Ocho Aspectos de la Fe Budista

Ocho Aspectos de la Fe Budista.

(Enseñanzas de un Maestro Zen Japonés) por Hakuun Yasutani Roshi,

Traducción al español por John Tesshin Sanderson

Título original en inglés: Eight Beliefs in Buddhism, Traducción del Japonés por Eido Shimano Roshi, Publicado por Temple University, 1966

Versión en español por Centro Zen de México

Introducción de la Version en español

Este libro es especial porque trata de las enseñanzas fundamentales del Budismo desde el punto de vista de un gran maestro japonés del Budismo Zen y está escrito en un estilo francamente intelectual. Además, Yasutani Roshi fue uno de los primeros maestros que enseñó el Zen en occidente. Entre las escuelas budistas, la del Zen tiene fama por insistir en que la práctica misma y no los estudios intelectuales, es el camino para lograr la comprensión correcta; así Yasutani Roshi fue el principal maestro de su generación en mantener tal énfasis. Sin embargo, pensar que el Budismo Zen niega el valor de reflexionar intelectualmente sobre la vida no es correcto. En este libro tenemos un intento amoroso y compasivo de una persona despierta para compartir su visión de la vida humana con todo el mundo.

Hace quince años el leer por primera vez el libro en la versión en inglés me dio una buena orientación intelectual pero más que nada me inspiró a investigar la realidad a través de mi propia experiencia y completar mis estudios con Maezumi Roshi, uno de los sucesores de Yasutani Roshi. Desde entonces lo guardé y casi lo olvidé. Cuando lo descubrí de nuevo me llamó la atención que en mi propio esfuerzo por enseñar el Budismo, he logrado usar casi exclusivamente términos y conceptos occidentales y por ello me di cuenta de que es un recurso precioso tener disponible este libro en castellano. Aunque tengo toda la confianza de que podemos expresar adecuadamente la enseñanza Budista con los idiomas y conceptos occidentales, creo que todavía estamos en el proceso. También me percaté de que hay una tendencia a escoger aspectos del Budismo que parecen acoplarse mejor a nuestra cultura y negar algunos otros que parecen un poco incómodos. A veces justificamos esto diciendo que tal y tal cosa viene más bien de la cultura oriental y no tanto de la enseñanza Budista básica. Creo que la enseñanza más básica del Budismo es ni más ni menos que "por sí mismo, uno puede despertar y comprender la realidad de su propia naturaleza, rompiendo así la cadena de sufrimiento". La enseñanza complementaria es que aun cuando todavía no hayamos logrado una comprensión tan profunda, si vivimos de una manera acorde con la realidad todo resulta más armonioso y aumenta la oportunidad de despertar.

Creo que la utilidad de esta obra tiene tres componentes: nos da una orientación hacia la realidad de nuestra vida, nos anima a investigarla personalmente y nos da un punto de referencia con el que podemos comparar nuestros descubrimientos. Para aprovechar su enseñanza no es necesario que estemos totalmente de acuerdo con Yasutani Roshi, basta tan sólo con no apegarse a opiniones contrarias y sí tener la voluntad de reflexionar, por nosotros mismos, sobre el significado de la vida.

Considero que las personas que ya tienen una buena orientación en las enseñanzas budistas pueden aprovechar este libro sin más introducción, pero para hacerlo más accesible a todos me gustaría añadir algo más. La palabra "buda" en el idioma original significa "la persona despierta que puede ver la realidad'', es decir, ver las cosas como son. Hoy en día la mayoría de la gente no ve las cosas así y esto es el resultado natural y casi inevitable de la vida humana, porque la mente se llena de pensamientos egoístas, conceptos intelectuales y prejuicios. Así, las percepciones no llegan a la consciencia en una forma clara y correcta porque pasan por un filtro de interpretación egoísta. Tales distorsiones de la realidad son la causa directa o indirecta de casi todo el sufrimiento humano. En el budismo se analiza este fenómeno con mucho detalle. Por ahora lo llamaremos, simplemente ignorancia.

