Roma

La indumentaria de la Antigua Roma

Contexto histórico

Nos cuenta la leyenda que la ciudad de Roma fue fundada el 21 de abril del año 753 a.C. por Rómulo y Remo, aunque es nuestro deber indicar que los arqueólogos han descubierto vestigios de la Edad del Bronce, del 1500 a.C. aproximadamente. Roma se encontraba situada en un punto estratégico: en la colina del Palatino, en la orilla izquierda del río Tíber y a unos 25 kilómetros del mar. Al parecer, según la leyenda, los dos hermanos gobernaron la ciudad durante un tiempo hasta que Rómulo asesinó a Remo y reinó en solitario hasta el 715 a.C. Se cree que su sucesor, Numa Pompilio, fue el fundador de la ley romana y de sus prácticas religiosas (creó el primer colegio sacerdotal) y fue el primero en dividir el año en doce meses. Se calcula que para el siglo VII a.C. los romanos se habían unido con los sabinos, un pueblo vecino, y la ciudad se había convertido en la más poderosa del Lacio (centro-oeste de Italia) cuando los etruscos la conquistaron alrededor del 616 a.C. El tercer rey etrusco fue depuesto en el año 510, decretando el Senado que Roma se convertía en una República; el Senado, compuesto por patricios (miembros de las antiguas familias nobles), había sido creado como órgano consultivo para los reyes, pero en aquel momento asumió el control. La República duró unos 480 años.

A medida que fue pasando el tiempo, el poder de Roma, su influencia y su territorio crecieron de forma nunca antes vista, la ciudad había vencido a sus rivales más poderosos, los cartagineses, y dominaba muchos de los territorios gobernados por Grecia, Egipto incluido. El éxito de la ciudad que se convirtió en Imperio se basaba en la fuerza del ejército, al cual debía alistarse obligatoriamente un ciudadano de cada propiedad. El final de la época republicana estuvo salpicada por luchas por el poder protagonizadas por Julio César, Pompeyo, Marco Antonio y Octavio; finalmente éste resultó vencedor en el 27 a.C. –conocido como César Augusto, fue adoptado en el 44 por César- y fue nombrado princeps, primer ciudadano, en lugar de rey. Más de cuarenta años después le sucedió Tiberio, un hijastro adoptado; a éste le sucedieron Calígula, Claudio (que conquistó el sur de Britania) y Nerón, un derrochador del que se sospecha que incendió parte de la ciudad romana para construir un enorme palacio. En aquellos momentos el Senado trató de recuperar la autoridad perdida sobre el ejército, que servía a los emperadores, y proclamó como emperador a Nerva, un anciano hombre de estado, que eligió como sucesor a Trajano, soldado de Hispania (de Itálica concretamente, cerca de la ciudad andaluza de Sevilla). Durante el mandato del emperador “andaluz” se ampliaron los territorios del Imperio con las conquistas de Oriente pero Adriano, su sucesor, tuvo que renunciar a ellos. Antonino Pío, Marco Aurelio y Lucio Vero, mantuvieron la estabilidad del Imperio pero con el reinado de Cómodo, hijo de Marco Aurelio, comenzó el declive. Las crisis económicas, la corrupción, la inflación, los levantamientos, los ataques en la frontera, las guerras civiles y las luchas por el poder supusieron el conjunto de problemas que harían irrecuperable la estabilidad del Imperio. Diocleciano (284-305) dividió el Imperio en cuatro regiones, todas ellas bajo su mando pero tras años de conflictos entre los gobernantes de las mismas, Constantino (306-337) se hizo con el control absoluto. Trasladó la capital del Imperio a Bizancio, cuyo nombre cambió por el de Constantinopla en el 330. Para el 395 el Imperio estaba dividido en dos: el Imperio de Oriente y el de Occidente, que seguía desmoronándose. Los visigodos, pueblo bárbaro, invadieron Roma en el 410 (desplazándose después hasta Hispania, conquistándola por completo Eurico, salvo la zona gallega) y en el 455 los vándalos. En el año 476 el último emperador del Imperio de Occidente fue derrocado por el germano Odoacro, mientras que el de Oriente perduraba hasta el 1453, conociéndose hoy como Imperio Bizantino.

