INTRODUCCIÓN A LA MEDITACIÓN

LA MEDITACIÓN 1

La meditación es nuestra propia naturaleza

La meditación no es nada nuevo; nacimos con ella. La mente sí que es algo nuevo, pero la meditación es nuestra propia naturaleza. Puesto que la meditación es nuestra propia naturaleza, ¿por qué se nos hace tan difícil meditar?

Porque queremos ser libres y luchamos contra lo que pensamos que nos lo impide.

Porque queremos ser libres y buscamos lo que pensamos que nos ayudará a serlo.

La propia naturaleza se encuentra en el relajo, en vivir de momento a momento. No hay que buscar nada. No hay que luchar contra nada.

La meditación nos resulta difícil porque luchamos contra lo que pensamos que nos impide ser libres.

Cuando luchamos contra nuestra esposa regañona, nuestro esposo criticón, nuestro padre autoritario, nuestro jefe que nos aplasta la creatividad o contra un sistema político represivo, las normas de la sociedad o el condicionamiento que recibimos en la infancia, pensamos erróneamente que estas cosas y personas nos impiden ser libres.

La meditación nos resulta difícil porque buscamos lo que pensamos que nos ayudará a ser libres.

Cuando soñamos con vivir en una situación que nos dejaría relajados, siendo nosotros mismos, libres de la competencia y el estrés de la vida cotidiana, pensamos erróneamente que si pudiéramos obtener nuestros sueños, podríamos ser libres.

La propia naturaleza se encuentra en el relajo, en el vivir de momento a momento.

La libertad que buscamos no depende de nada que esté fuera de nosotros. La libertad no es libertad de algo ni libertad para algo; no es vivir fuera de la opresión del pasado ni dentro de los sueños del futuro. La libertad es vivir aquí y ahora, de momento a momento sin la presencia de la mente.

La mente siempre corre delante o queda atrás, pero nunca está en el momento

Cuando comes, simplemente come, entrégate al comer. Eso es tu propia naturaleza.

Cuando andas, simplemente anda, entrégate al andar. Eso es tu propia naturaleza.

No vayas adelante ni atrás con la mente, no saltes por aquí y por allá con los pensamientos. Entrégate completamente al momento sin la presencia de la mente.

Hacemos un experimento

Para averiguar que la mente parlotea constantemente y que nunca está en el momento, hagamos este experimento.

Cierra los ojos e intenta disfrutar las sensaciones de tu cuerpo y de los sonidos y olores a tu alrededor. ¿Cuánto tiempo puedes estar así sin que empiece a parlotear tu mente? ¿Un minuto? ¿Medio minuto?

Observa tu mente que parlotea. Verás que llevas muchos fragmentos de conversaciones incoherentes contigo mismo sobre el pasado o el futuro que te alejan del momento presente.

Este parloteo literalmente nos roba la vida, nos separa de ella e impide que disfrutemos de la verdadera libertad en cada momento.

¿Cómo se detiene el parloteo?

La única manera de detener la mente que parlotea es con la meditación, pues no se puede hacer directamente. Sin embargo, a través de la meditación, podemos disminuir el parloteo y eventualmente desaparecerá.

Con la meditación, la mente llegará a ser un instrumento útil en vez de esclavizarnos con el parloteo continuo que nos aleja del momento presente y de nuestra propia naturaleza.

¿Cuál es la clave de toda meditación?

Atestiguar. La atención continua.

¿Qué significa atestiguar?

Atestiguar, o la recta atención continua, es el estado profundo de observar el cuerpo, las sensaciones, la mente y los contenidos mentales continuamente, de manera despreocupada y sin prejuicios, aquí y ahora, en este mismo momento, sin la presencia de la mente.

¿Qué no es atestiguar?

Pensamos que sabemos lo que es observar. Observamos las cosas y las personas a nuestro alrededor durante todo el día. Vemos la tele, miramos la gente que pasa, la ropa que lleva, sus reacciones. Los criticamos, los evaluamos y los juzgamos, pero raramente observamos a los demás ni a nosotros mismos con recta atención, como testigos, sin tener ningún tipo de juicio.

Normalmente, cuando nos observamos, lo hacemos con autocrítica o con auto aprobación, con disgusto o con placer. Vemos algo que no nos gusta y empezamos a preocuparnos por lo que piensen los demás o lo queremos cambiar. Vemos algo que nos gusta y nos sentimos orgullosos o nos felicitamos. Esto no es atestiguar.

¿Qué es atestiguar?

Atestiguar, o la recta atención, es ser testigo, observador continuo, manteniéndose tranquilo, sintiendo, viendo, mirando el tráfico de la mente –como pasan los pensamientos, los deseos, las memorias, los sueños, las fantasías- sin juzgar, sin condenar, sin aprobar, sin identificarse con ningún pensamiento: ‘esto es bueno’, ‘esto es malo’, ‘esto me gusta’, ‘esto no me gusta’, esto debería ser así’, ‘esto no debería ser asa’, ‘soy feliz’, ‘soy infeliz’, ni de la manera más sutil.

La meditación es escuchar, sentir, mirar todo lo que pasa sin juzgar.

Tu ser interior no es más que un cielo interior.

Las nubes van y vienen,

Los planetas nacen y desaparecen,

Las estrellas aparecen y mueren,

Pero el cielo interior queda igual.

Intocable, sin mancha, sin marca,

El cielo interior es la recta atención.

Es la clave de toda meditación.

Disfruta del cielo interior, pero recuerda,

Cualquier cosa que veas no eres tú.

Puedes ver tus pensamientos, pero tus pensamientos no eres tú.

Puedes ver tus sentimientos, pero tus sentimientos no eres tú.

Puedes ver tus sueños, pero tampoco tus sueños eres tú.

Vistos tus deseos, memorias, imaginaciones, proyecciones,

Todo eso, date cuenta de ninguna de estas cosas eres tú.

Sigue eliminando todo lo que ves

Y un día aparecerá un momento tremendo,

El momento más significativo de tu vida.

Cuando no queda nada para eliminar,

Todo lo visto habrá desaparecido.

Sólo quedará el ser interior, el cielo vacío, el silencio.

En aquel momento te quedarás sin miedo

Estarás lleno de amor

Conocerás la verdadera libertad.