Esperanzas y egresos para la economía en el 2020

Se plantea una tasa de crecimiento del PIB del 2% para el siguiente año sin incrementar necesariamente los impuestos

Sahori Hernández
11 de Septiembre de 2019

El año está próximo a terminarse y el Gobierno Federal ya se prepara para el 2020, trayendo su nueva propuesta de ley para los ingresos y egresos del 2020 con lo que espera crecer entre un 1.5% y un 2%. Sus principales fuentes de crecimiento serán por vía de la demanda interna por el mismo crecimiento de ingreso, por la regeneración de créditos y la inversión en infraestructura pública y privada, lo que provocará una expansión en el consumo y la inversión.

El crecimiento, se espera que provenga tanto de fuentes internas como externas. Por una parte se tiene las mejoras de las condiciones comerciales con las ratificaciones del T-MEC, incremento de las exportaciones netas. En cuanto a los factores internos se deberá el crecimiento por la disipación de la incertidumbre ante nuevas políticas gubernamentales y de presiones inflacionarias, acompañado de un mejoramiento de la deuda.

En el siguiente recuadro se presenta el comportamiento esperado de las principales variables macroeconómicas nacionales para el 2020, donde se observa el crecimiento del Producto Interno Bruto estimado para el siguiente año de entre 1.5 y 2%, con una inflación del 3%, un tipo de cambio nominal de 20 pesos por dólar y promedio de 19.9 pesos por dólar. Una tasa de interés nominal al final del periodo del 78.1%, nominal promedio del 7.4%. Así como un descenso del precio del petróleo de 55 a 49 dólares por barril, implicando disminución en los ingresos petroleros. Aunado a la descalificación que ha tenido Pemex, ésta empresa no tiene buenas perspectivas para el 2020 como aportador de ingresos a la nación. A pesar de ello, se espera que Pemex crezca como resultado de los apoyos que le han sido otorgados.


Además, se espera que se registre un déficit de la Cuenta Corriente de la Balanza de Pagos de 23.3 miles de millones de dólares, equivalente al 1.8% del PIB.

En cuanto a lo riesgos macroeconómicos que podrían afectar negativamente el crecimiento del PIB se encuentran el mayor retraso en la aprobación del T-MEC, conflictos geopolíticos y comerciales a nivel mundial, teniendo repercusiones directas en las relaciones de México con el exterior y en el nivel de las exportaciones. Además, se ha presentado una desaceleración en la economía mundial, en específico en la estadounidense (producción industrial), el principal comprador internacional de los productos mexicanos.

Sin embargo, pese a los riesgos también se encuentran las causas que podrían derivar a una expansión de la economía como son un incremento de los flujos de la Inversión Extranjera Directa (IED) por arriba de lo estimado, mayor inversión como resultado de la disipación de la incertidumbre y volatilidad, descenso de las tasas de interés nominales, reasignación más eficiente de los recursos tanto públicos como privados y una reducción de la violencia y corrupción.

En cuanto a las perspectivas que se tiene en las Finanzas Públicas, se espera lograr un superávit del 0.7% del PIB, con un mayor espacio fiscal para garantizar la sostenibilidad de las mismas en consecuencia del crecimiento económico. Además, como se prometió al inicio de la administración no se plantea incrementar los impuestos existentes, pero sí se realizarán nuevas captaciones por otras vías de carga impositiva como son a los ingresos de comerciantes minoristas y de rentas de servicios online a empresas como Amazon y Netflix.

Se priorizarán los egresos en el Presupuestos de Egresos de la Federación para el 2020 a los programas que ayuden a reducir las desigualdades económicas, sociales y regionales, así como los proyectos dirigidos a incrementar la inversión con mayor determinante en el efecto del crecimiento de la economía.

Se estima un 2.3% del PIB para los Requerimientos Financieros del Sector Público (RFSP) para mantener el Saldo Histórico de los Requerimientos Financieros del Sector Público con respecto al cierre del 2019. La meta de balance de los RFPS y necesidades de financiamiento del presupuesto determinan un déficit del 2.1% para el 2020.

Se le restará un 2% a la inversión física del Gobierno Federal y a sus empresas productivas del Estado. Y se estima un incremento del 2.8% al costo financiero de la deuda pública, por lo que se hace necesario el superávit primario del 0.7% del PIB.

El gobierno se mantiene bastante positivo para el crecimiento del siguiente año, sin embargo, se necesita de una macro impulso para lograr que el crecimiento del PIB pase del 0.0% estimado recientemente al 2.0% para el siguiente año, el cual no será posible si no hay una política fiscal prudente dirigido al crecimiento, incluyendo un incremento en la captación impositiva sin afectar directamente a la demanda. Pues es por la vía del incremento del Consumo y la Inversión por donde espera el Estado que crecerá la economía mexicana para el año entrante. Además, no debería de esperarse que la demanda extranjera crezca, si es que su principal comprador se encuentra en una posible recesión de su producto industrial.