Al atardecer
Los colores fuego
No son de guerra.
De los árboles
El agua es el espejo
Y de las aves.
El tallo verde
A la pared se abraza
Para no caer.
El agua del mar
No pinta la arena
Aunque lo intenta.
Está mi casa
Al final del sendero
Tu hogar y el mío.
Sobre la copa
Cogiendo las cerezas
Veo las aves.
Gota a gota
Moldeas el granito
Con musgo verde.
La primavera
Desconoce su color
Yo se lo cuento.
Me ponen triste
Los bodegones muertos
¡Píntame una flor!
Inmenso verde
Hasta las amapolas
Pintan Castilla.
El rayo asusta
A las aves que vuelan
Solo un segundo.
Japón Marzo 2011
Lengua negra
Imprevisible avanza:
Volver a empezar.
Destrucción total
Paciencia japonesa
Ante el dolor.
Nos das la vida,
Del agua procedemos
Y nos sepultas.
Monstruo invisible
Que llegas y nos matas;
No te dominan.
Ante tragedias
¿Cómo late un corazón
Siendo japonés?
En miles de años
La paciencia forjada
Muestra sus frutos.
Siempre seguirán,
En la cima, la nieve
Del Fujiyama.
Vuelvo la esquina,
Perfume de los tilos
Que me sorprende.
Rojo escarlata,
Pétalos esparcidos
Sobre la hierba.
No siente el tronco
Ni ejército de hormigas,
Ni un caracol.
La llamo y viene
-tan cómoda en su alfombra-
Sin condiciones.
Nos conocimos
Catorce mil años ha
Y estamos juntos.
No ama la ciudad,
Pero vuela a mi lado,
La mariposa.
Brota del árbol
Fruta de verano,
La mariposa.
Vara que salva
Tropiezos del camino
Subo el Txindoki
Posee magia
superar la montaña
Vencerla al fin
Busco tu cima
Aizgorri de sueño
Y lo consigo
Me falta la luz
A pesar de la fiesta
No me encuentro
Son otras vidas
Las historias ajenas
Plácidos libros