ALFABETIZACIÓN INFORMACIONAL (ALFIN)

¿Qué es la alfabetización informacional?

«La alfabetización informacional es la capacidad de pensar de forma crítica y emitir opiniones razonadas sobre cualquier información que encontremos y utilicemos. Nos empodera, como ciudadanos y ciudadanas, para alcanzar y expresar puntos de vista informados y comprometernos plenamente con la sociedad. [...] La alfabetización informacional incluye un conjunto de habilidades y capacidades que todas las personas necesitamos para realizar tareas relacionadas con la información: por ejemplo, cómo descubrirla, acceder a ella, interpretarla, analizarla, gestionarla, crearla, comunicarla, almacenarla y compartirla. Pero es mucho más que eso: se refiere a la aplicación de las competencias, las cualidades y la confianza necesarias para utilizar la información de la mejor manera posible e interpretarla de forma juiciosa. Incluye el pensamiento crítico y la conciencia crítica, así como la comprensión de los aspectos tanto éticos como políticos relacionados con el uso de la información. La alfabetización informacional se refiere a la información en todas sus formas: no solo la información impresa, sino también los contenidos digitales, los datos, las imágenes y la palabra hablada. La alfabetización informacional se relaciona y se solapa con otras alfabetizaciones, que incluyen específicamente la alfabetización digital (digital literacy), la alfabetización académica (academic literacy) y la alfabetización mediática (media literacy). No es un concepto independiente, y se alía con otras áreas de conocimiento y comprensión» (CILIP, 2018). 


Texto completo: 

CILIP (2018). CILIP Definition of Information Literacy 2018. Traducción: Sales, Dora (2020). Definición de alfabetización informacional de CILIP, 2018. Anales de Documentación 23(1). https://doi.org/10.6018/analesdoc.373811


De hecho, en su actual definición de alfabetización (literacy), la UNESCO (2023, https://www.unesco.org/en/literacy/need-know) ya incide en la importancia del ámbito informacional: «Beyond its conventional concept as a set of reading, writing and counting skills, literacy is now understood as a means of identification, understanding, interpretation, creation, and communication in an increasingly digital, text-mediated, information-rich and fast-changing world». 

La clave es el pensamiento crítico


En la versión completa de la definición holística de CILIP (2018) queda claro que la alfabetización informacional (término acuñado por Paul Zurkowski en 1974, en inglés: information literacy) es vital y se ubica en cinco contextos esenciales (la vida cotidiana, la ciudadanía, la educación, el lugar de trabajo y la salud), y que el corazón de la alfabetización informacional es el pensamiento crítico. 

El aprendizaje permanente de la alfabetización informacional no solo es necesario en ámbitos educativos, sino que tiene un valor real y profundo para cualquiera que necesite y utilice la información, en cualquier circunstancia, para cualquier profesión y en todos los entornos vitales, es decir, para todo el mundo y a lo largo de toda la vida. 

El pensamiento crítico es necesario para ayudarnos a eliminar sesgos, prejuicios e información engañosa. Implica que adoptemos un papel activo, ético y responsable sobre la información que consumimos, compartimos y producimos. Una ciudadanía informada es una ciudadanía libre y comprometida con el rigor. 

La alfabetización informacional es imprescindible para el ejercicio de una ciudadanía crítica, que comprenda y asuma el valor de la información y la dignidad de todas las personas (para contrarrestar el machismo, el racismo, el capacitismo, la homofobia y la transfobia). Promueve una cultura informacional ética basada en valores de igualdad desde una aproximación responsable a la información en todos sus ámbitos (su consumo, gestión, creación y difusión). 

Ejercitar el pensamiento crítico es cada vez más necesario en nuestro mundo globalizado e hiperconectado, en el que crece el peligro de la posverdad. Este neologismo alude al hecho de que en la actualidad, con la emergencia de las redes sociales, los prejuicios subjetivos y las opiniones desinformadas han desafiado o reemplazado los hechos objetivos y el razonamiento científico. Posverdad es toda aquella información o afirmación en la que los datos objetivos tienen menos importancia para el público que las opiniones y emociones que suscita. Según el Diccionario de la Lengua Española de la RAE: Distorsión deliberada de una realidad, que manipula creencias y emociones con el fin de influir en la opinión pública y en actitudes sociales. 


