El ojo funciona como una cámara de fotografía. En la parte delantera tiene dos lentes que sirven para enfocar las imágenes en la parte de atrás que es la retina. Estos dos lentes son la córnea y el cristalino.El cristalino está en el interior por detrás del iris y no es fácilmente observable a simple vista. Es un pequeño lente de 13 milímetros de diámetro y 5 de espesor. En la juventud, es elástico y puede variar su curvatura para enfocar la imagen según la distancia a la que se fije la mirada. Este es un proceso automático de enfoque que nos permite ver nítido todo lo que miramos. El cristalino va perdiendo esa elasticidad con los años, y generalmente a partir de los cuarenta años se comienza a tener dificultad con la lectura, que aumenta gradualmente hasta los sesenta. Esto es lo que se conoce como presbicia o presbiopía. Después de los 60 comienza a opacarse también en forma lentamente progresiva. A medida que aumenta la opacidad se va perdiendo visión. Cuando se torna totalmente opaco, puede adquirir un color blanco. Esto hace que la pupila se vea blanca, como la espuma de una caída de agua y de allí el nombre de catarata.