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Los antibióticos han transformado la práctica de la medicina, haciendo que las infecciones que alguna vez fueron letales sean fácilmente tratables y logrando otros avances médicos, como la quimioterapia contra el cáncer y los trasplantes de órganos fueran posibles. 

El inicio oportuno de antibióticos para tratar infecciones reduce la morbilidad y salva vidas, por ejemplo, en casos de la sepsis. Sin embargo, alrededor del 30 % de todos los antibióticos recetados en los hospitales de cuidados intensivos de EE. UU. son innecesarios o no son óptimos. Como todos los medicamentos, los antibióticos tienen efectos adversos graves, que ocurren en aproximadamente en el 20 % de los pacientes hospitalizados que los reciben.Los pacientes que se exponen innecesariamente a los antibióticos corren el riesgo de sufrir estos eventos adversos sin ningún beneficio. 

El mal uso de los antibióticos también ha contribuido a la resistencia a los antibióticos, una grave amenaza para la salud pública. El uso indebido de antibióticos puede afectar negativamente la salud de los pacientes que ni siquiera están expuestos a ellos a través de la propagación de organismos resistentes como Clostridioides difficile (C. difficile).

Optimizar el uso de antibióticos es fundamental para tratar eficazmente las infecciones, proteger a los pacientes de los daños causados por el uso innecesario de antibióticos y combatir la resistencia a los antibióticos. Los programas de administración de antibióticos pueden ayudar a los médicos a mejorar los resultados clínicos y minimizar los daños al mejorar la prescripción de antibióticos. Los programas de administración de antibióticos en hospitales pueden aumentar las tasas de curación de infecciones y reducir:

• Fracasos del tratamiento

• Infecciones por C. difficile

• Efectos adversos

• Resistencia antibiótica

• Costos hospitalarios y duración de la estadía