Navarra en la órbita francesa.
A la muerte del príncipe Carlos de Viana en 1461, Su hermana Blanca se convierte en Reina legítima de
Navarra, pero su matrimonio con Enrique IV estaba anulado por ser repudiada por este. Blanca contaba con
la obediencia de los beamonteses, más la ayuda de los catalanes sublevados contra Juan II y los Castellanos.
En frente tenía a los agramonteses y de Juan II de Aragón, que quería en el trono a su hija menor, Leonor,
casada con Gastón de Foix. pactó con Luis XI de Francia a comienzos de 1462 el matrimonio de su primogénito,
llamado igualmente Gastón, con la hermana del rey francés, llamada Magdalena. Así, los hijos de
este matrimonio heredarían el reino de Navarra, los estados del Conde de Foix y estaría bajo el vasallaje
francés. El proyecto contó con la aprobación de Juan II, pues así su familia se perpetuaba en el trono de
Pamplona, pero sacrificaba a la legitima y verdadera reina: Blanca.
Gastón de Foix hizo de intermediario entre el rey francés y su suegro hasta concretar ambos el Pacto de
Olite el 12 de abril de 1462: Luis XI de Francia y Juan II de Aragón se ven en esta localidad para cerrar
los detalles del acuerdo, donde figuraba la entrega de la desesperada aquella primavera. Los últimos acuerdos
entre estos reyes se cerraron en Sauveterre, el 3 de mayo de 1462, decidiéndose la ayuda militar francesa
para aplastar la incipiente revolución catalana a cambio de la entrega del Rosellón y Cerdeña.
Es fácil comprender que las divisiones fratricidas de Navarra se ligaran a la contienda catalana: los enemigos
navarros de Juan II, los beamonteses, apoyaron a los catalanes sublevados, mientras aliados de Juan II
en Navarra, que serían Gastón de Foix y los agramonteses, también lo van a ser en la guerra de Cataluña.
Enrique IV de Castilla acabó entrando en la contienda a favor de los beamonteses y los catalanes sublevados,
recibiendo por ello la oferta de la corona del principado de Cataluña y Navarra, a excepción de la merindad
de Estella. Los rebeldes catalanes volverán a la obediencia.
Desde el punto de vista navarro, la sentencia de Bayona era inaceptable porque suponía desmembrar el
reino y ni siquiera un rey navarro tenía la facultad de hacerlo.
Los beamonteses, entonces, dejan de ser pro-castellanos e inician un lento movimiento de acercamiento a
Gastón de Foix, que tampoco estaba dispuesto a cumplir la orden de desgajar la merindad de Estella en favor
de Castilla. La guerra por cuestiones sucesorias entre ambos bandos continuó hasta 1476, cuando Fernando,
rey consorte de Castilla, consigue una tregua. Era una hábil gestión para alejar la influencia francesa
que aumentó con el matrimonio de Gastón y Magdalena. La intervención Fernandina fue bien acogida
por los beamonteses, pero los agramonteses, sobre todo los Peralta, apoyaban a Leonor y su política profrancesa.
Juan II murió en 1479 y Leonor solo reinó 15 días, pues también murió. Su hijo Gastón IV de
Foix había muerto en 1470, con un hijo, heredero legítimo: Francisco, menos de edad, y reinaba con la regencia
ejercida por su madre Magdalena de Francia, que acataba las ordenes de su hermano, mediante gobernadores
de su familia.
Los intereses patrimoniales de los Foix no permiten sacudirse el protectorado del rey francés, cuando muere
Francisco en 1483, la princesa viuda reanudó la regencia, ahora en nombre de su otra hija, Catalina.
Castilla y Aragón, unidas ahora en una sola Corona, trataba de mantener su predominio en Navarra a través
de los beamonteses, así que Magdalena optó por casar a Catalina con Juan de Albret, el candidato
que proponía Carlos VII de Francia, cuyos señoríos reforzarían los intereses transpirenaicos de los monarcas
navarros, siendo causa de disgusto para agramonteses y beamonteses, mientras Fernando se mostraba
de forma conciliadora y favorecía con su alianza la presencia de nuevos reyes en Navarra.
Desde 1494 Catalina y Juan de Albert tratan de recuperar su autoridad, pero no pueden mantener el difícil
equilibrio entre Luis XII de Francia y Fernando, además de romper con el Conde de Lerín, cabecilla
del bando beamontés, teniendo que restaurar la amistad con Castilla, que era su aliada, y pactar un matrimonio
castellano para el heredero de Navarra.
Hay nuevos enfrentamientos entre Francia y Aragón en Italia, y la muerte de Isabel de Castilla en 1504,
con la compleja sucesión de este reino en Carlos V van a alejar cualquier posibilidad de neutralidad y pacificación.
En 1507 los beamonteses de alzan de nuevo en Navarra y Juan y Catalina se imponen en el interior,
pero por última vez, pues no pueden evitar que Luis XII planee ocupara los territorios franceses.
En 1511 se niega a hostigar a la Santa Liga anti-francesa, como exigía Luis XII, pareciendo que favorecen
a Fernando de Aragón, pero en 1512, tratando de salvar Foix y Albret negocian con el rey francés, cosa
que aprovecha Fernando, apoyándose en las bulas pontificias contra los que atacaran a la Santa Liga, manda
a Navarra a un ejército al mando del Duque de Alba, que llega a Pamplona en seis días. Juan y Catalina
se refugian en Ultrapuertos hasta que los castellanos lo ocupan dos meses después.
En 1512, 1516 y 1521 hay expediciones apoyadas por los monarcas franceses para tratar de recobrar Navarra,
sin éxito.
Fernando, que ocupó el reino con el apoyo de los beamonteses, juró los fueros, pacificó los bandos, se
atrajo a los agramonteses, acordó indemnizaciones, concedió privilegios e incorporó Navarra a la Corona de
Castilla en 1515.