Taller: Análisis de decisiones basadas en el riesgo climático
La gestión del agua y el cambio climático en la cuenca del río Katari
Todas las fuentes de agua dulce que tenemos en la tierra forman parte de los recursos hídricos. Esto incluye ríos, lagos, aguas subterráneas y glaciares.
Los recursos hídricos son esenciales para nuestro acceso al agua potable, para el riego de nuestros cultivos, la generación de energía, y para el funcionamiento de los ecosistemas, que a su vez ofrecen servicios a la comunidad y al medio ambiente.
Una cuenca es un área definida por líneas divisorias de acuerdo a la forma de la superficie de la tierra. Esta funciona como un embudo, ya que toda el agua que cae de la lluvia, o que viene del deshielo, se junta en ríos y arroyos, o se infiltra a las aguas subterráneas y fluye hacia un mismo lugar, normalmente un cuerpo de agua. Por ejemplo, la cuenca del Río Katari descarga en el Lago Menor las aguas que se acumulan en ella.
Una cuenca está definida por el paisaje y las actividades que existen en esa área. La presencia de zonas urbanas, industria, agricultura, infraestructura, bosques, pastizales, entre muchos otros, va a tener una importante influencia en los recursos hídricos de esa cuenca.
La seguridad hídrica se refiere al acceso sostenible y confiable al agua en una cantidad y calidad adecuada para sostener el bienestar de la población, los medios de vida, el desarrollo socioeconómico, y preservar ecosistemas.
Hoy en día la seguridad hídrica en todo el mundo es un tema de preocupación, ya que las condiciones cambiantes del clima, el uso de tierras y la creciente población que aumenta la demanda hídrica, ponen en riesgo el acceso sostenible a los recursos hídricos.
La cuenca del Río Katari no está excenta de una creciente demanda hídrica, cambios o intensificación en las actividades humanas, y el cambio climático, que está afectando al ciclo del agua y posiblemente lo hará con mayor intensidad en el futuro.
El cambio climático se refiere a los cambios a largo plazo de las condiciones climáticas en la tierra, por ejemplo, las temperaturas aumentan, las épocas secas se vuelven mas extensas, o las lluvias son más intensas. La quema de combustibles fósiles genera emisiones de gases de efecto invernadero en la tierra, los cuales atrapan la energía del sol de manera en la cuál generan un desequilibrio, el cual provoca los cambios previamente mencionados.
Para la gestión de nuestras cuencas, y el estudio de la seguridad hídrica en ellas, estamos muy interesados en el ciclo del agua, ya que este, en conjunto con las actividades humanas que se desarrollan en la cuenca, definen el estado de nuestros recursos hídricos.
La precipitación es el proceso por el cual el agua se condensa y cae desde la atmósfera en forma de lluvia, nieve o granizo, hacia la superficie de la cuenca.
La infiltración es el proceso por el cual el agua que cae en la superficie se infiltra en el suelo. Esta puede quedarse retenida en las zonas más cercanas a la superficie, o puede infiltrarse todavía más, llegando a cursos de agua subterránea más profundos; esto se llama percolación.
La escorrentía es el proceso en el cual el agua que no se infiltra en los suelos fluye por la superficie hasta llegar a un curso de agua, ya sea un arroyo, río o lago.
La evaporación es el proceso en el cual el agua es transferida en forma de gas, desde los cuerpos de agua como lagos y océanos, hacia la atmósfera. Así mismo, la vegetación, que consume el agua que se encuentra en los suelos, la transpira a través de sus hojas, esta también se evapora y va hacia la atmósfera. Cuando se trata de una cuenca, estos dos procesos se analizan de manera combinada, y se denomina evapotranspiración.