Landea Ercoreca, Ane

AUTORRETRATO

RETRATO

La primera impresión que tenemos de ella es que es una persona dura pero, al mismo tiempo, agradable. Y la verdad es que esa impresión que ella nos da al principio es la misma que nos muestra a los demás con el tiempo. O, por lo menos, eso creo yo, porque su aspecto lo dice todo.

Es morena al completo. Sus cabellos son marrones como la madera seca y normalmente lleva el pelo recogido en una coleta o trenza. Tiene los ojos oscuros, intensos y muy expresivos. Su boca es grande y sus labios son gruesos y carnosos. Su sonrisa es tan amplia y agradable como el mar. Sus manos son delicadas y tiene los dedos largos como los de un pianista (quizás esto tenga algo que ver con el hecho de que toque el piano). Su espalda y caderas son estrechas y tiene unas piernas largas y fuertes. Sus andares son rectos. Siempre avanza erguida y sin encorvarse. Sentada se mantiene igual.

Pero, aparte de su aspecto, lo más admirable de ella es su forma de ser. Es muy segura de sí misma y directa. No se anda con rodeos nunca y todo lo dice a la cara. Es deportista y le gusta pasar el rato con sus amigos. Es muy buena estudiante, aplicada y responsable pero, aun así, no sabe qué quiere ejercer de mayor, como la mayoría de nosotros. Opta por estudiar y sacar las mejores notas posibles para tener un futuro más seguro. Si algo hay que destacar de Ane es que siempre muestra una sonrisa. Su felicidad es contagiosa y sus carcajadas son armoniosas. No le molesta ayudar al resto siempre que sea necesario y sin aprovecharse de ella. Es agradable entablar una conversación con ella por la simple razón de que no te encuentras tenso al hacerlo. Es trabajadora, alegre, lista, orgullosa, divertida, decidida, sensata… Pero, sobre todo, es ella misma.

Garazi Etxebarria