Documental en el que se visibilizan las amenazas a las que se enfrentan las aguas del Valle del Guadalhorce, concretamente el Río Pereilas, y se conciencia sobre las acciones con las que es posible enfrentar estas amenazas desde la perspectiva del Desarrollo Sostenible.
El Valle del Guadalhorce cuenta con una excepcional riqueza que son sus aguas, es decir, sus acuíferos, sus manantiales, sus ríos y arroyos que riegan las tierras llevando la vida a cada rincón de este hermoso valle de la provincia de Málaga. Esta riqueza hemos podido comprobarla en el documental “El Acuífero de Coín” (Briales, Enríquez-Llagas y Sánchez-Urbano, 2021), el cual está basado en la tesis doctoral de Bartolomé Andreo Navarro sobre el estudio hidrogeológico de los mármoles apujárrides de las Sierras Blanca y Mijas de Málaga. Además, esta riqueza está de manifiesto en cada uno de los municipios de la provincia de Málaga, ya que cada uno tiene su propia fuente de agua, siendo el Valle del Guadalhorce considerado una comarca en la que cada pueblo es como un “pozo” debido al suministro hídrico de sus aguas subterráneas, es decir, sus acuíferos (Lillo y Guzmán, 2008).
Esta zona tiene una enorme riqueza natural, la cual queda patente en su asombrosa biodiversidad y en los numerosos servicios ecológicos que presta (Junta de Andalucía, 2015). Sin embargo, el crecimiento descontrolado de la población y la explotación sin límites de los recursos naturales están provocando la sobreexplotación y contaminación de los ríos y acuíferos de esta región, y en consecuencia, la destrucción de sus hábitats fluviales. Entre las amenazas concretas que más en peligro están colocando a las aguas del Valle encontramos las numerosas canteras de la zona (Jiménez, 2020), el cultivo de frutos tropicales como el aguacate (Sánchez, 2020), los vertidos de aguas residuales (J.C., 2010; Cano y Frías, 2019), la construcción de megaplantas solares (“Valle Natural Río Grande”, s.f.) e incluso los efectos del cambio climático (UMA, 2021). Véase el siguiente enlace para acceder a los titulares de noticias que ratifican estas amenazas.
A las amenazas existentes se les añade el problema de que las Zonas de Especial Conservación (ZEC) que protegen estos ríos no alcanzan zonas vitales de algunos de estos ríos como son las cabeceras del Río Pereilas y Río Grande (Junta de Andalucía, s.f.). Debido a esto, muchas de las actividades más dañinas como son las canteras y la agricultura de aguacates tienen vía libre para desarrollarse desmedidamente en estas zonas afectando desde esas partes de los ríos a todo el recorrido de sus cauces.
Frente a esto, encontramos la presión negacionista de estas amenazas por parte de los numerosos intereses económicos de aquellas actividades que amenazan las aguas del Valle del Guadalhorce. Aunque la mayor parte de los beneficios se concentran en unas pocas manos de grandes propietarios e inversores (empresas canteras, megaplantas solares, latifundios de aguacates) también se encuentran cercanos al punto de vista negacionista de muchos pequeños agricultores que generan unos ingresos adicionales mediante el cultivo de frutos de aguacates y muchos trabajadores de estas actividades que no ven factible la sustitución de las actividades más dañinas por otras más respetuosas con el medio ambiente y que, a su vez, sean capaces de generar un volumen similar de puestos de trabajo.