El CEMPE prevé un escenario económico complejo para la próxima administración

El Centro de Modelística y Pronósticos Económicos vislumbra una amplia gama de riesgos para la economía nacional, uno de los temas olvidados en campañas electorales: la restricción en las finanzas públicas.

Alfredo Ocampo
24 de mayo de 2018

El 22 de mayo del presente año, se llevó a cabo la segunda reunión trimestral del Centro de Modelística y Pronósticos Económicos (CEMPE) de la UNAM, en ésta ocasión la reunión tuvo como eje temático el análisis de riesgos para la economía nacional, la deuda y los mercados financieros.

De acuerdo con el fundador y coordinador del CEMPE, el Dr. Eduardo Loría Díaz, entre las principales preocupaciones están los retos fiscales a los que la próxima administración se enfrentará. El origen de dicha preocupación yace en las propuestas que los dos candidatos punteros han hecho al día de hoy. Además de que no ha habido referencias a la restricción presupuestaria del sector público ni a la deuda a la que hace tiempo ya la economía nacional se enfrenta.

Muchas de las propuestas de los candidatos a la presidencia podrían considerarse populistas desde la perspectiva de Dornbusch y Edwards, los cuales definen como:

“El populismo económico es un enfoque de la economía que destaca el crecimiento y la redistribución del ingreso y menosprecia los riesgos de la inflación y el financiamiento deficitario, las restricciones externas y la reacción de los agentes económicos ante las políticas agresivas ajenas al mercado” (Dornbusch & Edwards, 1992)

En este contexto, resulta importante comprender la situación de las finanzas públicas. Una mirada al balance primario nos indica que desde 2008 sólo se presentó un superávit primario, el cual se dio el año pasado, guiado por la necesidad de reducir la deuda y mantener cierta estabilidad en las calificaciones de la misma, otro factor que influyó fueron algunas recomendaciones de Banco de México.

Además, se espera que la siguiente administración, independientemente de quien resulte electo no incremente los ingresos tributarios, continuando con la postura del actual gobierno. Cabe señalar que dicha condición está dada ya que no es una acción popular, es decir, el incrementar ya sea la tasa impositiva como la base gravable, generaría un descontento en la población, y la aceptación de cualquiera que llegase a la presidencia se vería perjudicada.

Lejos de hacer propuestas acordes al manejo eficiente de la economía, los candidatos han sugerido aumentar el gasto mediante subsidios y transferencias e incluso en algunos casos revisar a la baja las tasas impositivas. Esto generaría lo que se evitó al reducir el gasto, incurrir en déficits y consecuentemente el aumento de la deuda.

Este último punto cobra relevancia a la hora de generar expectativas positivas de mediano y largo plazo para la economía, pues fueron precisamente las condiciones y pronósticos que algunas calificadoras como Moody’s y Standard & Poor’s (S&P) tenían en años anteriores, las que llevaron a calificar las perspectivas crediticias nacionales negativamente.

Desde una perspectiva financiera, Gabriel Rodríguez García señala que el primer riego al que se enfrenta la economía nacional es el de deuda, la cual es de 46.7% PIB. El segundo riego que identifica es la estructura temporal de las tasas de interés, pues el Spread en el mes de mayo entre las tasas de interés de largo plazo mediano y corto plazo se ha reducido.

Este comportamiento, de acuerdo con Gabriel Rodríguez, es señal de que existe un “estrés financiero” lo cual significaría un posible cambio de ciclo económico, es decir, existe la posibilidad de una desaceleración, ambiente se presentó en la última crisis financiera. Además, mediante una comparación de los ciclos de las series accionarias contra los ciclos económicos concluye que es posible anticipar mediante el uso del índice Dow Jones Industrial Average (DJIA) y el IPC, el Ciclo Económico Nacional con una anticipación de 4 a 5 meses, reforzando la hipótesis de posible recesión.

De acuerdo con el Dr. Loría, el problema de la evolución de la deuda del Gobierno Federal radica en cómo se ha refinanciado el sector público. Señala también que la pregunta que se debería hacer es cómo afrontará la próxima administración los diversos elementos de riesgo que afecten a la economía nacional, representando éste uno de los principales problemas de los cuales no se ha hecho mención alguna.