HISTORIA DE MIGUEL ANGEL
La estructura de mi familia incluye a los abuelos maternos, mi hijo Miguel Angel y yo (mamá Yeysel). Somos de Macaray, Venezuela.
Estando en el hospital, todo comenzó cuando note que mi bebé evacuaba de manera inusual, informé al pediatra de turno, y nos dijeron que debía quedarse internado y ser operado. En ese momento, experimenté sentimientos de tristeza, impotencia y confusión al tratar de asimilar la escasa información proporcionada y al investigar para comprender mejor la situación. En ese momento, al segundo día de nacer, a Miguel Ángel le diagnostican malformación anorrectal con fístula recto perineal.
Después del diagnóstico, honestamente no siento que nuestra vida haya cambiado de manera drástica. Aunque no esperábamos la malformación de nuestro hijo, la hemos normalizado al punto de que la única diferencia notable para mí es la frecuencia de cambio de pañales y los procedimientos hospitalarios. Llevamos una vida normal.
Los principales desafíos que enfrentamos fueron la falta de información y, emocionalmente, me afectaron más las situaciones ajenas a la condición de mi bebé que la propia.
Siempre he contado con la presencia y apoyo de mis padres pero la verdad siempre he salido adelante sola con mi bebe en TODAS las situaciones.
Hemos experimentado logros significativos durante el proceso, especialmente en la recuperación de mi hijo en cada cirugía. Esta experiencia nos ha hecho crecer como individuos, aprendiendo a ver la vida desde una perspectiva diferente y a comprender mejor a nuestros padres, entre otros aspectos.
Mi consejo para quienes atraviesan una situación similar es centrarse en el presente y no preocuparse tanto por el futuro. En cuanto a nuestras esperanzas y metas futuras, deseamos mantener la felicidad, la unión y la empatía en nuestra familia, confiando en que nuestro hijo tendrá un futuro grandioso.