Evaluación de necesidades individuales
índice de Masa Corporal (IMC)
Kilocalorías (Kcal)
Selección de alimentos
Planificación de comidas
Plan de alimentación diario
Para desarrollar un plan de alimentación adecuado y que se convierta en un hábito alimenticio, es crucial realizar una evaluación de las necesidades individuales. Este proceso tiene en cuenta una variedad de factores físicos, psicológicos y sociales que influyen en los hábitos alimenticios.
Se debe tomar en cuanta que es lo que se desea lograr (ganar peso, perder peso, mantenerse), también es necesario saber tu Tasa Metabólica Basal, la composición corporal y las condiciones de salud (si se padece de hipertensión, diabetes o alergias).
Es importante ser consciente de los hábitos alimenticios perjudiciales que pueden surgir por causas emocionales, como comer por estrés, ansiedad o aburrimiento. Incluso restringir ciertos alimentos de manera excesiva puede ser dañino y debe tomarse en cuenta. Tener una motivación clara es clave para mantener hábitos alimenticios saludables a largo plazo.
Las personas que nos rodean pueden influir significativamente en nuestros hábitos alimenticios. Además, la cultura y las tradiciones de nuestro entorno suelen ofrecer opciones que no siempre se alinean con nuestros objetivos nutricionales.
El índice de masa corporal (IMC) es una medida ampliamente utilizada en la Medicina para evaluar la adecuación del peso corporal de una persona en relación con su altura.
Se calcula dividiendo el peso del individuo en kilogramos entre el cuadrado de su altura en metros
IMC= Kg/m²
Interpretación de resultados
Los rangos definidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS) son los siguientes:
Bajo peso: IMC menor de 18.5
Peso normal: IMC entre 18.5y 24.9
Sobrepeso: IMC entre 25 y 29.9
Obesidad leve (tipo 1): IMC entre 30 y 34.99
Obesidad media (tipo 2): IMC entre 35 y 39.99
Obesidad mórbida (tipo 3): IMC a partir de 40
La Organización Mundial de la Salud establece un cálculo genérico entre 1 600 y 2000 kilocalorías al día para las mujeres, y entre 2000 y 2500 para los hombres.
Para conocer la necesidad energética individual, es necesario tener en cuenta 2 factores: la tasa de metabolismo basal y la actividad física.
El metabolismo basal hace referencia al número de calorías que se gastan en funciones fisiológicas como respirar, comer, dormir
Debido a que durante el día estamos activos, la TMB debe ajustarse considerando el estilo de vida y factores como el nivel de actividad física
La Fórmula de Harris-Benedict permite calcular con precisión la cantidad de kilocalorías que debes consumir al día según tu peso:
Mujeres: [65 + (9,6 × peso en kg)] + [(1,8 × altura en cm) - (4,7 × edad)] × Factor actividad
Hombres: [66 + (13,7 × peso en kg)] + [(5 × altura en cm) - (6,8 × edad)] × Factor actividad
Factor actividad
1,2 para personas sedentarias
1,375 para personas con poca actividad física (1 a 3 veces por semana)
1,55 para individuos que realizan actividad moderada (3 a 5 veces por semana)
1,725 para personas que hacen actividad intensa (6 a 7 veces por semana)
1,9 para atletas profesionales (entrenamientos de más de 4 horas diarias)
Para conocer la cantidad de porciones recomendadas de cada alimento que debes consumir y las kilocalorías por porción, revisa la Guía de Alimentos. ¡Encuentra toda la información que necesitas!
La selección de alimentos es uno de los elementos fundamentales para seguir un hábito alimenticio saludable y sostenible. Para ello, es necesario adoptar un enfoque que se adequie a las necesidades específicas de cada persona, sus gustos y preferencias.
Además, debe estar basada en la correcta distribución de los alimentos, teniendo en cuenta las proporciones recomendadas por las guías alimentarias.
Verduras y frutas: 50-60% del total de la dieta, priorizando los alimentos frescos y de temporada.
Cereales y tubérculos: 25-30%, preferentemente integrales (arroz integral, pan integral, avena).
Proteínas: 15-20%, eligiendo proteínas magras (pollo, pescado, legumbres) y proteínas vegetales.
Grasas saludables: Un 20-30%, con especial énfasis en las fuentes insaturadas como el aceite de oliva, aguacates y frutos secos.