Reconstrucción de la Antigua Roma

El poder que Roma desarrolló, propició que una parte del territorio disfrutara de un largo periodo de paz, pero los romanos eran con frecuencia señores tiránicos: esclavizaban a sus prisioneros, explotaban las tierras conquistadas y cargaban de impuestos a sus ocupantes. Muchos adoptaron su estilo de vida y sus creencias, mientras que los romanos solían respetar la cultura y creencias siempre que no atentaran contra la política o supusieran un gran problema, como lo fue el Cristianismo en sus primeros momentos. En los territorios que fueron conquistados, los romanos construyeron ciudades basadas en un mismo plano, con un foro destinado a las reuniones públicas –en ocasiones con una basílica, un edificio público destinado a mercado, transacciones financieras, culto o administración de la justicia-, termas, teatros y templos. Además se construyeron y llevaron a cabo diversas infraestructuras como puentes, calzadas, acueductos, monumentos públicos, etc. La cultura y el pensamiento romanos se vieron influidos por la cultura y el pensamiento griegos, sin embargo, la ley y el modo de gobierno eran de creación propia. El gobierno regulaba todos los aspectos sociales: política, arte, cultura y modo de vestir.

Indumentaria

Lo que podemos conocer acerca de la forma de vida de los romanos se centra, sobre todo, en el conocimiento sobre las clases altas; la mayor parte de lo que sabemos acerca de la indumentaria romana se refiere a la que llevaban las clases altas. Cuando el poder de Roma se encontraba en su punto álgido, su manera de vestir influyó en la vestimenta de aquellos territorios que había conquistado, como Hispania, Britania y Germania; aunque debemos tener presente que la indumentaria romana era una amalgama de tipos ya que había recibido influencias del vestido de etruscos y griegos y, en menor grado, de algunos elementos procedentes de las tierras conquistadas. Los romanos dividían sus prendas de vestir en dos principales categorías: las indumenta, conjunto de prendas que se pasaban por la cabeza y que sólo se quitaban para dormir, y el amictus, vestimenta que se enrollaba o se drapeaba alrededor del cuerpo. La gran variedad de climas que había en el Imperio Romano propició que se diera un paso fundamental para la historia de la moda: el concepto de ropa de temporada; las prendas se orientaron hacia las estaciones y condiciones ambientales específicas. La ropa empleada para el exterior incluía, entre otras prendas,mitones, ponchos y pantalones que, según se piensa, se tomaron de los germanos.

Prendas femeninas

Existían diversas prendas de vestir que eran comunes a ambos sexos, y parece ser que su diversidad se debía más bien a la variedad de sus denominaciones, que a sus particularidades fundamentales. Aunque los tejidos y colores diferenciaban las prendas masculinas de las femeninas, la vestimenta de la mujer tendía a estar hecha con tejidos ligeros como el algodón o la seda de la India, y en gran variedad de colores como el azul, el amarillo, el rojo claro, incluso Ovidio apuntaba al uso del verde marino, azul cerúleo y el encarnado.

Escultura de una mujer romana

año 100 - 110, con stola y palla

A diferencia de la ropa masculina, el vestido de la mujer experimentó cambios escasos. Lo que era específicamente femenino era el sostén, que se adjuntaba a la pampanilla o falda más o menos ajustada como prenda interior. La prenda principal del vestuario de las mujeres romanas era la estola, que en un primer momento fue elaborada de lana, más adelante estuvo disponible en otros materiales como el algodón y el hilo, y las mujeres ricas la tenían realizada en seda. Esta prenda era más holgada que la túnica, llegaba hasta los tobillos y poseía amplias mangas. La estola se sujetaba a las caderas mediante un cinturón ancho y plano denominado succinta, y debajo del pecho por otro cinturón, elcingulum. Las estolas se confeccionaban en diferentes colores, y a veces la tela se bordaba con hilo de oro. Debajo, las mujeres podían llevar una subucula, un vestido suelto sin mangas, así como el strophium, un corpiño hecho de tela sin almidonar.

Las patricias romanas vestían una túnica corta confeccionada con sedería de lujo y adornada con flecos y guarniciones de oro. Sobre ella se colocaban, bien el supparum de tela de medias mangas, que parece haber sido una prenda corta de encima, o la palla, una gran pieza de tejido cuadrado o rectangular, plegada a lo largo y sujetada en cada hombro mediante una fíbula. También utilizaron la alicula, una pelerina-capa corta que cubría la parte superior de los brazos. A partir del siglo II, un fular, un pañuelo, un abanico y una sombrilla durante la época del buen tiempo completaban el atuendo de una mujer elegante.

Las mujeres de clase alta nunca abandonaban sus hogares solas.

Aquí aparecen representadas unas mujeres de la nobleza romana

(izquierda y centro) que van acompañadas de una esclava o sirvienta.

Las mujeres del pueblo llano, al igual que los hombres, utilizaban el bardocucullus, una capa probablemente de origen galo, con capucha y mangas.

Durante los últimos momentos de la República, las influencias extranjeras y probablemente la importación de modas orientales hicieron que se multiplicara en las telas, con el nombre de segmenta, unas ornamentaciones superpuestas: galones, flecos, bordados de toda clase que representaban incluso escenas con figuras. Todo esto recargó la indumentaria, sobre todo la de las mujeres.

