¡¿Qué?! ¡¿Un diccionario de las patadas que los chavales dan al diccionario?! ¿¿¿A eso se dedican en clase???
¿Por qué un diccionario de palabros adolescentes?
Hay un momento, hacia el final de la jornada escolar, en que los chicos miran por la ventana pensando en todo lo que hay al otro lado. ¿Qué mejor idea que traer la lengua del parque al aula para equilibrar las cosas? Antes que nada, se trata acercar el habla callejera (streeter) a la escuela y la lengua académica al campo de juego. La lengua es un continuo y, aunque algunos contextos comunicativos estén sujetos a severos protocolos, otros que no lo están tanto parecen a veces compartimentos estancos, cuando para integrarlos sólo hay que abrir una puerta o mirar por la ventana: puede que jugar y aprender con las palabras sean la misma cosa si se da con la tecla adecuada.
Se trata de dedicar esos minutos finales a reflexionar sobre cómo se forman las palabras y qué tipos gramaticales hay. También de entender los (con)textos y los significados. Entender todas esas abreviaturas del diccionario. Y algunas cosas más.
¿Qué bases teóricas fundamentan Dicciojoven?
Hay quien opina que la lingüística y la enseñanza de la lengua deben acoger sólo modelos para un canon del buen hablar y el mejor escribir, pero no estamos tan seguros.
Desde el punto de vista académico, este glosario articula en un proyecto sencillo una introducción a la lingüística y una reflexión sobre los conceptos básicos de las ciencias del lenguaje, pero a la vez, dado el público al que principalmente se dirige (hablantes de entre 12 y 15 años) se trata de que no se note demasiado.
La lingüística descriptiva se limita a registrar actos de habla sin juzgar, mientras la prescriptiva ofrece un modelo de corrección en el uso de la lengua que casi nadie usa. De todos modos, una vez más: basta abrir una puerta para pasar del cómo se habla al cómo se habla mejor. Este es un registro descriptivista que pone mucho énfasis en la necesidad de hablar con adecuación a cada contexto. (Sirve también, si usted lo prefiere, para abroncar a los chicos por lo mal que hablan a veces y sentirse superior a ellos, pero no recomendamos tales actitudes).
Al describir las palabras del glosario, no basta con el significado, tenemos que estudiar sus formantes y su tipología morfológica (aquí sí, siguiendo la terminología de la RAE), pero también algunos aspectos de la sintaxis y, obviamente, mirar por la ventana del estudio de la comunicación y la pragmática del lenguaje, sin olvidar que nuestro punto de partida es la sociolingüística y nuestro objetivo la descripción neutral de los rasgos lingüísticos que caracterizan al sociolecto que hemos elegido.
Desde el punto de vista pedagógico, se trata de favorecer el aprendizaje por descubrimiento, partiendo de la zona de desarrollo próximo del alumnado y empleando recursos de la lexicología (diccionarios y glosarios) y mostrando algunas de las herramientas y procedimientos de la lingüística informática (webs y software de análisis lingüístico).
El producto toma su filosofía del llamado aprendizaje basado en proyectos (ABP) aunque adaptado a nuestras necesidades y recordando que no es algo tan nuevo como pretende vender el branding del edubusiness sino método surgido en el siglo XIX con J. Dewey y afinado después por pedagogos como Ferrer i Guardia, L. Milani, F. Giner de los Ríos o los MM.RR.PP. de hace unas décadas.
Evidentemente, se trata de distinguir entre una lengua como código (sistema de comunicación) y su uso concreto y en contexto. Pero también de fomentar las competencias comunicativas (competence) como habilidad para poder ejercer actos de habla (utterance) más ricos, variados y flexibles, lo que equivale a ampliar las posibilidades de aprendizaje y comunicación de las personas.
¿Qué objetivos educativos se persiguen entonces a través de Dicciojoven?
Partiendo de lo susoscrito, el objetivo central de este proyecto no es otro que favorecer un aprendizaje lúdico y reflexivo de los elementos de la morfosintaxis y el léxico de nuestra lengua (y de su contacto con otras) que permita al alumnado desarrollar una cierta autonomía personal en el manejo de las herramientas de aprendizaje lingüístico (gramáticas, ortografías, diccionarios, obras de referencia...) a la vez que se le introduce en el uso básico de plataformas de edición digital sencillas (google sites) y se fomenta el uso correcto de las tecnologías de la comunicación.
¿Para qué un glosario de este tipo?
Según cierto discurso didáctico actual, el alumno debe ser el protagonista de su aprendizaje. Suena rotundo y queda vistoso y bienintencionado. Luego casi nunca es así, y el discurso del propio alumnado ha de ser borrado del disco duro para proceder a la reescritura del canon académico en sus axones so pena de suspenso y marginación académica y tal vez social... Parece más interesante que aprenda a relacionar y a relacionarse, por eso aquí lo que se busca más bien es que el alumnado sea coprotagonista de una tarea y un juego colectivo, en el que, de paso que mejora su comunicación, aprenda el de protagonista pero también otros roles (no menos interesantes) mientras va creando y encontrando su propio papel en el mundo.
¿Qué mejor artilugio que la lengua, producto colectivo de generaciones de hablantes, para aprender a valorar tantas cosas? Comunicar significa poner en común, por ello la comunicación toca y abarca asuntos tan variados como el patrimonio cultural e intelectual, las artes de la palabra, la psicología o la reflexión científica y filosófica, pero también la educación vial o los juegos reunidos nos hablan de la importancia de una comunicación respetuosa, y rica.
Por todo ello, quizá el objetivo último del Dicciojoven sea apenas mostrar que jugar y aprender son acaso las actividades más importantes durante la adolescencia para poder después -y mientras- vivir en serio.