Una fiesta secreta es una exposición colectiva de Laura del Barco, Soledad Sánchez Goldar y Mariana Robles. La muestra reúne obras de las artistas alrededor del acto de coser, bordar y decorar. Entorno a este procedimiento se desdobla, a su vez, un corpus fantástico e inventado y una trama cercana a la teatralidad. La literatura es el hilo conductor de cada imagen mientras que, la puesta se convierte en una escena donde sólo quedan vestigios de la fiesta. Se presentan objetos que la temporalidad ha corroído, que el proceso ha modificado o modificara. Retomando el ritual de la tradición oral, la fiesta secreta es un suceso inmostrable con imágenes inmombrables. La costura, el bordado (sobre la piel, vestidos, monstruos y papel) no son variaciones de un género mayor, sino son su propia voluntad de ser otra cosa, lo que son.
La corporalidad propia de cada pieza hace referencia a una actividad históricamente femenina que, aunque no se reduce a la práctica de mujeres, se encuentra ligada a un modo lingüístico que deviene femenino.
El origen de la historia del bordado esta vinculado a la historia de la escritura, del decir y sus símbolos. La pieza más antigua que se conoce es un bordado egipcio que posee ese doble atributo: de arqueología de un episodio, de palabra vuelta materia en el sellado incisivo del bordado y de pieza preciosa que se vuelve continuamente bella. El bordado es un lenguaje que potencialmente se diferencia del lenguaje científico, y que quizás su propia historia y origen no sean los de “arte”, sino más bien provenga de todo aquello que silenciosamente dice al “borde”. Así, esta técnica proviene de la conservación de lo sagrado, de la materialización de leyendas y/o la confección de anécdotas domesticas.
Los que tengo, los que me gustaría tener, Soledad Sánchez Goldar desdobla las propias marcas de su cuerpo, tatuajes enunciados de imágenes sobre su propia piel para bordarlos sobre vestidos, pieles secundarias destinadas a otros cuerpos.
Mounstruos, Laura del Barco hilvana hasta que las morfologías la inundan, pega, anuda, confecciona hasta que aparece el otro/cuerpo, fantasías de una otredad difusa. Llevada en el impulso de la continuidad al cocer, la monstruosidad tiene esa existencia de lo que asusta aunque es falaz.
Cuando llegues a la puerta todo comenzara a caminar como si tuviera vida en serio. Las flores la niña del bordado se arrancara los pelos para que vuelvas haremos una gran fiesta, Mariana Robles ocupa el tiempo haciendo algo que no se define por que no tiene límite, mirando replicas de las niñas de Renoir o las mujeres de Vermeer para luego bordarlas en filminas transparentes.