Basado en el Perfil Nutricional previo se puede hacer una elección de que alimentos son necesarios para cumplir la meta establecida, por ejemplo, si se quiere bajar de peso se recomiendan alimentos ricos en fibra como frutas, verduras, consumir proteinas magras presentes en el pescado y las legumbres, etc. Si se quiere ganar peso la ingesta de proteinas es lo mas recomendable, alimentos como el huevo, la carne, los granos y las grasas saludables ayudan a un aumento de masa muscular de manera saludable.
A su vez si se quiere mantener el peso y masa actual lo mas recomendable es hacer una combinación de estos alimentos, priorizando el consumo de frutas y verduras.
Elaborar una buena planificación de comidas es clave para llevar una dieta equilibrada, ahorrar tiempo y dinero, y evitar decisiones impulsivas que pueden llevarte a comer de manera poco saludable.
Haz un inventario de lo que tienes
Revisa tu despensa y nevera: Antes de comprar nuevos alimentos, revisa lo que ya tienes en casa para evitar desperdicios. Esto también te ayudará a no comprar cosas que no necesitas.
Selecciona tus recetas
Variedad y equilibrio: Elige recetas que te gusten y que te permitan tener variedad durante la semana. Trata de incluir una fuente de proteína en cada comida (carne magra, pescado, huevos, legumbres, tofu, etc.), carbohidratos complejos (arroz integral, quinoa, patatas, avena) y grasas saludables (aguacate, aceite de oliva, frutos secos).
Además, elige comidas fáciles de preparar: Si tienes poco tiempo, selecciona recetas rápidas o que puedas hacer en grandes cantidades y comer durante varios días.
Planifica tus comidas semanales
Haz un menú semanal: planifica qué vas a comer cada día de la semana. Incluye desayuno, comida, cena y colaciones si las necesitas.
Organiza las comidas, si te parece complicado, puedes dividir el menú en categorías como:
Desayunos: Ejemplo: Avena con frutas y nueces, tostadas integrales con aguacate, yogur con granola y miel.
Almuerzos: Ejemplo: Ensalada de pollo, arroz con verduras, pasta integral con tomate y espinacas.
Cenas: Ejemplo: Sopa de lentejas, pescado al horno con batata, ensalada de atún.
Snacks: Ejemplo: Frutos secos, yogur, zanahorias baby con hummus.
Haz una lista de compras
Haz una lista de ingredientes: Basada en el menú semanal, haz una lista con todo lo que necesitas comprar. Divídelos por categorías (frutas, verduras, proteínas, lácteos, etc.) para facilitar la compra.
Compra con antelación: Si es posible, compra en grandes cantidades los alimentos que duran más, como arroz, pasta o congelados.
Pre-cocina: Si tienes tiempo, puedes preparar algunos ingredientes con antelación. Lava y corta las verduras, cocina algunos granos o proteínas y almacénalos en porciones para usarlos durante la semana.
Cocina en lotes: Preparar grandes cantidades de comida y dividirlas en porciones te ahorrará tiempo. Por ejemplo, puedes cocinar un gran tazón de arroz integral y usarlo en diferentes platos a lo largo de la semana.
Mantén la flexibilidad
Permite margen para cambios: Aunque tengas un menú planificado, deja espacio para cambios o para comer algo fuera del plan, ya sea por antojo o por eventos imprevistos. La flexibilidad te ayudará a no sentir que la planificación es una carga.
Evalúa y ajusta
Haz ajustes según lo que funcione: Al final de la semana, evalúa qué platos te gustaron más y cuáles fueron más fáciles de preparar. Haz ajustes en tu planificación para las siguientes semanas, mejorando lo que no funcionó.
Ahora que has aprendido sobre los grupos alimenticios, los beneficios de una alimentación balanceada, la interpretación de etiquetas nutricionales y las técnicas de preparación adecuadas, ¡es momento de poner en práctica tus conocimientos!
Haz clic en el siguiente enlace para descargar una plantilla que te permitirá diseñar tu propio plan de alimentación diario. Esta herramienta te permitirá organizar tus comidas de manera equilibrada, asegurando que incluyan todos los nutrientes necesarios para mantener un estilo de vida saludable.
Recuerda que una buena planificación es clave para lograr tus objetivos de alimentación saludable y bienestar. ¡Manos a la obra!