En 2017 contábamos cómo Essential seguía liderando la carrera por el móvil sin marcos pese al empuje de los iPhone X, Galaxy S8 y compañía. Entonces lo hacía gracias a un terminal cuya pantalla ocupaba el 84% de su superficie frontal.
El tiempo vuela, y hoy ese porcentaje suena a gama media. Durante este año y medio, esta carrera por reducir el bisel hasta el extremo se ha acentuado. Los teléfonos, que no hace tanto daban pie a diseños extremadamente creativos con Nokia como máximo exponente, ya se han convertido en rectángulos de cristal y poco más. Como Eva en Los Serrano, nos hemos quedado sin marcos.
Como decíamos, esto ha sido una carrera de fondo, acentuada desde 2017 pero que fue cociéndose poco a poco, con puntos de inflexión como la llegada del iPhone en 2007, que sorprendió precisamente por la gran superficie que ocupaba la pantalla. Visto en 2019, ese panel de 3,5 pulgadas y con un 52% de ocupación del frontal nos parece tan lejano que nos hace sentir tan viejos como descubrirnos un par de nuevas canas de una tacada.
En esta gráfica se puede apreciar esa evolución. Cada punto verde corresponde a cada uno de los 7.665 teléfonos presentados desde 2002 hasta la actualidad. La evolución cronológica no es regular: se presentaron muchos más teléfonos desde 2011 hasta 2017, cuando el ritmo empezó a bajar.
En cualquier caso, nos deja ver tres conclusiones claras: