Plan Integral de Desarrollo para Centroamérica.

Un proyecto ambicioso que busca integrar a México con sus vecinos del sur.


Alan González
28 de junio del 2019

Fotografía: Sitio Oficial Andrés Manuel López Obrador

En los ultimos años, México, Honduras, El Salvador y Guatemala han tratado de hacer despegar sus economías, sin embargo, no han tenido mucho éxito en sus esfuerzos. El común denominador del fracaso de estos países son los grandes problemas que han arrastrado a lo largo de su historia; desigualdad, pobreza, inseguridad y desempleo. Las modestas mejoras en productividad no se ven reflejadas en mejoras salariales, además sus tasas de crecimiento siguen siendo insuficientes para su demografía y la capacidad redistributiva es muy limitada, por lo tanto, ha derivado en un amplio rezago económico con respecto a algunos países de América Latina.

En suma, se puede explicar como un circulo vicioso, es decir, ante una pobre inversión física, un aumento de la violencia a falta de protección social y la interacción con otros problemas de largo plazo, como la desigualdad, la demandante demografía, la rápida urbanización, y la promesa del sueño americano, han terminado en un marcado aumento de los flujos migratorios, que en su mayoría han sido desordenados, peligrosos e ilegales.

El plan de la CEPAL, propone establecer una nueva relación para fortalecer los lazos en materia de cooperación, con el objetivo de lograr un nivel más alto de desarrollo y bienestar, profundizar en el tema de la migración para hacer de ésta, una opción libre y no una obligación para poder subsistir, así mismo, busca transitar hacia una economía ambientalmente sostenible, fortalecer el sistema fiscal para que se reduzcan la evasión de impuestos, incrementar el gasto social, facilitar el comercio entre los cuatro países, impulsar proyectos de infraestructura, garantizar el cumplimiento de los derechos humanos de todas las personas migrantes, refugiadas o solicitantes de asilo y construir sistemas robustos de protección social.

Por último, un proyecto de esta magnitud requiere de una inversión muy alta, equivalente al 25% del PIB de cada uno de los cuatro países involucrados y 10 mil millones de dólares anuales por una década, según Marcelo Ebrad. Si bien los esfuerzos mostrados por el Secretario de Relaciones Exteriores por incluir a Estados Unidos en el plan de desarrollo han sido notorios, no se ha logrado ningún avance. Sin embargo, el apoyo y aceptacion del resto del mundo ha sido positiva. Destaca la participación de Alemania y España como miembros de la Unión Europea y la ONU, mostrando el apoyo a este proyecto, por medio de recursos y propuestas de políticas públicas para incentivar el desarrollo económico y la creacion de empleos. Por ahora no queda más que aguardar anciosamente los resultados de este proyecto de gran embergadura.