La búsqueda del color y de la materia, más que de la forma, distinguía la indumentaria de las mujeres de la de los hombres. En lugar de lino y de la lana, las mujeres preferían, debido a su suavidad y poco peso, la seda que llegaba a Roma a través de las rutas de tierra del Imperio o por el cabotaje indio y luego egipcio.

Imagen en la que podemos observar la vida diaria romana. Fresco procedente de la Villa de los Misterios, Pompeya.

Las bodas aldobrandinas, época imperial. La esposa, sentada en la cama, lleva el gran manto de color azafrán y el velo flammeum, colocado sobre seis tiras tubulares, que le oculta la frente.

Representación del rapto de Europa en una pintura romana hallada en Pompeya.

Prendas masculinas

El subligaculum parece que debió

ser algo así, como lo que se nos

presenta en la imagen.

A comienzos de la época republicana, los hombres romanos vestían de manera sencilla, llevando únicamente una falda corta. Esta prenda era conocía con los nombres desubligaculum o licinium; se hacía de hilo y se anudaba en la cintura. En tiempos del Imperio, sólo se permitía utilizar esta prenda a los atletas y obreros, éstos se la colocaban bajo la túnica.

Al igual que los griegos, los romanos utilizaban dos prendas básicas, la túnica y el capote. La túnica básica de manga corta se llevaba en casa; se trataba de una adaptación del chiton griego, y el modelo más sencillo estaba formado por dos piezas de lana unidas por los hombros y por los costados, con aberturas para la cabeza y los brazos, y se sujetaba a la cintura con un cinturón. También podía llevarse en lugares públicos con una faja, que podía estar provista de un portamonedas para guardar el dinero y otros cosas. En el periodo de la República se llevaba a la altura de la rodilla, pero durante el Imperio se alargó hasta el tobillo. Algunos estilos de túnicacorrespondían al rango social de su portador mientras que otros se llevaban en ocasiones más concretas:

Tunica angusti clavi. Era un tipo de túnica que la llevaban caballeros y jueces. Se encontraba decorada con dos tiras finas de color púrpura, una en cada hombro.

Tunica laticlavia. La llevaban los senadores. Ésta presentaba franjas más anchas de color púrpura.

Tunica palmata. Era la que utilizaban los generales victoriosos. Se basaba en un conjunto de dos piezas y se llevaba con la toga picta. Las dos piezas estaban realizadas en seda de color púrpura, bordada con hilo de oro. También se decoraba con diversas escenas militares.

Tunica recta. Era una túnica sin faja que llevaban los hombres y las mujeres jóvenes cuando se casaban.

Subucula y túnica exteriodum. Eran dos túnicas que se llevaban juntas, con la subucula debajo.

Caracalla. Se trataba de una túnica que llegaba a la altura del tobillo. La túnica fue de uso generalizado hasta el siglo III d.C.

Los orígenes de la toga, que quizás sea la prenda romana más conocida, se remontan hasta el himation griego y la tebennaetrusca. Los romanos la incluyeron a su vestuario hacia el siglo VI a.C. En los primeros momentos esta prenda se llevaba sobre una falda corta y, más adelante, sobre una túnica. Estaba confeccionada con una pieza oval de lana, muy pequeña al principio, pero que con el tiempo fue aumentando de tamaño hasta que, durante el último siglo de la República y los primeros tiempos del Imperio, llegó a medir hasta 5,5 metros de largo y 3,5 metros de ancho, aproximadamente. Su enorme tamaño implicaba que para su colocación hiciera falta la ayuda de un esclavo, con la intención de que quedara bien drapeada. La toga imperial de los siglos I y II d.C. era aún mayor (unos seis metros de largo). No obstante, éste era un modelo extraordinario, que sólo llevaban los ciudadanos romanos importantes. Esclavos, mujeres y extranjeros no podían llevar la toga ya que se trataba de una prenda reservada para los ciudadanos romanos, especialmente las clases acomodadas -esta prenda, por tanto, es un signo de poder ya que debido a sus dimensiones, no la podía llevar la gente trabajadora ya que dificultaría su labor por lo que estaba destinada a personas que no desarrollaban trabajo alguno-. Al igual que ocurría con la túnica, la decoración de la toga, su color y su forma denotaban la posición social de quien la llevaba. El lugar que un ciudadano ocupaba en la sociedad era algo sobre lo que no cabía la menor duda si se observaba el color de su toga y la manera en que ésta le envolvía el cuerpo. La manera de doblar la toga fue cambiando con el tiempo y las modas imperantes, en ocasiones especiales, podía doblarse de modo diferente para transmitir un significado concreto, por ejemplo, la toga pulla, que se llevaba durante el periodo de luto, tenía un pliegue de tela que cubría la cabeza. Entre los distintos tipos de togas se encuentran las siguientes:

Toga candida. La llevaban los candidatos a un cargo público. Se parecía a la toga virilis, que utilizaban los hombres jóvenes, con la única diferencia de que se blanqueaba la lana para eliminar el tono amarillento de las fibras naturales. Los candidatos llevaban a menudo esta toga sin una túnica debajo. Según Plutarco, este modo de vestir les permitía hacer alarde de las cicatrices de batalla.

