Y pensé: será suficiente con que “los veamos”, para que al momento se derrumbe la muralla que nos separa de ellos; será suficiente con que “los veamos”, para que, al modo de Jesús, nos compadezcamos de ellos, y acudamos a remediar la necesidad que los destruye. Pero no es así. El mundo se ha vuelto un camino  por el que transitan soledades que parecen ajenas a la empatía y la compasión. De ahí que:

"Al mundo de los emigrantes pobres, me voy a acercar desde los ojos de la Iglesia de Tánger, y lo voy a hacer con un documento del año 2014 –“Con Cristo en la frontera”-, un documento del año 2016 –“Llamados a ser evangelio para los pobres”-, y una Declaración de todas las instituciones de la Iglesia de Tánger, del año 2013 –“Declaración sobre migraciones y fronteras del sur de Europa”-.