El peligro de la infoxicación y la infodemia


Por el crecimiento imparable de las tecnologías de la información, corremos el peligro de la infoxicación (sobreabundancia de información). Esta sobreabundancia de información a veces es precisa aunque excesiva, provocando ruido documental. Pero muchas veces es información errónea o incluso malintencionada (desinformación). Si el propósito de esa mala intención va contra una persona o comunidad de manera explícita es información maliciosa (p.ej. discursos de odio). Es importante distinguir los siguientes conceptos:



En todo caso estos desórdenes informativos hacen difícil hallar fuentes fiables y seguras cuando se necesitan y pueden influir en nuestras opiniones e incluso en nuestras decisiones y actuaciones. 

En los últimos tiempos se considera que nos enfrentamos a una auténtica y peligrosa infodemia (Fundéu. https://www.fundeu.es/recomendacion/infodemia/)


Por todo esto, la necesidad de fomentar el pensamiento crítico es especialmente importante en los entornos digitales, en creciente expansión. Muchos enlaces y publicaciones son difundidas por cuentas automatizadas (bots), no por seres humanos. Estos bots, patrocinados por empresas o por partidos políticos, dependiendo de su propósito, difunden presuntas informaciones con intenciones concretas, para tratar de influirnos. 


Ante el ritmo creciente con el que se desarrolla la sociedad de la información, entramos y salimos de los espacios digitales de forma constante.  El filósofo Luciano Floridi (2011) ha conceptualizado la aparición de la infoesfera y alerta sobre la necesidad de impulsar la ética para vivir en esta sociedad crecientemente infoxicada. 


Ahora, más que nunca, es fundamental adquirir las competencias (suma de conocimientos, habilidades y valores) necesarias para navegar en un panorama informacional en rápida evolución y capacitarnos para aprender a consumir, utilizar, compartir y producir información siempre desde el pensamiento crítico y la responsabilidad ética. 

Haciéndolo podremos hacer frente al peligro de:


El peligro de los filtros burbuja


¿Qué es un filtro burbuja?  Es un término acuñado por el ciberactivista Eli Pariser (2011). De manera muy resumida, un filtro burbuja es el resultado de una búsqueda personalizada por la que el algoritmo de búsqueda en Internet selecciona la información que considera que a la usuaria o usuario le gustaría ver, basándose en información sobre esa persona (según elementos como su localización, su historial de búsquedas previas o los elementos en los que hizo clic en el pasado). Como resultado, puede apartar a las personas de la información no alineada con sus perspectivas y las aísla en burbujas ideológicas y culturales.  

Haz un pequeño experimento: busca exactamente lo mismo en Google (en la casilla general de búsqueda) con dos colegas, al mismo tiempo, desde vuestro ordenador personal, tablet o teléfono móvil, a ver qué diferencias surgen en los resultados, en el orden en que os aparecen… y reflexionad en torno a qué puede deberse. 

Safiya Umoja Noble (2018) habla de «algoritmos de opresión», pues los algoritmos reproducen estructuras de poder y sus sesgos son sobre todo machistas y racistas (Martínez y Matute 2020; Noble 2018), como demostró en su estudio sobre los sesgos de los algoritmos de búsqueda de Google.  


Por ello, no olvides la importancia de consultar en diversas fuentes, para obtener distintos puntos de vista y contrastarlos. De hecho, en relación con el poder que tiene la configuración algorítmica, hay que tener cuidado con lo que se ha denominado cámara de eco (echo chamber). En los medios de comunicación, una cámara de eco, o cámara de resonancia mediática, es la descripción metafórica de cómo cierta información, ideas o creencias pueden ser amplificadas por transmisión y repetición en un sistema «cerrado» donde las visiones distintas son censuradas o están minoritariamente representadas. El término procede de una analogía con la cámara de eco acústica, donde los sonidos reverberan. 


En la sección de Recursos de este portal encontrarás un vídeo donde Eli Pariser explica el concepto de filtro burbuja y pone ejemplos para entenderlo, así como otros vídeos cortos que pueden resultarte interesantes para reflexionar.


