zona urbana

Actualmente existen 13 viviendas, de las que 5 pertenecen a Torrelles de Foix y 8 a Font-rubí, una se dedica a Casa de Colonias y del resto solo están ocupadas permanentemente 2, tratándose, en general, de segundas residencias. La cantidad de personas que viven habitualmente en el Coll de la Barraca es 5, una pareja en Ca L’Onofre, una persona en Berea y un matrimonio en Cal Tallavent.

Lectura: 2 Casa del Pi, 3, Cal Tallavent, 4 Casa de Piedra, 5 El Baluard, 6 Berea, 7 cal Pau Llebre 8 Ca L’Onofre y 9 Cal Febres

El Coll de la Barraca.

Las primeras referencias al lugar de El Coll de la Barraca se remontan a la mitad del siglo XIX, cuando aparece por primera vez en el censo (año 1850). La fecha de las primeras construcciones no se puede precisar, los primeros que se asentaron en este lugar son los trabajadores (del campo) liberados por su amo, adquieren la posibilidad de trabajar las tierras pagando un arriendo, el amo (los condes o marqueses de la Manresana) permiten que los libertos se establezcan en sus tierras, mediante un contrato de censo, donde construyen su vivienda. Además les conceden campos para trabajar por lo que pagan (una parte de cada tres). El censo de 1850 habla de unos cuantos “fogars” en El Coll de la Barraca, no precisa pero es de suponer que no supera los 10. El asentamiento se produce en medio del camino, la carrerada, que cruza la montaña, uniendo Font-rubí con La Llacuna. Las nuevas viviendas se construyen, casi todas orientadas al Este, ocupando el espacio al costado del camino.

La vida agraria se desarrolla en el entorno, procediéndose al cultivo de toda la montaña que rodea el Coll. El cultivo principal es la viña, como se puede observar en la gran cantidad de bancales construidos y de las ruinas de una bodega, conocida como la Soleia, donde se llevaban todas las uvas de la zona, tenemos que recordar estamos en la época de la filoxera que causa estragos en la plana y en ese momento se piensa que la montaña inmuniza la viña contra la filoxera. Pero no fue así, y llegó la temible plaga. La vida continúa hasta la segunda mitad del siglo XX, durante los años 60 (entre el 60 y 63) el mal tiempo, lluvias tempestuosas e importantes granizadas acabaron con las cosechas varios años consecutivos, produciendo la ruina de los agricultores. Como consecuencia se produce el abandono de las viviendas y la emigración de los “pageses” hacia tierras mejores, la plana del Penedés, Cal Paletas inicia el proceso, pero lo siguen todos, Cal Segarra, Cal Carme, Cal Leonor, Cal Tallavent, Cal Pau Llebre, Cal Boli, Cal Pere Llebre, Cal Caqüero, Cal Garrigó, Cal Agustí, Cal Nofre i Cal Martí, tras este éxodo solo permanecen en El Coll de la Barraca los habitantes de Cal Febres, un matrimonio, sus dos hijos y un a hermanastra, la menor de las hijas, Montserrat cumplió en diciembre los 96 años, vive en una residencia para ancianos, es la leyenda viva del Coll de la Barraca, gracias a su buena memoria y a su longevidad podemos conocer hoy muchos detalles de la históriua de este pequeño pueblo, Montserrat abandonó El Coll cumplidos los 90 años.

Los “pageses” vendieron sus propiedades, las viviendas, a la gente de Barcelona, también conocidos como “pixapins” y “camacos”, en general, se trata de gente que desconoce la vida en el campo y no se dedica a la agricultura. Como consecuencia desaparecen varias de las viviendas: Cal Paletes, Cal Segarra, Cal Martí cuyas ruinas se pueden ver todavía, Cal Garrigó fue derribada para abrir un camino o calle y Cal Caqüero fue anexionada a Cal Pau Llebre. La familia Silla compra cal Boli, al poco tiempo pasa a llamarse el Baluard (Baluarte). Moisés Santacana compra Cal Pau Llebre y Cal Caqüero, la familia Bota compra Cal Nofre y pasa a llamarse la Masía Catalana. La iglesia evangelista compra Cal Pere Llebre que lo convierte en una casa de colonias con el nombre de Berea, pronto cumplirá los 50 años. Finalmente, la familia Bonet compra Cal Tallavent, Cal l’Agustí y Cal Leonor, y llama al conjunto Mas Tallavent. Cal Carme fue comprada por la familia Sabater.

En el entorno del año 2000 se inicia otro cambio de propietarios, Cal Leonor, ahora con el nombre de la Casa del Pi de Mas Tallavent (Casa del Pi) la compra la familia Alepuz, mas tarde Ca L’Agusti, ahora con el nombre de la Casa de Piedra pasa a ser propiedad de David Pes, Cal Tallavent pasa manos de Toni y Maria, cal Sabater (Cal Carme) pasa a Toni y Pat que la llaman ca L’Alzina, Enmanuel i Soazig compran la Masía Catalana y le cambian el nombre por Ca L’Onofre. Montserrat nos deja y su vivienda pasa a Albert. En esta época también se construyen varias viviendas nuevas en El Coll de la Barraca, con nombres como Masía María, Máximo, Andrea y la casa de la corsetera.