El efecto de la educación y la pobreza en la delincuencia

Educación, salario y delincuencia

Autor de imagen: El Sol de México
Jorge Zavaleta
18 de octubre del 2019

La semana pasada se cerró el penal de Topo chico ubicado en el norte de Monterrey, un penal en donde había autogobierno y las condiciones humanas eran deplorables. Aunado a esto la guerra contra el narcotráfico y el crecimiento estancado de la economía, hacen preguntar sobre la situación del Sistema Penitenciario Federal.

Francisco Garduño Yáñez, comisionado del Órgano Administrativo Desconcentrado de Prevención y Readaptación Social (OADPRS) dijo en entrevista a la revista proceso en mayo de este año que una de las fortalezas del sistema penitenciario federal es la infraestructura, pues se cuenta con 21 Centros Federales de Readaptación Social (Ceferesos), con capacidad de 42 mil espacios y actualmente se ocupan 18 mil. En 2016 había 267 centros penitenciarios (cárceles) con una capacidad para albergar a 170 772 personas. Sin embargo, gracias a la modificación al artículo 19 constitucional en donde se incrementó el catálogo de delitos que requieren prisión oficiosa se prevé el incremento de ingreso a los Ceferesos. Además, el comisionado denotó que hay un de déficit de personal de 1 400 contingentes, por lo que se abrió la convocatoria para recibir nuevo personal. En 2017 se realizó el Censo Nacional de Sistema Penitenciario Federal en donde se pueden observar las características de las personas que ingresaron. Con ello podemos esperar los rasgos de los individuos que cometen crímenes e investigar las causas para evitar que suceda en el futuro.

Fuente: Elaboración propia con datos de INEGI

Como se observa en la gráfica las personas que cometieron un delito en 2017 tienen educación básica (primaria y secundaria). De acuerdo con la ENIGH 2016, el salario de las personas con este nivel de instrucción es de $3 669 y $4 060 en promedio respectivamente, lo que equivale a la compra de 1.5 veces la canasta básica (alimentaria más no alimentaria). Esto nos indicaría que la violencia, y por lo tanto la privación de libertad, viene ligado al nivel de salario y el educativo de las personas.

El Dr. Henio Millán-Valenzuela y el Dr. Eduardo Pérez-Archundia realizaron un estudio empírico llamado Educación, pobreza y delincuencia: ¿nexos de la violencia en México? En el que se investiga el efecto del nivel económico y el educativo sobre la delincuencia. Sus conclusiones dan un cambio a lo que podríamos analizar en un primer instante en la gráfica. Encontraron que el efecto de la educación y la pobreza es indirecto sobre el nivel de delincuencia nacional. La relación de la educación y la violencia viene dada por la consecuencia del primero sobre el nivel de ingreso, a mayor estudios mayor nivel de ingreso y viceversa. La educación modifica el salario y este último el nivel de delincuencia. No obstante, la pobreza tiene una relación contraria con la violencia: un aumento de la pobreza genera una disminución en la delincuencia, mientras que una disminución provoca un aumento.

¿Por qué sucede esta relación?

Los investigadores responden a esta incógnita de la siguiente forma; la pobreza influye en la delincuencia siempre y cuando se tenga presencia de alguna modalidad de narcotráfico en la sociedad, si esto no sucede la influencia de la pobreza sobre la delincuencia es nula. Esto es porque las actividades de narcotráfico se realizan en las sociedades donde no hay pobres, contrario a lo que se puede pensar. Por ejemplo, el crimen ha proliferado en el norte y zona del pacifico central en el país haciendo aumentar la tasa de delitos contra la salud, pero en el sur-sureste la tasa es menor. Los investigadores mencionan que las causas que explican la violencia deben buscarse en otra parte y no en la pobreza o en la desigualdad de las oportunidades educativas.

Lo que no podemos dejar de lado es el aumento de jóvenes en el crimen, el olvidó de acciones que sean efectivas en la integración de ellos no sólo al mercado laboral, sino a una sociedad con redes que permitan el desenvolvimiento saludable de la vida. No poner encima de estas políticas el juego entre personajes que buscan dividir ya sea por medio de discursos o acciones (como todos los gobiernos que ha tenido México). La investigación de las causas de la violencia es un paso hacia la solución, solo falta que se lleve a cabo el manejo político adecuado.