Una de las características más distintivas del modelo sistémico es la utilización de hipótesis circulares a la hora de diseñar la intervención terapéutica. Estas hipótesis se basan en la causalidad circular según la cual el comportamiento de uno de los miembros de un sistema familiar es causado y causa, a su vez, la conducta de los otros miembros. La conducta de cada miembro esta interconectada con la de los demás y, por tanto, resulta limitado explicar la conducta sin tener en cuenta el contexto relacional en que acontece. Pero la mente humana no está acostumbrada a pensar de forma circular. Por el contrario, los seres humanos tendemos a utilizar el esquema de causa-efecto para explicar las cosas que observamos. Por ejemplo, si tocamos una sartén caliente y nos quemamos, aprendemos que el calor ha causado daño en nuestra piel y que como consecuencia sufriremos dolor y la aparición de una ampolla. Del mismo modo, tendemos a pensar que si alguien exhibe una conducta disfuncional es que a la persona le pasa algo “por dentro” que causa esa conducta. Desde la intervención sistémica en cambio se formulan hipótesis circulares para explicar el problema por el que consulta la familia. De esta manera se esboza la dinámica relacional asociada a dicho problema. En esta WebQuet practicarás en distinguir entre hipótesis circulares e intrapsíquicas sobre el comportamiento humano. Para ello deberás adoptar el rol de psicoterapeuta y generar hipótesis desde distintos modelos de intervención, especialmente desde el modelo sistémico.