LA PLURIDISCIPLINARIEDAD Y TRANSDISCIPLINARIEDAD, RESPONSABILIDAD SOCIAL EMPRESARIAL Y LA GERENCIA DE LA INFORMACIÓN Y LA COMUNICACIÓN.
Autor: Ernesto Caifa
Año: 2018
Autor: Ernesto Caifa
Año: 2018
Se conoce por Interdisciplina la forma de organización de los conocimientos, donde los métodos que han sido utilizados con éxito dentro de una disciplina, se transfieren a otra, introduciéndolos en ella sobre la base de una justificación, que pretende siempre una ampliación de los descubrimientos posibles o la fundamentación de estos. Como resultados, se puede obtener una ampliación y cambio en el método transferido, o incluso un cambio disciplinario total, cuando se genera una disciplina nueva, con carácter mixto, como es el caso de la terapia familiar, que toma métodos de la antropología, la psicología, la sociología y los aplica a la familia. Otro tanto ocurre, aunque con una estructuración formal diferente, en ciencias como la bioquímica, y otras cercanas a los dominios tecnológicos, la robótica, y campos aplicados. Morin 2012.
Así enfrentamos un problema en la actualidad que, tras varios siglos de hegemonía, nos coloca frente a una crisis de crecimiento: la construcción disciplinaria del conocimiento ligada a formas culturales que tienen rango cosmovisivo. Esto significa que a partir de las “miradas” de autores y escuelas se establecieron dogmas y doctrinas; por lo tanto, nos legaron una noción teórica muy difundida acerca del surgimiento de las disciplinas científicas. Así entonces, nos enfrentamos al proceso de separación y delimitación de objetos de estudio en disciplinas como la física, la química, la biología, y el conocimiento social.
La transdisciplina no renuncia ni rechaza las disciplinas. Solo las tergiversaciones lo hacen. Basarab Nicolescu ha explicado que disciplina, Interdisciplina, Pluridisciplina y Transdisciplina son todas como flechas de un mismo arco, el arco del conocimiento Humano.
Con la transdisciplina se aspira a un conocimiento relacional, complejo, que nunca será acabado, pero aspira al diálogo y la revisión permanentes. Tal vez este último principio de deba en gran medida a que conocemos con nuestros órganos de los sentidos, a nuestra percepción. Como señala Von Foerster no existe un único punto de vista (disciplina), sino múltiples visiones de un mismo objeto, la realidad entonces puede ser vista como un prisma de múltiples caras o niveles de realidad. La transdisciplina no elimina a las disciplinas lo que elimina es esa verdad que dice que el conocimiento disciplinario es totalizador, cambia el enfoque disciplinario por uno que lo atraviesa, el transdisciplinario.
Corresponde a Basarab Nicolescu una comprensión de la transdisciplina que enfatiza el “ir más allá” de las disciplinas, trascenderlas. La Transdisciplina concierne entonces a una indagación que a la vez se realice entre las disciplinas, las atraviese, -el a través de-, y continúe más allá de ellas. Su meta ha cambiado, ya no se circunscribe a la disciplina, sino que intenta una comprensión del mundo bajo los imperativos de la unidad del conocimiento.
¿Percibimos quizás que el conocimiento disciplinario tiende a acotarse reiterativamente sobre los bordos de sus objetos y métodos de estudio, sobre los alcances de su perspectiva específica de intereses y escuelas de pensamiento?
En este escenario citar a Basarab Nicolescu (Nicolescu 2002) nos recuerda que la necesidad de coherencia y orden interno del hacer disciplinario, se expresa en la auto-exigencia imperativa de aplicación de la lógica aristotélica; sin embargo quizás muchos hemos sentido que este esquema “hace agua” constantemente, al encontrarse con las contradicciones y errores que son parte esencial de la realidad y la complejidad, la cual vive en cada rincón del mundo real (Morin y Kern 1999). Tanto Basarab Nicolescu como Edgar Morin, enfatizan que estas dificultades se derivan, de forma esencial, de la falta de atención e interés a la vigilia o auto-conocimiento de lo que estamos siendo como sujetos del conocer, de ir más allá de la reactividad de nuestras identificaciones con patrones de ideas y/o estructuras emocionales-corporales que controlan, de forma no-consciente, mi ser.
