40 l CULTURA AQUÍ DIARIO Sábado, 13 de noviembre de 2010 Paco Gijón ENTREVISTA Santander
PERSIGUIENDO UN INSTANTE DE ETERNIDAD
El haiku, el breve poema tradicional japonés y el haiga, la representación gráfica de la poesía, han reunido a dos creadores: Soledad Medina Santaolalla y Juan Mons Revilla
T odo empezó hace un par de años, cuando Soledad Medina Santaolalla conoció a través de su amiga, la japonóloga Elena Gallego, este estilo de poesía. “Empecé a descubrir la cultura japonesa y sobre todo la poesía de los haikus. Mi amiga Elena me puso en contacto con el profesor de la Universidad de Sevilla Fernando Rodrígez-Izquierdo y Gavala, que había escrito el libro titulado El Haiku japonés”.
El haiku consiste en un poema breve de tres versos de cinco, siete y cinco sílabas respectivamente. Es una de las formas de poesía tradicional japonesa más extendidas. Su temática está relacionada con la naturaleza en su más amplio sentido. El haiga es un estilo de pintura japonesa que ilustra los haikus. Al igual que los poemas, estas pinturas están basadas en una profunda observación del mundo cotidiano, pero ejecutadas con libertad, ya que a menudo no repiten de manera mecánica el contenido del poema escrito.
SOLEDAD Y EL HAIKU
En un principio, Soledad solo se plantea conocer este estilo de poesía, la filosofía y la estética que están detrás del haiku. “A pesar de la extrañeza que supone la sensibilidad japonesa, el haiku me resulto familiar por su concisión y dimensión poética, por el respeto a la naturaleza, el asombro por los animales, la complacencia en el amor y la aceptación de la muerte”.
A pesar de parecer un género muy lejano, hay una conexión con la tradición poética española a través de soleá o la copla, metros breves de la poesía española. A finales del siglo XIX un reducido grupo de poetas vanguardistas europeos e hispanoamericanos conocen y cultivan el haiku. Antonio Machado escribió algunos, combinando la herencia de las coplas castellanas y la filosofía Zen.
Soledad Medina no se conforma con cultivar un género existente, sino que, respetando la esencia, aporta su visión poética propia. Crea el metahaiku, el poema que habla sobre el poema, e incorpora nuevos temas de inspiración como la música clásica occidental
“Mi tendencia natural a dejar el poema en los huesos, me hizo identificarme con el haiku desde el primer momento”
LOS HAIGAS DE UN PERSEGUIDOR
A Juan Mons Revilla le gusta que la gente le proponga nuevos retos. Se considera un inquieto pintor que frecuenta tanto el óleo como la acuarela, el modelado en barro, la piedra, el aguafuerte, o la fotografía, que utiliza como medio de documentarse para realizar sus detalladas y personales ilustraciones.
“Soledad me dio la oportunidad de ser muy creativo en algo que para mí era completamente nuevo. Durante dos años estuve perdido y si el trabajo se llevó a buen puerto fue en gran medida gracias a la insistencia de Soledad, y del editor”
Quizá sin saberlo, pero llevado de su gran intuición, Mons capta la esencia de la pintura japonesa, pensando mucho antes de ejecutar el trazo y jugando con las múltiples posibilidades de acierto o error.
“Al principio no me salía nada decente, pero me callé como un zorro. Atravesaba una etapa expresionista y las primeras pinturas eran demasiado descriptivas. En vez de mirar muchos ejemplos de haigas
decidí mirar en mi interior. Un día apareció el editor, que es precisamente el marido de Soledad, preguntado: ¿que es de lo mío? Saqué lo que había guardado y vimos que ese era el camino. Entonces llegó la dura tarea de cribar, dejé solo un tercio de lo que tenía y me puse de lleno a terminar el trabajo”.
“Lo que hago, lo hago siempre a mi modo, y siempre pongo alma vida y corazón. Es que me gustan mucho los boleros”
Juan Mons Revilla y Soledad Medina Santaolalla. Creadores de palabras e imágenes
Autores: Soledad Medina Santaolalla
y Juan Mons Revilla.
Prólogo: Fernando Rodríguez-Izquierdo y Gavala.
Editorial: DosSoles
www.editorialdossoles.es.
“Entrar en un libro de poemas no es como abrir un libro de historia o de economía, de novela o ensayo. Se requiere una tesitura anímica especial, algo así como ir buscando algún mensaje o sugerencia que responda anuestras inquietudes y haga resonar un eco en nosotros. Los haikus de Soledad Medina tienen la virtud de hacernos sentir ese clima cálido y humano desde la primera página.
El poemario presenta cuatro secciones: Haikus de enero, Haikus de abril, Haikus del haiku o metahaikus y Haikus de orquesta rusa. Los haikus de enero, así como los de abril, abundan en esa sensibilidad tan oriental de ver la naturaleza a través de las estaciones,sin descartar del concepto de naturaleza el ingrediente de la vida humana.
¡Cómo resiste
la luna en el jardín
con tanta muerte!
Una gran novedad son los haikus del haiku. Me resulta especialmente sugerente este:
Collar de haikus;
a la orilla del mar
busco las perlas.
Las ilustraciones pintadas a la acuarela por Juan Mons acompañan primorosamente a los poemas. Acuarela y aguada son las técnicas pictóricas más aptas para ilustrar el haiku. Sin duda nuestro ilustrador se ha sentido inspirado por los haikus de Soledad Medina; y así nos gustaría que en todos nosotros igualmente despierten un eco, como sin duda va a ocurrir”