Breve historia de los marcapáginas

El contenido de este apartado se basa en la obra GATTA, M. (2020). Breve historia del marcapáginas. Fórcola.

Un poco de historia

La mayoría de nosotros no concebimos la lectura de un libro sin tener a mano un marcapáginas, sea del tipo que sea. Este objeto que nos acompaña en la lectura, sea analógica o digital, no tiene un origen claro. Según Gatta hay pocos datos históricos sobre ello, si bien ya en la Antigüedad podrían haberse usado como demuestra el descubrimiento de un marcapáginas de cuero en un pergamino datado en el siglo VI.

Tendrían que pasar muchos siglos para encontrar el primer testimonio del uso de un marcapáginas. Según recoge el autor, basándose en Arthur W. Coysh, es Christopher Barker, impresor de la reina Isabel I de Inglaterra e Irlanda, quien comienza a introducir el uso de cintas de seda cosidas en la cabezada de los libros a modo de marcapáginas. Esta idea, quizá, la toma de los misales del siglo XIV o, incluso, de los scriptorium medievales donde se solían señalar las páginas de los libros que se copiaban.

Entre ambas épocas, Gatta habla de un marcapáginas simbólico, las conocidas manecillas que encontramos en numerosos documentos históricos, sobre todo en España, que señalaban un pasaje o fragmento destacable del texto. Esta ilustración marginal facilitaría la lectura e indicaría al lector futuro aquellos aspectos que no deberían pasar desapercibidos. Un uso semejante al que hacemos muchos actualmente con las banderitas señalizadoras cuando queremos remarcar o señalar algo que nos llama la atención o, simplemente, indicar dónde se encuentra una cita que hemos subrayado o comentado.

Manecilla parcial marginal en un documento del Archivo de la Catedral de Salamanca


A partir de aquí, Gatta, siguiendo a los estudiosos ingleses, expone cuatro épocas en la historia del marcapáginas: Ribbon (cinta), de 1850-1880; Victorian Advertising, 1880-1091; Pre-World War, 1901-1914; y, finalmente, Publicity and Grettings, desde 1914. Sin embargo, esta división, como se puede comprobar a partir de las líneas anteriores, contrasta con la Historia. No solo por los descubrimientos que se han realizado de marcapáginas auténticos, sino también porque el propio Arte, a través de sus cuadros, nos muestra en numerosos retratos desde el siglo XV este objeto junto a los libros y las personas que se encuentran en las pinturas. Incluso, un inglés como Christopher Barker, ya los utilizó en sus obras para la reina Isabel I, como se ha visto.

Retrato de Giovanni Benedetto Caravaggi (1521-1522), Giovanni Cariani. Accademia Carrara, Bérgamo

Marcapáginas actuales

En el primer apartado, ya se indicó que el uso de cintas cosidas a las cabezadas de los libros empezó a ser una constante a partir del siglo XIV. Será ya en el siglo XIX cuando esta tradición, aún presente en muchas ediciones actuales de libros, tanto profanos como litúrgicos, comience a ser sustituida por los marcapáginas en papel (y otros materiales como metal, madera, plástico...). Gatta establece para esta nueva forma tres categorías:

  • Marcapáginas pequeños, de forma regular y con ilustraciones por ambas caras. Pueden estar acompañados por una pequeña cinta.

  • Marcapáginas estrechos, en forma de tira y fabricados a partir de diversos materiales. Suelen estar ornamentados por una única cara.

  • Marcapáginas publicitarios, cuyo época de esplendor comenzará a partir de los años treinta del siglo pasado. Sus caras sirven como elemento publicitario donde se anuncian productos y empresas.

Gatta también nombra muchas de las exposiciones que se han llevado a cabo, sobre todo en Italia, con este objeto como elemento central: 5x20 Cinqueperventi. Prima rassegna del segnalibro d'artista, celebrada en Ferrara en 2002 y que tiene continuación en la Segnalibro d'Arista que tuvo su última edición el pasado año; Il segno, de Agnese Tonelli, que tuvo lugar en Venecia o la "Tra le pagine". Il segnalibro: Dal nastrino di seta colorato al design, que se celebró en Turín. Además de estas, se encuentra la colección del Lesezeichen Museum, en Alemania, o las de carácter privado, como la pequeña exposición que se encuentra en el apartado Colección de esta página o en la de la International Friends of Boormarks.

E-bookmarks y pósits

La irrupción de Internet, a priori un elemento alejado del mundo de los marcapáginas, no ha hecho más que remarcar la importancia de este objeto. Ya no solo los encontramos en los libros físicos, en papel, sino que nos acompañan en múltiples versiones: en los marcadores (bookmarks) de los navegadores a modo de recordatorio de aquellas páginas que queremos recuperar de una forma rápida; en los marcadores de nuestras lecturas de libros electrónicos, ya se haga a través de la nube, en un software específico o en un dispositivo como un e-reader; en las pestañas fijadas en nuestros navegadores, como si de manecillas medievales se trataran, etc.

Marcadores en un libro electrónico

Fuentes para profundizar en el mundo de los marcapáginas y su historia