02) Del brazo con Rosa por Carlos Corbelle Promoción 63

Del brazo con Rosa

Cantábamos los versos iniciales de la “Canción del estudiante” en el final de la fiesta, cuando la vi detenerse en la escalera que, con cuidado, comenzó a bajar.

Lo hacía como siempre fue, con su clásica galanura, aun cuando exhibiera el mesurado andar que, ineludiblemente, ahora le cabe.

Salí del salón casi con violencia y, necesariamente, alguien se hizo para un lado.

Le ofrecí mi ayuda.

Como a ella corresponde, primero me agradeció y le di mi brazo.

La trate de vos.

Bajamos los dos pisos y en ese lapso hizo varios comentarios.

Habló de su reciente temor respecto de las escaleras.

Me hizo más de una mención acerca de su experiencia actual en el magno colegio que tiene a su cargo.

Comparó las formas y conductas de otros tiempos con relación al presente.

Me confesó cuanto quería a nuestro colegio y qué significado tenía en su vida

Al llegar casi a la puerta se detuvo, se soltó y dijo: “Quiero rezarle a mi virgencita, pues siempre me ayudó”. Y se quedó unos segundos frente a la mayólica allí existente.

Luego alzó su mano y tocó la imagen, venerándola.

Ya en la calle le pregunté por su hija Roxana, improvisada compañera de aula, en medio de adolescentes trémulos por una presencia impensada, quebrando todas las reglas escolásticas de los 60.

Supe, unos pasos más cercanos a la plaza, que en el año 1950 comenzó a dictar clases en el 12 y que nació en “La Paternal” .

Buscó un taxi, agradeció y me dió un beso y sin necesitar ayuda, flanqueada su figura por las flores con las que se la había homenajeado, partió.

Volví al colegio. Los recuerdos surgieron inevitablemente a borbollones.

Uno de ellos irrumpió en mi memoria y era la de su eterna elegancia y simpatía, que juntas nos hicieron estimarla como profesora y quererla como mujer.

Evoqué aquellos coros de tantos 12 de agosto y alguna incursión en el atrio de Santo Domingo, en los que nuestras guturales voces de hombres en ciernes, arremetían con “La media caña” y el “Ave María” de Gounod.

Y memoricé que más aún me vinculé con ella, cuando con picardía innata intermedió en una relación trunca entre aquél virtual egresado y la belleza de Bárbara S...

Hoy su nombre salió, nuevamente entre las noticias del día.

Una vez más me pareció extraño que la citaran ligada al marco de un lugar ajeno al que siempre, siempre, le correspondió y quiere.

En algunas notas previas se precisó que en ese lugar la llaman “Rosita”.

Sólo cosas muy propias de estos tiempos explican que hayan llegado a minimizar su nombre.

¿Saben ellos de quién hablan?, pues para nosotros es Rosa.

O también Rosa Blanca…

Nuestra Profesora. “La de música…”. La de todas las promociones.

La que en cada peldaño siguió tomada de mi brazo, para luego rezar y tras ello irse… Para volver, seguro, el tercer sábado de octubre del año por venir.

Carlos A. Corbelle

Promoción 1963