Yo mataré monstruos por tí...
Martina no puede dormir por las noches porque tiene miedo. Cree que bajo el suelo se
esconde un mundo habitado por monstruos de colores que caminan con la cabeza hacia
abajo. Quizá, si un día se ponen de acuerdo y empiezan a saltar todos a la vez, podrían
romper el suelo y llevarse a Martina a su mundo, y obligarla a caminar al revés.
Pero el padre de Martina intenta tranquilizarla, diciéndole que el tamaño de los monstruos
depende de si ella se ve más o menos valiente, y que si los monstruos son demasiado
grandes, ahí estará él para matarlos. Martina consigue conciliar el sueño y quedarse
dormida.
Al otro lado del suelo, la niña-monstruo Anitram tiene miedo del mundo que hay bajo su
cama. Está habitado por humanos que caminan con la cabeza hacia abajo. También teme
que los humanos consigan llevársela a su mundo, pero su padre-monstruo intenta
calmarla diciéndole que el miedo es elástico, como un chicle, y que se puede hacer más
grande o más pequeño.
Y esa misma noche, mientras Martina y Anitram duermen, sus brazos se deslizan fuera de la cama y se conocen por primera vez.