Iglesias y Ermitas de Torrecilla en Cameros

Web de José Ramón Francia Silva

Iglesia Parroquial de

San Martín

Breve historia de la Ermita de

San Pedro

En la conjunción de tres montañas y al noroeste de la Villa se encuentra esta Ermita de San Pedro, que consta de una nave rectangular adosada a un ábside circular. La nave está dividida en dos partes, una el cuerpo de la Ermita y a continuación la casa o vivienda, que en su parte inferior, con un arco grande, parece como si hubiera sido parte de un pequeño molino, en la antigüedad. El ábside es de sillarejo con una ventana en aspillera, en la parte sur; es bastante perfecto y está muy bien construido con unos arcos que sostienen una cúpula formada por diez nervios, que de forma irregular dibujan una original silueta.

Es un edificio básicamente renacentista, comenzado en el siglo XV y construido en el XVI, con una torre campanario del XVIII (1764). Unos pilares cilíndricos sostienen a las tres naves de que consta esta Iglesia.

Entrelazado de los nervios de la bóveda semiesférica.

Debido a esta forma circular, los expertos la encuadran dentro de las construcciones mozárabes del siglo X, que ha sido reconstruida posteriormente, y las primeras filas de piedras que se ven casi a simple vista, son las que permanecieron después de los primeros arreglos. Algunos piensan que en un principio pudo servir de cobijo para algunos que venían huyendo escondiéndose por estas tierras. La construcción actual parece del siglo XII, por la comparación con otras ermitas similares.

El principal retablo es plateresco con S. Martín y escenas de su vida. Tiene coro.

En diversos lugares de esta Web se comentan algunas imágenes de esta Iglesia.

Basílica de la Virgen de

Tómalos

El retablo es una pintura con el titular, San Pedro en el centro, San Silvestre Papa, a la izquierda y San Pablo a la derecha. En el frontón triangular de la parte superior del retablo está una pintura de la Virgen con el niño. En 1943 se adquirió una escultura de San Pedro Apóstol; hay otras dos más una de San Juan y otra, según se cree, de San Diego. En "La Ermita de San Pedro de Torrecilla de Cameros" de Cantera Orive, J., Berceo, 1944, 295-310, tenemos documentación para informarnos, juntamente con la poesía siguiente.

Arroyo que baja de la fuente que nace en las inmediaciones de la Ermita. Poesía de finales del XVI.

Poesía a la Fuente de San Pedro (clicar)


San Pedro posesión de Santa María la Real de Nájera

En 1177 el rey Alfonso VIII confirma sus donaciones a Santa Mª La Real de Nájera y cita a “San Pedro de Torrecilla con la misma Villa y a toda su jurisdicción” (Cantera Orive, J., 1944, 307).

Por el historial de donaciones sucesivas, citado por la recopilación de Cantera Orive, J., podemos pensar que la Ermita de San Pedro existe por lo menos desde la segunda mitad del siglo XI.

Al parecer el Monasterio de Santa Mª La Real no quería desprenderse de las iglesias de Torrecilla y las defendió contra el rey y contra los obispos de Calahorra.

En abril de 1179, en Villanueva de Arlanzón, Alfonso VIII donó a Santa Mª La Real la villa de Valluércanes, a cambio de Torrecilla de Cameros, pero las iglesias, y en concreto la de San Pedro siguió perteneciendo a Nájera. La cedería el rey, por cambio, a D. Diego Jiménez, una vez adquirida. Esto no afectó a San Pedro. En Octubre del mismo año, 1179, Alfonso VIII declara nulo el cambio de Torrecilla y el de Treguajantes.

En el año 1179, en Palencia Alfonso VIII compra a la viuda de D. Diego Jiménez (Dña Guiomar), por 2000 aureos (moneda de oro que equivalía a 12 reales cada uno: 24000 reales; 4 reales, una peseta), la Villa de Torrecilla. La devuelve a Santa Mª La Real de Nájera, a manos del prior D. Jimeno.

A partir de este momento pasaría a manos particulares. Esto sucedía en el año 1241. A partir de aquí por donación pasaría al Monasterio de Valvanera.