Toga picta. Era la que llevaban los generales romanos en ocasiones especiales. Esta prenda, que era propiedad del Estado, se prestaba a los generales para que la utilizaran en ocasiones solemnes, y representaba la victoria. Más adelante se usó como prenda oficial del emperador y se reservó para él.

Toga pulla. La llevaban los dolientes (era la vestimenta de luto), y era de color negro, marrón oscuro o gris.

Toga trabea. La había de tres tipos: si toda era de color púrpura, significaba que quien la llevaba era una persona espiritual o que estaba en contacto con los dioses; púrpura y blanco eran los colores de los gobernadores de la República, mientras que los tonos púrpura y carmesí con rayas se reservaban a los augures.

De izquierda derecha podemos ver a un orador público, un senador, un

ciudadano y un jinete. Por el tono de las prendas -colores oscuros-

que lleva el ciudadano, parece que estuviera de luto.

A medida que el Imperio romano iba ampliando sus territorios hacia el norte, las condiciones climáticas, más rigurosas que en la Península Italiana, convirtieron en una necesidad la ropa de abrigo. La prenda exterior más usada fue la lacerna, un capote hecho con una pieza rectangular de lana de extremos redondeados, aunque en las regiones más septentrionales del Imperio se confeccionaba con fieltro, y en ocasiones tenía una capucha que se podía quitar y poner. Entre las prendas exteriores que llevaban los hombres se encontraban las siguientes:

Sagum. Los soldados copiaron de los galos este práctico chal, similar a una manta, en distintos tonos de lana roja.

Pallium. De un estilo similar al himation, era una capa corta y rectangular.

Paludamentum. Esta prenda, que llevaban los generales romanos, era una versión agrandada de la clámide griega. Se sujetaba en el hombro derecho con un broche.

Paenula. Era una capa de lana para la lluvia, a menudo con cuello y capucha en punta, que llevaban principalmente los campesinos.

Casula. Se trataba de un chal similar a un poncho.

Busto de Julio César. Vemos el paludamentum sujetado

en el hombro derecho con un broche

Esclavo vistiendo a su señor con la toga

Calzado

No existió una gran diferencia entre las formas del calzado que usaron los griegos y los romanos, ya que estos últimos adoptaron en lo esencial las modas de Atenas. En los dos pueblos, la diferencia entre el pie derecho y el izquierdo era muy clara, sin embargo, mientras que en Grecia y los territorios de Oriente el ir con el pie desnudo no era una señal de casta ni de miseria, ciertos tipos de calzado llegaron a ser en Roma la señal distintiva de las clases sociales.

El modelo más primitivo y común, cuyo uso se perpetuó durante largo tiempo en Italia, era la carbatina, una sandalia hecha al parecer de un trozo de piel de buey cruda, levantada en los bordes y en la zona de los dedos de los pies y sujetada en la garganta (¡del pie claro!). Este calzado, de hechura bastante tosca, fue utilizado principalmente por los campesinos. El calzado habitual para el exterior, común a hombres y mujeres, era el calceus, zapato bajo de suela de cuero y de correas entrecruzadas que envolvían el pie e incluso parte de la pierna; este tipo de calzado caracterizaba al ciudadano romano, porque los esclavos no podían llevarlo. La bota que subía hasta la pantorrilla y se ataba con zarrias era de uso corriente en el campo ya que protegía la pierna por completo de picaduras de insectos, cortes, arañazos, etc. Se denominaban pero, era de suela herrada y de cuero natural crudo. En las épocas de mal tiempo los romanos llevaban botas abiertas o cerradas, era lo que se conocía como gallicae, nombre que hace pensar que ese tipo de calzado se tomó de los galos. Los hombres tenían una mayor variedad de calzado, que podía ser de diferentes colores y materiales -según el nivel adquisitivo de la persona-, el calzado femenino era menos variado.

Calzado romano de cuero. Procedente

de Oiasso, Irún (País Vasco).

Calzado romano, pie derecho, 200 a.C.

Hallado en Maguncia

Carbatina de cuero, pie izquierdo, 142-180 a.C.

Conjunto de calzado romano