El Papa recorrió el país en cuatro ocasiones (1979, 1990, 1991‑1993 y 1999) y en varias visitas pastorales más breves, dejando una huella profunda en la vida espiritual y social de los mexicanos.
Enero de 1979, destacó la “maravillosa simbiosis” entre la herencia prehispánica y la fe cristiana, señalando que el alma mexicana “quiere seguir siendo cristiana” pese a los avances materiales de la época. Homilía de 24 enero 1979, donde describió la arquitectura colonial y los rascacielos modernos como testimonio de la capacidad del pueblo mexicano para integrar su pasado y su futuro bajo la luz del Evangelio.
En 1990, subrayó la necesidad de que la “luz de la fe no se apague” y llamó a los fieles a construir una sociedad más justa y fraterna en solidaridad, recordó que la Iglesia “no puede permanecer indiferente al destino de millones de seres humanos” y que la solidaridad y la dignidad humana son pilares esenciales de la acción pastoral.
1991, elogió los “valores humanos y cristianos” que sustentan la nación, la “solidaridad entre los mexicanos” debe estar marcada por los valores morales y trascendentes para lograr la cohesión social. El Papa también recordó que la fe católica es una “riqueza espiritual que brota de la fe, la esperanza y el amor” y que esa riqueza es ejemplo para otros continentes.
En 1995, rezó por la “paz y el bienestar” del país y pidió que la intercesión de la Virgen de Guadalupe acompañara a México en su camino hacia la fraternidad y la justicia social.
1999, una profunda nostalgia: “Los días inolvidables que pasé en México” y la invitación a no dejar “extinguida la luz de la fe” para que el país siga construyendo una sociedad más solidaria y fraterna. Describió a México como una nación donde “la fe católica sirvió de fundamento para la unidad fraterna” y resaltó la herencia cultural dejada por los misioneros franciscanos, dominicos, jesuitas y agustinos.
Frases significativas
“No dejen que se apague la luz de la fe” – llamado a mantener viva la fe para construir una sociedad justa.
“Solidaridad entre los mexicanos” – exhortación a que la sociedad se funda en valores morales y trascendentes.
“Los días inolvidables que pasé en México” – expresión del profundo cariño del Papa por el pueblo mexicano.
“El Señor nos llama a ser constructores de paz y entendimiento” – dirigida a los diplomáticos, subrayando el papel de la Iglesia y los Estados en la promoción de la paz.
“México es una nación que, a través de la fe, ha transformado la pluralidad étnica en unidad fraterna” – reflexión sobre la integración cultural y religiosa del país.
la peregrinación de Juan Pablo II por México no solo reforzó la fe de los fieles, sino que también ofreció una visión integral de la misión cristiana al servicio de la justicia, la paz y la solidaridad, valores que siguen inspirando a la Iglesia mexicana hoy.