San Pedro en manos privadas

En diferentes documentos de la época se puede ver que la Ermita de San Pedro no era solamente el edificio, la vivienda adosada, las huertas de los alrededores y la cercana dehesilla, como se llamaba, sino que pertenecían a ella ciertas fincas de algunos pueblos de alrededor, Pradillo, Gallinero, Villanueva y Pinillos. Nos podemos documentar en “La Ermita de San Pedro de Torrecilla de Cameros” Cantera Orive, J., Berceo, 45, 1957, 429-442.

En el Archivo del Monasterio de Valvanera se encuentra el documento, en pergamino y pasado a manuscrito en 1786 “Compendio de todo lo que contiene el Archivo de Nuestra Señora de Valvanera” siendo abad M.R.P. el Maestro Fr. Atanasio. Folio 207.

Documento de 1240, escrito en pergamino (Clicar)

Se encuentra en un paraje excepcional y muy bien conservado, si lo examinamos agrandando las imágenes.

Se encuentra a unos tres km. de Torrecilla, si se va andando pasando por el Barruelo, las eras, la ermita de San Andrés y subiendo hasta la carretera N-111, se continua por ella hasta pasado el puente que trae el agua de Ribabellosa, a la derecha.

En el Humilladero, a la entrada, se encuentra la Virgen sedente (posiblemente del siglo XIII), rígida y hierática en su faz, con un niño Jesús sentado. Unos versos invitan a la plegaria y a depositar algún donativo.

Esta Virgen es la patrona de Torrecilla, la más venerada y la que es objeto de especial cuidado y atención en su Basílica.

Nuestra Sra. de Tómalos

El 25 de Abril se trae de procesión al pueblo y el 8 de Septiembre se devuelve otra vez a la Ermita. Por tanto, durante algo más de cuatro meses se encuentra en la Iglesia Parroquial de “El Barrio”.

Empezando a indagar en la historia, vemos que en la Baja Edad Media (XI-XV), durante El Señorío de Cameros, se le rendía culto, en una pequeña capilla o templo, con el nombre toponímico de “Los Zigalares”, y posteriormente, pero también en este período se le denominó “de Tómalos”.

Por tanto los hermanos Lope e Iñigo Ortiz de las Cuevas, juntamente con su madre Dña Urraca compraron el Monasterio de Pan Pedro en Torrecilla por 500 maravedíes alfonsinos (eran de plata y equivalían a 100 pesetas cada uno). Los propietarios eran Gonzalo Díaz, los hijos de Marta de Yangüela y los hijos de Martín Pérez de Medrano. No obstante. aunque está fechado en el año 1240, no lo poseyeron ese año, sino que lo recibieron ese año como herederos.

Es el periodo de tiempo que va desde su pertenencia a Santa Mª La Real de Nájera, hasta que pasaría al Monasterio de Valvanera; desde 1214 (o algún año antes), hasta 1240. Pero ¿Cómo pasó a manos privadas, o particulares, a partir de 1197? La clave para dar una explicación satisfactoria la encuentra Cantera (1957, 45, 433), es por los datos que nos proporciona un pergamino, que hace referencia a la difícil situación que padecían sus monjes en Santa Mª La Real.

Enfermedad y miseria de los monjes de Nájera

San Pedro propiedad del Monasterio de Valvanera

Los dos hermanos, Lope e Iñigo Ortiz de Las Cuevas, ante testigos y con la presencia de la Condesa Dñª Urraca, abadesa del Monasterio de cañas, hacen la donación al Monasterio de Valvanera: “Que el avandicho i monasterio de San Pedro siempre sea al Monasterio de VALVANERA heredat in perpetuum valitura”.

No obstante imponen al monasterio lo siguiente: “con tal conveniencia lo damos que el abad e el convento de VALVANERA que sean siempre debdores (estén obligados) a tener dos missacantanos en San Pedro per secula seculorum”

Estaba entonces de abad en Valvanera D. Pedro, que lo fue entre los años 1237 a 1258.

La donación S. Pedro comprendía lo siguiente:

Vicente Martínez Pinillos, en su monografía “Recuerdos para la Historia de Nuestra Señora de Tómalos en Torrecilla de Cameros” Salamanca, 1903. (Ensayo de monografia geográfica de un pueblo serrano. Torrecilla en Cameros por Ismael del Pan, Berceo, 7, pág. 154), de principios del siglo XX recoge dos tradicciones en torno al origen del nombre de Tómalos:

Una tradición popular dice que encontrándose la santera para dar a luz y careciendo de los pañales para envolver a su futuro hijo, suplicó a la Virgen con el objeto de poder utilizar los mantelitos del altar para este fin, pero pidiéndole perdón por ello. Y parece ser que la Virgen le dio su aquiescencia diciéndole: “Tómalos”.

