Dios siempre contesta tu oración. A veces con un “sí” inmediato, otras con un “no” y muchas veces con un “espera.” Dios tiene el poder de cambiar tu situación en un dos por tres, pero le interesa más el refinamiento del proceso en donde tú misma(o) aprenderás la lección a tu propio ritmo de aprendizaje. Por ejemplo, Dios no sacó a Daniel del foso de leones, o a los varones del ¡horno de fuego! En vez de sacarlos, Dios mismo se metió en medio de la prueba de fuego. Dios nunca te va a abandonar y mucho menos lo hará en cuanto a tu oración. Dios desea darte más de lo que tú le pides pero depende de que tú estés listo para recibirlo, cuidarlo y poder compartirlo con otros quienes pasan por tu misma situación. Nuestro Dios es un Dios perfecto y sublime. ¡Confía en El! Él te conoce mejor que tú misma (o). Antes de que le pidas algo, Él ya sabe lo que vas a pedir pero le gusta escucharte hablar. Te animo a que desarrolles una relación con Dios, y que dejes que Él te hable. Pronto verás que Él siempre te está guiando como un buen padre.

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