Hoy vi un pequeño video que decía lo que sigue (parafraseo):
Creo que tiene razón, pues pienso que invita a una gran reflexión basada en la idea de que para enfrentar circunstancias de ansiedad, depresión, salud, sobre todo salud, es necesario pensar en el tipo de ejercitamiento físico y mental que estamos haciendo.
Ya sabemos que el yoga tiene muchísimos beneficios para estos fines, pero la pregunta es ¿qué tipo de yoga? El video invita a buscar tipos de yoga que integran la meditación y la respiración con el movimiento corporal (posturas) porque necesitamos activar nuestro sistema parasimpático, aquel que se encarga de darnos tranquilidad y relajación -cosas que se necesitan en este momento. ¡No podría estar más de acuerdo con eso!
Es un buen momento para distinguir los tipos de yoga que se enfocan en el movimiento físico, en el reto y en vigorizar nuestro cuerpo... Nada de esto está mal. En lo personal, amo los retos y las clases que me mueven y me hacen sudar. Pero habría que distinguirlos con el fin de que cumplan los fines que estamos buscando cuando los hacemos. Por eso la pregunta sería también: ¿para qué hacemos yoga en este momento? Si lo que queremos es relajarnos, lo mejor sería buscar clases que se enfoquen en la respiración y la meditación. Eso no quiere decir hacer clases para “abuelita”, como diría una amiga muy cercana, sino clases cuyo objetivo sea ese.
En este mundo contemporáneo, hay tantos tipos de yoga como hombres y mujeres creativos. Últimamente, ahondado en mi práctica personal, he llegado a la conclusión (una de tantas) de que el yoga [Hatha yoga, ese que hacemos desde hace muchos, muchos años] siempre debería mantener los ingredientes básicos: postura, respiración, candados energéticos (bandhas), puntos de enfoque (dristis) y meditación. Al final de cuentas, estemos conscientes o no cuando practicamos esta disciplina, el objetivo último es la liberación (liberarnos de una mente llena turbulenta, liberarnos de sentimientos opresivos, liberarnos de formas de conducta negativas, etc, etc.) En el ínter, sentimos algunos frutos de nuestro esfuerzo y dedicación, más o menos tranquilidad, más o menos serenidad, más o menos bienestar.
Mi reflexión quiere invitarte a pensar en esto: ¿para que haces yoga hoy? Si tu práctica coincide con tus objetivos, ¡ya estás! Si no, es buen momento de analizar y encontrar aquella práctica que te haga sentir bien.
Hoy, en tiempos del "bicho insolente", una práctica que estimule nuestra circulación, nuestra respiración, nuestro sistema parasimpático, nuestra atención, nuestra concentración, nos hará pasar el bache más tranquilos, más fuertes.
Gracias por leerme.
Shanti om