La configuración algorítmica de Internet puede aislarnos en burbujas, y, por ello, manipular tanto nuestras ideas como nuestros comportamientos. Seamos conscientes. Y preguntémonos de qué forma los buscadores y las apps utilizan nuestros datos, que acumulan de manera masiva cada vez que utilizamos nuestro teléfono móvil u ordenador personal. Puedes consultar algunas recomendaciones básicas sobre cómo proteger tu privacidad aquí:



Alfabetización informacional crítica


Este portal se alinea con la corriente de la alfabetización informacional crítica (critical information literacy, CIL). 


Desde el campo de estudios en Información y Documentación, la alfabetización informacional es la columna vertebral para una sociedad crítica e informada, promoviendo una cultura informacional ética basada en valores de igualdad desde una aproximación responsable a la información en todos sus ámbitos (su consumo, gestión, creación y difusión) (Sales, 2022b), siendo conscientes de que los sistemas de poder controlan la información y hemos de educarnos para contrarrestar ese control desde el pensamiento crítico. Estamos en la línea de la alfabetización informacional crítica (Accardi, Drabinski y Kumbier, 2010; Cuevas-Cerveró, Colmenero-Ruiz y Martínez-Ávila, 2023; Drabinski, 2016; Martínez-Ávila y Cuevas-Cerveró, 2022; Marsh, 2022), recordando el artículo fundacional de James Elmborg (2006), teniendo en cuenta que la alfabetización informacional crítica es «a theory and practice that considers the sociopolitical dimensions of information and production of knowledge, and critiques the ways in which systems of power shape the creation, distribution, and reception of information» (Drabinski y Tewell, 2019), y que, por tanto:


CIL is fundamentally concerned with how some forms of knowledge and not others are produced as true. Making knowledge is a political project, one that critical library educators seek to surface and make evident to all kinds of learners. It is crucial that librarians and other educators not attempt to avoid politics, but instead engage directly with the major issues of violence towards women, people of color, queer people, and other marginalized populations, and with the systems of power that sanction and endorse these acts of violence. Connecting that violence to forms of knowledge production, dissemination, and use will continue to be a focus for CIL practitioners and theorists (Drabinski y Tewell, 2019).


Por ello, es importante enfatizar también que la alfabetización informacional es esencial para educar a una sociedad en igualdad y, explícitamente, contra la desigualdad. Así, la perspectiva de género interseccional forma parte del enfoque holístico con el que desplegar la alfabetización informacional, como compromiso ineludible con la construcción de una ciudadanía informada, ética e igualitaria (Sales, 2022b). La perspectiva interseccional tiene en cuenta la existencia de diversos ejes de desigualdad (machismo, racismo, homofobia, transfobia…). Esta toma de conciencia supone, al tiempo, un alineamiento con los Objetivos 4 (educación de calidad) y 5 (igualdad de género) de Desarrollo Sostenible (ODS) señalados por Naciones Unidas en el marco de la Agenda 2030. De hecho, cabe recordar que la UNESCO (2015) relaciona la alfabetización mediática e informacional con el ODS 5 (igualdad de género), desde una perspectiva de género interseccional. 


Meta-alfabetización


Uno de los modelos recientes para abordar la educación en alfabetización informacional es la meta-alfabetización (metaliteracy), planteada por Trudi Jacobson y Tom Mackey desde 2011 (https://metaliteracy.org/). La meta-alfabetización asume una perspectiva múltiple, integrada (alfabetización informacional, digital, mediática…) y centra el énfasis en la necesidad de fomentar competencias informacionales para aprender a utilizar, producir y compartir información en entornos digitales participativos, de manera crítica, ética y autorreflexiva (Jacobson y Mackey, 2013, 2016; Jacobson, Mackey, O’Brien y Keiffert, 2020; Mackey y Jacobson, 2014; Sales, 2022a). 

La meta-alfabetización hace hincapié en la metacognición, es decir, el pensamiento crítico sobre el propio pensamiento, incidiendo en la necesidad de autorreflexionar constantemente en nuestros procesos de aprendizaje, tomando conciencia de nuestros propios prejuicios y sesgos en la interacción con la información. Y al tiempo destaca también la importancia del componente afectivo en el aprendizaje, para fomentar la implicación y la motivación, con el objetivo de prepararnos para afrontar paisajes informacionales complejos y cambiantes. 

Para saber más, quizás te interese leer cuáles son las metas y objetivos de aprendizaje que se propone la meta-alfabetización:


Enlaces de interés



Recursos bibliográficos