No obstante, en algunos escritos también le otorgaban propiedades en Nieva.

Se le impuso la obligación a Valvanera de poner a dos monjes sacerdotes en dicha Ermita, que no se sabe hasta cuando permanecieron. Su riqueza inicial poco a poco fue disminuyendo en los sucesivos apeos a lo largo de los años, y las rentas apenas eran cuantificables: En el año 1657, 10 fanegas de trigo.

Ha permanecido durante 595 años bajo la tutela de Valvanera y es conocido que antes de su exclaustración, con la Revolución Liberal en 1835, cada domingo bajaba un monje de Valvanera a decir misa, pera no perder los derechos sobre la Ermita.

A mediados del siglo XX se celebraba una romería el Martes anterior al día de la Ascensión, que se celebraba en Jueves. Se cantaban letanías a los santos por el camino, se comía en el lugar y por la tarde se rezaba el Rosario y “las Flores”, por caer la fecha durante el mes de Mayo. Luego se pensó en cambiar la fecha para el día de San Pedro.

La Ermita de San Andrés, necrópolis

y monumento histórico artístico.

El origen de esta Ermita fue servir de asilo y hospital a los que transitaban por este Valle del Iregua y en concreto por la Calzada Romana (Vareia-Numancia) que pasaba por Torrecilla.

La construcción consta de un ábside circular, en forma de herradura, con una cierta influencia almohade. La bóveda es semiesférica y estaba reforzada por unos nervios que bajaban hasta el suelo; últimamente está reformada. Posee un banco alrededor de su base.

Dos de los altares laterales

En la otra tradición parece ser que los “caballeros cameranos” se reunían en diferentes lugares para ir a luchar contra los moros y según consta “Los Zigalares” era el término elegido, por esta zona. Aquí en esta capilla se pedía a la Virgen que fuera su guía, aliento y protección para el combate.

El capellán de esta “Ermita” invocaba a la Virgen “¡Señora, tómalos bajo tu protección!” “¡Señora, tómalos que son tus hijos!” (Ismael del Pan, 156). Acabada la batalla regresaban y recordaban las palabras del capellán que imploraba a la Virgen.

Una de ellas posiblemente haya sido la originaria, aunque puede que las dos se hayan dado, de aquí el nombre de Tómalos y que posteriormente se construyera una Basílica más grande.

Sus orígenes en la construcción datan del siglo X o del XI.

Unida a ella se encuentra la nave rectangular, del siglo XII, más estrecha que el ábside, con un pequeño pórtico postizo muy rudimentario, situado encima de las escaleras de la entrada y debajo de una pequeña espadaña. Tiene una pequeña ventana al sur y después de la mitad del siglo XX se le tapó una puerta que tenía en la fachada sur.

Excepto algunos años, a finales del siglo XX, esta basílica siempre ha estado custodiada por una ermitaña o santera. A mitad del siglo XX ganaba 1,50 pesetas diarias. La Ermita tiene adosada un edificio que en otros tiempos ocupaban los capellanes que se encargaban del culto y de su custodia.

Su construcción es en sillarejo irregular, de diferentes colores y formas, aunque la cabecera es de piedra toba y cúpula articulada por siete nervios radiales. Ha tenido varios arreglos o restauraciones a lo largo de los años, y se ha utilizado argamasa en las juntas. Por dentro está “llagueada” con cemento recientemente, aunque de forma un poco tosca. Es estrecha reforzada por tres contrafuertes que sujetan los tres fuertes arcos interiores (posiblemente del siglo XV) que van debajo del tejado y que dividen el espacio interior en cuatro partes o cuerpos. El techo de la nave se sujeta con vigas de madera y bovedillas, tal como se construía hasta hace pocos años.

Uno de los cuadros del interior del Templo

Vicente Martínez Pinillos atribuyó a Zurbarán algunos cuadros del interior del Templo. Al lado del altar mayor hay dos jarrones de porcelana, no se sabe si su procedencia es filipina o americana, pero según cuenta la tradición, venían llenos de oro en polvo, que fue robado por el camino y sustituido por arena.

