Cuando se cumplieron los días de su purificación, según la ley de Moisés, los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén, para presentarlo al Señor, como dice la ley del Señor.
"Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria"
«os ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor. Y aquí tenéis la señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre».
«El Espíritu Santo vendrá sobre ti, (...) el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios»