HISTORIA DE ALONDRA
Mi familia está compuesta por tres personas. Somos de Piura, Perú. Mi hija, Alondra, de 1 año, nació con malformación anorrectal. Le diagnosticaron ano imperforado desde su nacimiento.
Cuando descubrí la condición de mi hija al nacer, me sentí abrumada y culpable. Sin embargo, mi fe en Dios me ha ayudado a aceptar la situación y confiar en que todo saldrá bien.
Después del diagnóstico, mi vida cambió por completo al tener que estar siempre presente para cuidar de ella, informarme sobre su condición y llevarla a chequeos médicos regularmente.
Nos enfrentamos a desafíos financieros al no poder costear las bolsitas de colostomía, por lo que opté por utilizar pañales de tela. Esto me causó angustia y desesperación, especialmente cuando mi hija comenzó a enfermarse a los 8 meses de edad.
Lamentablemente, no tuvimos apoyo emocional ni práctico de familiares, amigos o profesionales en esta difícil etapa.
Actualmente, gracias al apoyo de la comunidad AMAR, hemos logrado momentos destacados y avances significativos en el proceso de tratamiento de Alondra. Su orientación y consejos nos han dado fuerza y motivación para seguir adelante.
Esta experiencia nos ha enseñado muchas cosas y nos ha hecho crecer y cambiar como personas. Hemos aprendido a ser más fuertes y resilientes ante las adversidades.
Nuestro consejo para aquellos que enfrentan una situación similar es informarse sobre la condición de sus seres queridos para garantizarles una mejor calidad de vida durante el tratamiento y las cirugías.
Nuestras esperanzas y metas para el futuro de nuestra familia se centran en la pronta recuperación y bienestar de mi hija, deseando que no tenga que someterse a más cirugías.