Precisos. Objetivos, sin ambigüedad.
Ordenados. Presentan una secuencia clara y precisa para poder llegar a la solución.
Finitos. Contienen un número determinado de pasos.
Concretos. Ofrecen una solución determinada para la situación o problema planteados.
Definidos. El mismo algoritmo debe dar el mismo resultado al recibir la misma entrada.