Lobo Ibérico


UNA ESPECIE SINGULAR

El lobo ibérico (Canis lupus signatus) es una especie clave e imprescindible en nuestros ecosistemas, un gran depredador, insustituible como regulador ecológico.

Contrariamente a lo que se pudiera esperar, debido a la importancia que tiene su conservación por lo anteriormente expuesto, se le mata de forma sistemática, incluso llevándolo al total exterminio en algunas regiones españolas.

El río Duero es la barrera física que lo separa de la protección estricta. Al norte, la situación no es próspera y es prácticamente inexistente en algunas comunidades donde es perseguido.

Al sur, donde está legalmente protegido, sigue intentando recolonizar su antiguo territorio de forma infructuosa, debido sobre todo al furtivismo y a la degradación del hábitat.


LA FALTA DE RIGOR EN LA GESTIÓN DEL LOBO IBÉRICO

El lobo ibérico está herido de muerte y son varios los factores que propician esta preocupante situación. Entre ellos, el limbo normativo al que está sometida la especie, junto con la absoluta desidia y complicidad por parte de las Administraciones, que lo ven como un problema o una oportunidad para ganar votos o dinero.

Nuestro país incurre en la ilegalidad cuando da permisos para matar lobos bajo el río Duero, donde está estrictamente protegido, incumpliendo así la Directiva Hábitats de 1992, ya que no existe un estado de conservación favorable de la especie.

Tampoco se han realizado estudios a largo plazo sobre cómo afecta a la especie esas muertes. Ni siquiera se exige al sector primario medidas de protección, ni se intenta por parte de la Administración, efectuar actuaciones que puedan solucionar el problema antes de adoptar la decisión más drástica: matarlo.


DATOS FALSEADOS. INEXISTENCIA DE CENSOS INDEPENDIENTES

Por otra parte, hay que recalcar que el lobo no se expande desmesuradamente. Lo dicen los propios datos oficiales. Según los censos nacionales de los años 1986/88 y 2014/16 las manadas solo aumentaron en tres grupos (294 a 297).

Son por tanto también preocupantes los censos inflados, realizados por sociedades mercantiles contratadas por las administraciones para justificar la caza del lobo mediante un sistema de cupos al norte del río Duero.

Censos basados en un sobreestimado número de lobos por manada, que no tienen en cuenta ni la época en la que se realizan, (reproductora), ni la mortalidad de los cachorros.

No se sabe qué animal están matando, qué lugar ocupa en el orden jerárquico del grupo, o si su carga genética es valiosa para la supervivencia de la especie. Las muertes son indiscriminadas e irracionales, y no suelen solucionar nada, en todo caso empeoran la situación.


LOS CONFLICTOS SIN VOLUNTAD DE RESOLVER

El lobo es un negocio. Una "cabeza de turco" sobre la que giran muchos intereses económicos. Ni siquiera está a salvo en los Parques Nacionales.

El Parque Nacional Picos de Europa es el único en el que el lobo está presente. Pero en vez de ser un orgullo para las tres comunidades que lo conforman, incomprensiblemente acuerdan su muerte.

En un Parque Nacional, creado para preservar su fauna y flora, en definitiva su biodiversidad, no es admisible que la actividad humana prevalezca, sin medidas de protección, perros que vigilen, pastoreo y custodia del ganado ni siquiera en los partos de los animales, o sin recogida nocturna.


UNA ADECUADA GESTIÓN

Son imprescindibles las medidas de prevención en cualquier zona en la que el lobo esté presente, así como una adecuada gestión de la carga ganadera y resto de actividades humanas, que posibiliten la existencia de densidades adecuadas de ungulados silvestres para el sostenimiento de los depredadores, según indican la Directiva de Hábitats y sus anexos, de cumplimiento obligatorio para los estados miembros de la Unión Europea.

Por causa de la nefasta gestión de la conservación del lobo ibérico en nuestro país sin ninguna base científica que la sostenga, la importancia ecológica de este gran carnívoro, y su presencia en nuestra área de estudio, pensamos que esta especie merece una especial atención y defensa. Centraremos gran parte de nuestros esfuerzos en trabajar para su supervivencia y protección.



Foto de portada: Igor Altuna