunidades de empleo, de acuerdo con ONU Mujeres.

Porcentaje de mujeres que han sufrido algún tipo de violencia

Fuente: ENDIREH 2016

A pesar de que la violencia contra la mujer no discrimina, existen mujeres con mayor vulnerabilidad ante ella, por lo que resulta importante ver las características de las herramientas que se brindan para la obtención de las cifras. De acuerdo con la ENDIREH, de las mujeres que se entrevistaron, 57.1% corresponde a mujeres casadas o unidas; solteras 24.6% y separadas o viudas 18.3%; de ellas, tan solo el 18.8% cuenta con educación superior, los estudios de secundaria y primaria constituyen el 28.4% y el 24.6% respectivamente, mientras que el 6.8% no aprobó ningún grado escolar; con respecto a la edad, el mayor porcentaje se encuentra entre los 30 y 49 años (38%), seguido de 25.4% con 18 y 29 años, 18.8% entre 50 y 64, 10.3% con 65 y más y 7.3% con menos de 18 años; por último, en cuanto a la actividad económica, el 43.2% son económicamente activas, el 42.2% se dedican al quehacer del hogar y el 14.7% son estudiantes o pensionadas.

De acuerdo con INEGI, la violencia trae consigo efectos psicológicos, así como consecuencias negativas para la salud sexual, reproductiva y económica de una mujer para toda su vida, ejemplo de ello es lo mencionado anteriormente en la educación. En cuanto a la salud, esta tiene un impacto personal y social, así como costos económicos a nivel individual, obstaculizando el crecimiento económico, como a nivel nacional, con la reducción de la pobreza. Además, CEPAL clasifica los costos económicos en directos e indirectos; los primeros se refieren a aquellos gastos en los que incurre el Estado, con respecto a servicios judiciales, sociales y en salud; los segundos, se asocian con la tendencia negativa de la productividad y pérdida de empleos ante la falta de posibilidades del trabajo de una mujer violentada.

Ante lo ya mencionado, se vuelve imprescindible el combate a la discriminación y violencia, por parte del Estado, de la sociedad en su conjunto y por parte de las mujeres, quienes muchas veces no buscan apoyo, atención o hacen una denuncia, de acuerdo con la ENDIREH, del total de mujeres que se encontraron en situaciones de violencia física o sexual por parte de una persona que no fuera su pareja, tan solo el 9.4% presentó una queja ante alguna autoridad, de ellas, el 2.2% solicitó apoyo a alguna institución, y el 88.4% no hizo ningún tipo de denuncia, los motivos de no presentar una denuncia varían dependiendo el ámbito en el que se sufrió.

Razones para no denunciar

Fuente: ENDIREH 2016

En cuanto a las mujeres víctimas de agresiones físicas y/o sexuales por parte de su pareja, el 20% elaboró una denuncia, pidió ayuda o ambas. De estas mujeres, el 35.8% presentó daños físicos a consecuencia de la violencia recibida, entre los que se encuentran: 83.3% moretones; 14.4% hemorragias; 10.8% cortadas, quemaduras y perdida dental; 9.2% desmayos; 8.7% fracturas; 7.9% abortos o partos prematuros; 7.4% enfermedades de transmisión sexual; 7.2% sangrado en partes íntimas; 6.3% impedimento de movimiento en alguna parte del cuerpo; 3% daño a algún familiar; 1.8% correspondiente a otros daños; y finalmente .8% correspondiente al fallecimiento de algún integrante del hogar. Por otro lado, el 64.3% de las mujeres violentadas ha tenido consecuencias emocionales, dejando serias repercusiones a su integridad, tanto emocional, como física, de ellas el 8% ha pensado en suicidio y el 3.4% lo ha intentado. Al concentrarnos en la violencia por parte de su pareja, la violencia sexual es la que ha dejado mayor repercusión en las mujeres, pues el 14.1% ha pensado en suicidarse, mientras que el 11% lo ha intentado.

El problema de la violencia contra las mujeres es un problema global, de acuerdo con datos de ONU Mujeres, se debe atender como uno de los objetivos de desarrollo sostenido, pues una de cada tres mujeres sufre violencia a lo largo de su vida, independientemente de su estatus social, clase, raza, país o grupo de edad, para muchas el hecho de expresarse puede tener consecuencias que afecten su vida. Hoy en día se vive un punto de inflexión, se coloca a la violencia de género en conversaciones mundiales de medios y grupos activistas, además algunas sobrevivientes unen voces para “desafiar los desequilibrios de poder históricos e influir en el cambio duradero”. Una de las propuestas actuales es la implementación de leyes que proteja a las mujeres, medidas de prevención desde pequeñas y la prestación de servicios a sobrevivientes.