Mas allá de las disciplinas, el desafío de la ciencia posmoderna
Dentro de la Metodología Transdisciplinaria , Basarab Nicolescu aborda de frente algunas de las raíces fundamentales de la actual problemática civilizatoria que como humanidad tenemos en torno al conocimiento. En particular dentro del nivel de lo lógico, atiende la problemática del tercero excluido: no puede haber un tercer término T, que sea igual a A y no-A al mismo tiempo. Al aplicar su noción de niveles de realidad a la lógica del tercero incluido de Lupasco, explica que el término T sí puede existir siendo igual a A y no-A, tan sólo hay que tomar consciencia de que T existe en otro nivel de realidad y está ligado lógicamente a A y no-A. Esto es ya mucho para la ciencia convencional, por lo que las y los académicas/os de la lógica establecida, repudian este comportamiento “poco serio” de Basarab Nicolescu. Esta propuesta implica una invitación e impulso movilizador a la apertura para reconocer, explorar y vincular distintos niveles de realidad en nuestro estar y conocer el mundo. Siguiendo la propuesta de Basarab Nicolescu, y paralelamente a lo que Edgar Morin nos plantea, por ejemplo en su hermoso libro Mis demonios (Morin 1995), esta exploración, sólo puede ocurrir desde el auto-conocimiento delicado y corporal de mis niveles de percepción (Nicolescu 2002), o de reconocer desde la experiencia mi estar presente en el complexus del conocer (Morin 1999). A mi entender esta dimensión es una de las facetas más deseables y extraordinarias de la metodología transdisciplinaria de Basarab Nicolescu y que el pensamiento complejo de Edgar Morin explora también de forma magistral.
Entiendo que ya que Basarab Nicolescu ha estado tratando de construir una metodología alterna “respetable” a aquella del positivismo-reduccionismo (Nicolescu 2002), y que esta última es una especie de imperio absoluto en la academia, sea él muy prudente al no introducir aspectos excesivamente “extraños” a las costumbres mentales del pensamiento moderno, y que quizás esta actitud conservadora busca ganar un estatus de credibilidad apropiado para poder “competir” con las normas dominantes. Sin embargo, creo que, en Latinoamérica, tierra de esperanza para la ciencias por nuestra tradición crítica y alternativa al estatus eurocéntrico dominante, podemos mirar más allá buscando de forma más libre, alternativas sin compromisos con aquello que nos resulta absolutamente evidente que hace agua por todos lados. El rescate y revaloración de nuestras “epistemologías del sur” resulta vital en estos tiempos, sobre todo a la luz de nuestro abierto reconocimiento de la total inviabilidad de la propuesta civilizatoria de la modernidad-globalización y del positivismo-racionalismo-reduccionismo (de Sousa Santos 2014, Leff 1998, Medina 2006).
Quiero clarificar con todo detalle de forma crítica un aspecto que aquí está implícito tanto en la Metodología Transdisciplinaria, como en el Pensamiento Complejo: que la herramienta más adecuada y poderosa que podemos aplicar para explorar los detalles de un objeto o proceso “de estudio” dentro de un mismo nivel de realidad, es mediante la actividad investigativa de las disciplinas académicas del conocimiento (si bien iluminadas desde una actitud transdisciplinaria y/o compleja). A la luz de lo que ya dije anteriormente, esto implica que dentro de un mismo nivel de realidad y salvando la “sanidad mental” de lo disciplinario y del racionalismo lógico, no se deben aceptar las contradicciones (A=no-A) en nuestro investigar disciplinar. Esta regla universal es el ejemplo de la premisa mayúscula de “sanidad lógica” del sistema de pensamiento moderno, pero que se desgrana en una serie de reglas y costumbres “aceptables” del pensar racional y académico.
Regresemos a la propuesta transdisciplinaria inicial de Basarab Nicolescu. Es así como la visión y el conocimiento transdisciplinario pueden ser vistos como un complemento a la visión disciplinaria, ya que mientras esta última tiene su validez en los límites de un nivel
de realidad (acorde a Basarab Nicolescu), la transdisciplinariedad posibilita al conocimiento del ser humano abordar la unidad multi-niveles de realidad del cosmos y la vida (entiendo cosmos como el mundo, como la totalidad en la que existe nuestro planeta, la cultura, el cielo, el ser, etcétera). Esta posibilidad que abre la actitud transdisciplinaria, tiene lugar a la luz de una metodología que no le huye al tercero incluido en los procesos del mundo real, procesos que ocurren en múltiples niveles de realidad conectada y simultáneamente. Consecuentemente, la actitud transdisciplinaria no se plantea suplantar al conocimiento específico-disciplinario, sino que aspira, complementariamente desde el cuidado (Boff 2002) de un mundo esencialmente complejo, atender el sinnúmero de pendientes que ha dejado el conocimiento científico moderno super-especializado, tales como lo ético, el diálogo multi e inter-disciplinario y de saberes, la visión sistémica-holística, la sustentabilidad, la justicia socio-cultural, etcétera. Creo que resulta claro en estos momentos, que como humanidad y como Planeta Tierra, requerimos de forma dramática este tipo de conocimiento humanizado, tal como lo expresa Leonardo Boff en el título de su libro “Ecología: Grito de la tierra, grito de los pobres” (Boff 1996).
el papel de la responsabilidad social empresarial en la construcción de la equidad.
