Las TAC son producto del uso de las TIC con propósitos formativos. Su interactividad permite a los estudiantes/participantes ser protagonistas de su proceso de aprendizaje mediante el uso didáctico de la tecnología digital. Asimismo, la interconectividad facilita la integración de múltiples recursos de aprendizaje que trascienden las barreras de tiempo y espacio. Las TAC favorecen, además, el aprendizaje autónomo porque el estudiante puede ajustar su ritmo y estilos de aprendizaje.
Sin embargo, para que su implementación derive en un aprendizaje significativo, deben considerarse aspectos como las competencias digitales, el diseño instruccional y los objetivos de aprendizaje.
La educación del siglo XXI requiere que los docentes desarrollen competencias que les permitan evaluarse con respecto a sus conocimientos sobre el uso e implementación de las Tecnologías de Información y Comunicación, y que al mismo tiempo puedan determinar cómo aplicarlas a la gestión del aprendizaje (TAC). Entre estas competencias se encuentran:
Gestión de la información: conocimiento, manejo y selección de motores de búsqueda, curación de los contenidos, transformación de la información en conocimiento.
Habilidades de comunicación: conocimiento de los recursos digitales disponibles y utilización de los espacios de participación y colaboración más adecuados, considerando la ética digital.
Habilidades para la creación de contenidos: conocer los diversos formatos (imagen, texto, voz)
Conocimientos sobre ciberseguridad: protección y seguridad de los datos, conocimiento de los riesgos como la adicción a las redes, estrategias para evitarlos.
Antes de defininir el concepto, en el siguiente video te presentamos qué NO es diseño instruccional:
Después de ver este video, algo que queda claro es que el diseño instruccional no es un evento improvisado, sino que requiere de un proceso sistemático, planificado y estructurado para elaborar un evento de enseñanza.
Sirve como guía para establecer: objetivos de aprendizaje, modalidad, actividades, recursos, y evaluación, entre otros aspectos, orientados a satisfacer una necesidad de aprendizaje.
El diseño de instrucción consiste en planificar una experiencia de aprendizaje con un propósito.
Unas de las metodologías que nos permite situar el nivel de aprendizaje de los estudiantes o participantes de una experiencia educativa es la Taxonomía de de Objetivos Educacionales, mejor conocida como la Taxonomía de Bloom.
En la infografía interactiva podrás conocer más detalles acerca de esta metodología, tales como los niveles de aprendizaje, las actividades, y su utilización en entornos digitales.
La taxonomía de Bloom sirvió como base para el desarrollo de otro recurso que puede utilizarse tanto para los entornos análogos como digitales de aprendizaje: la rueda pedagógica
Allan Carrington desarrolló este esquema para representar la Taxonomía de Bloom. Este gráfico es una herramienta útil al momento de seleccionar las herramientas y recursos resularían adecuados para desarrollar un evento de instrucción, tomando como base los objetivos de aprendizaje que se desean alcanzar.
En la era de la educación a distancia, esta rueda se ha ido actualizando para adaptar las estrategias y actividades de aprendizaje a los recursos y tecnologías emergentes.
Referencias
Cabero Almenara, J. (2015). Reflexiones educativas sobre las Tecnologías de la Información y la Comunicación. CEF, 1, 19-27
Valarezo Castro, J. W., & Santos Jiménez, O. C. (2019). Las Tecnologías del Aprendizaje y el Conocimiento en la formación docente. Revista Conrado, 15(68), 180-186.