Ventana en aspillera en la parte Este

Posee dos ventanas en aspillera, una en la parte este y otra en la Sur. El ábside mide unos 4,8 m. de diámetro y unos 6 m. de altura; la nave 12,55 x 3,65 m.

Hasta hace pocas décadas tenía un retablo que consistía en un pórtico grecorromano, con frontón en la parte superior y dos columnas estriadas a los lados. Actualmente solo se conserva en la Ermita una imagen de San Andrés en madera.

Los dos jarrones, uno a cada lado del altar.

De la veneración y fervor de los torrecillanos, además de ofrendas y exvotos, se puede ver un pequeño cuadro, que más que de valor es curioso, data de 1732, y lleva la inscripción que podemos leer:

El altar tenia un frontal formado por tres piezas de cuero repujado cordobés (guadamecí), con dibujos en relieve, flora, fauna, niños y pintado, con dimensiones de 1,82 x 0,76 m.; al parecer del XVII.

Se llamaba Iglesia de San Andrés Cerca y tenía una cofradía: La Cofradía de San Andrés.

Fue declarada monumento histórico-artístico nacional en 1981 y forma parte de una necrópolis medieval situada en este lugar.

Para subsanar las humedades de la Ermita se hizo una canal para hacer un drenaje y apareció una tumba de lajas, donde se encontraba “un esqueleto en posición decúbito supino, con cabeza recta y brazos cruzados sobre el vientre” pag 105, de Luezas Pascual. Como la orientación de la sepultura y la nave es la misma, esto induce a pensar que aquella es posterior a la Ermita.

Es un relato visual de uno de los milagros llevado a cabo por la Virgen a personas que se encomendaban a ella.

Otros dos pequeños cuadros relatan la salvación milagrosa de un niño cogido por las astas de un toro, en la plaza del pueblo en el siglo XVIII, y de un señor que lo cogió en la Plaza de Nestares en el XIX.

En esta misma Web y en Personajes ilustres podemos ver las coronas donadas a la Virgen por D. Matías Sorzano.

A la izquierda de la fotografía y a lo largo de la pared es donde apareció la sepultura

Como también aparecieron otros restos indica la reutilización de esta sepultura. Aunque no apareció ajuar ninguno si que aparecieron sudarios de tela que envolvían el cadáver.

Otros datos de interés son que el cementerio se comunicaba con la Ermita a través de un vano que ahora está cerrado.

La sacristia

Hubo tiempos en los que durante la novena de la Virgen las casas del pueblo se quedaban vacías, para adorar a la Virgen protectora de Torrecilla.

Iglesia de La Esperanza o

San Antón

En el Barrio de El Campillo, que ya a mediados del siglo XX, algunos se quejaban porque había sido convertido en pajar, se encuentra esta Iglesia que estaba dedicada a la Virgen de la Esperanza, pero que posiblemente por invocar la protección de los animales de engorde y los de labor y por el amor de los torrecillanos a los animales se llama también de San Antón.

Vemos todo el lado Norte de la Ermita

Además al sustituir el suelo de la Ermita apareció un cráneo infantil en el lado de la Epístola. Aunque no se ha hallado nada más, bajo el ábside no se ha llevado a cabo ninguna actuación

Como conclusión podemos decir que estamos ante la evidencia de una necrópolis medieval. Rosa-A. Luezas Pascual nos ofrece la investigación en “Control arqueológico de la Ermita de San Andrés”, Estrato, 1999, nº 10, 105-106.

Su colocación puede avalar esta idea ya que en el único retablo barroco de la Iglesia, la Virgen de la Esperanza está en el centro y San Antón a la derecha. Sobresalen también un Cristo en la parte superior del retablo y a los lados del sagrario dos tallas policromadas, “La Oración del Huerto” y “El Santo Entierro”. El retablo se pintó y doró en 1783.

Destacable es la pila bautismal de caliza tobácea, revocada con yeso y con restos de pintura de otros tiempos. También una pila de agua bendita, a la entrada, marmórea y con forma octogonal, posiblemente de algún capitel de alguna antigua columna.

El día de San Antón, el 17 de Enero, se celebra la romería o fiesta de este barrio de El Campillo.