La Responsabilidad Social Empresarial es el: “Hacer negocios basados en principios ético y apegados a la ley. La empresa (no el empresario) tiene un rol ante la sociedad, ante el entorno en el cual opera. La decisión de hacer estos negocios rentables, de forma ética y basados en la legalidad es realmente estratégico, ya que con esto se generará:
Mayor productividad: a través de mejores condiciones para el cliente interno que conduce a mejor retención de talentos y por ende menores índices de rotación; Lealtad del cliente: satisfaciendo sus necesidades, empezando por proveerle un lugar donde pueda transmitir sus necesidades y quejas. Además de calidad y precio, los clientes empiezan a demandar información de las condiciones de producción, las certificaciones que tiene el producto, entre otras; y Acceso a mercados: por cumplimiento de estándares y certificaciones exigidas por actores externos, incluyendo consumidores. Credibilidad: la empresa que es respetuosa de las personas, comunidades, medio ambiente y la sociedad en su conjunto proyecta una reputación que le garantiza mayor sostenibilidad en el tiempo, reduciendo riesgos, anticipándose a situaciones que pueden afectar la empresa, mayor agilidad para reaccionar y adaptarse y generando confianza.
De otra manera podemos decir que la RSE facilita la identificación y constitución de conglomerados (“clusters”), pues este modelo busca la forma que la empresa pueda mejorar su relación con su cliente y con su proveedor, buscando constituir cadenas productivas socialmente responsables, para que se pueda hablar de un producto o un servicio socialmente responsable.
Así mismo, ampliando el círculo de influencia de las empresa, esta deberá actuar buscando generar una vinculación con los planes de comunidad, los planes municipales, los planes departamentales, y finalmente los planes de nación.
la gerencia de la información y la comunicación el reto para el siglo XXI
En el nuevo contexto de la globalización y de una creciente competitividad, es indispensable para las empresas desarrollar nuevas ideas y adaptar sus estrategias empresariales para aprovechar las oportunidades de negocios que se presentan en el mercado y garantizar su éxito sostenido (Hirscha, Almaraz & Ríos, 2015). Los avances tecnológicos y especialmente los enmarcados en el desarrollo de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC), han brindado diversas herramientas que le han permitido a la gerencia estratégica realizar un mejor rol, entre las que se encuentran los sistemas de información integrados, la minería de datos y los sistemas inteligentes; de esta manera, no se puede desconocer su importancia a la hora de definir el direccionamiento futuro de las organizaciones (Aguilera & Riascos, 2009). El creciente uso de las TIC en la última década está revolucionando la sociedad, introduciendo profundos cambios en la forma en que se establecen las relaciones de tipo económico y empresarial (Gonzálvez, Soto, Trigo, Molina & Varajão, 2010).
Existen diferentes metodologías, procedimientos y modelos que plantean caminos para que esto sea concretado por las organizaciones, pero desde el punto de vista de aquellos que en las entidades tienen que aplicarlos, en muchos casos los perciben como esquemas teóricos y no son interiorizados, ni mucho menos aplicados, salvo en algunos casos aislados y generalmente como resultado de ejercicios de índole científico académica.
Se define entonces la gestión de información como aquel proceso que se encarga de gestionar la información necesaria para la toma de decisiones y un mejor funcionamiento de los procesos, productos y servicios de la organización. (Ajá Quiroga, 2002). Otras de las definiciones se centra en que “la gestión de la información es el proceso de analizar y utilizar la información que se ha recabado y registrado para permitir a los administradores (de todos los niveles) tomar decisiones documentadas”. (Edwards, C.; Ward, J.; Bytheway, A., 1991)
Con la nueva demanda informativa en las empresas, se requieren nuevas formas de gestionar la información y el conocimiento que realmente aporten ventajas competitivas sobre el resto de las empresas. Por lo tanto, la gestión de la información implica: a. determinar la información que se precisa, b. recoger y analizar la información, c. registrarla y recuperarla cuando sea necesaria, d. utilizarla, e. divulgarla.
La Gestión de la Información debe además hacer que las personas adecuadas se involucren en el proceso de creación, proporcionar herramientas de uso sencillo, eliminar la duplicación de la información, asegurar que esta es correcta y actual, compartirla a través de las propiedades web y aprovechar los sitios existentes para su reutilización, estos fundamentalmente, son algunos de los retos a los que se enfrentan las empresas en la Gestión de la Información empresarial.
(Edwards, C.; Ward, J.; Bytheway, A., 1991) en el libro Fundamentos de Sistemas de Información., en síntesis, presenta el enfoque siguiente: La estrategia de las Tecnologías de Información dentro de la organización debe estar basada en las necesidades del negocio. Dicha estrategia debe dar prioridad a la demanda de acuerdo a las necesidades planteadas, y luego asegurar que se gestiona la oferta de recursos y de tecnología de la mejor forma posible para satisfacer la demanda. La implantación de un proceso de planificación de las Tecnologías de la Información, impulsado por una permanente orientación hacia el negocio, debe ser recurrente, y actualizado continuamente, de acuerdo a la evolución de la organización.
Es importante tener en cuenta que dada la extensión del uso y avances tecnológicos para el procesamiento almacenamiento y comunicación de la información, cada vez es más difícil alcanzar ventajas competitivas a partir del uso de estos recursos, lo cual ya constituye, más que una ventaja estratégica, una necesidad estratégica.