En cierto sentido el problema de la ignorancia contiene en sí mismo su propia solución: Finalmente, el sufrimiento llega a ser tan fuerte que la barrera del egoísmo se abre lo suficiente como para que se esté dispuesto a considerar que la causa del problema es uno mismo, es decir, la propia manera de pensar y actuar. Si no reconocemos esto, siempre culparemos al otro de nuestro sufrimiento. Una vez que esta chispa de comprensión ilumina la mente, se puede cultivar sin fin hasta que surja la aspiración de despertar de la ignorancia y aliviar el sufrimiento; no solamente el propio sino el de todos los seres vivientes. Pero aun cuando esta aspiración surja, el hábito de ser ignorante no cambiará mucho si uno no desarrolla una manera de vivir que apoye al cambio.

Creo que hasta aquí estoy hablando de aspectos de la vida humana compartidos por todo el mundo en un grado u otro. Podemos usar la palabra "budismo" para significar este proceso de despertar sin referencia a una religión determinada. En palabras sencillas, la frase "búsqueda espiritual'' puede servir igual. Sin duda cada idioma y cultura tienen su manera de expresar esta experiencia humana. Hasta nuestra palabra "religión'' en su origen tiene este sentido, ya que quiere decir "re-unir''. Despertarse es darse cuenta de la unidad absoluta.

Hace 2500 años, en el norte de India, sucedió que una persona tomó la búsqueda espiritual en forma de voto para comprender profundamente la raíz del sufrimiento y así lograr aliviarlo lo más posible. Por medio de esta búsqueda logró despertarse profundamente y se dedicó a compartir su comprensión con todo el mundo. Manifestó tanta serenidad, bondad, compasión y voluntad incansable de ayudar a los demás, que por respeto le llamaron "Buda''. Quizás lo que más impresiona de Buda sean sus enseñanzas sobre los métodos y prácticas que nos ayudan en la búsqueda espiritual. Con el tiempo su enseñanza llegó a ser una gran religión mundial. Tiene tantas escuelas y sectas que parece incluir al espectro entero de la experiencia religiosa humana. Entre estas escuelas hay una que se llama Budismo Zen, la cual atrae gente muy devota pero bastante terca, hasta el punto en que algunos insisten en tomar el mismo voto del Buda. Agradecen mucho sus enseñanzas pero más que nada quieren comprobarlas personalmente. Así, a veces dicen que aun la enseñanza más bella es como un dedo que señala la luna y si confundimos el dedo con la luna misma, no sirve para nada. Piensan que renovar la experiencia del despertar es responsabilidad de cada generación y, por lo tanto, de ellos mismos. Pero después de hacerlo parece que se vuelven muy flojos, pierden ambición y pueden dedicarse a cualquier cosita como si fuera algo muy importante. En fin, nadie los entiende, mucho menos ellos mismos. ¡Qué vergüenza!.

El aprecio por este libro será enriquecido al conocer algo de la vida de Yasutani Roshi, así es que incluimos una sección biográfica. Probablemente el material del libro proviene de una serie de pláticas que el maestro dio en público. Parece que fluye de su corazón, de muchos años de práctica budista. Pero sin duda, se pueden entender mejor sus palabras al saber algo sobre su lugar y tiempo. Para mi él es de la vieja escuela, un buda anciano y un abuelo bondadoso. Siento como si nos hubiéramos conocido aunque él murió el año en que yo me hice monje novicio y no lo traté personalmente.

Para concluir esta pequeña introducción, quisiera decir algo con respecto al budismo y otras religiones. No cabe duda de que Buda, como otros grandes maestros, no tuvo intención de fundar una religión partidista que dividiera a las personas por medio de etiquetas y sentimientos de exclusividad. Como otros grandes maestros, buscó la verdad, la comprendió por sí mismo, la vivió y la enseñó. La verdad tiene el poder de transformar el sufrimiento en agradecimiento; el temor en confianza imperturbable; el egoísmo en humildad; la preocupación en paz mental. Despierta además una compasión que no solamente hace ver a todos los seres humanos como una unidad, sino también a todo el universo. En la visión budista, "la persona que despierta y ve las cosas como son'' puede ser Mahoma, Jesús, Krishna, Don Juan, Quetzalcóatl o tú mismo. Mucha gente ha comprobado que uno no tiene que negar su propia religión para estudiar y practicar budismo sino que, por el contrario, se aprecia mejor la vida, la cultura y la religión propia.

Tesshin

Introducción de Yasutani Roshi

Mi maestro, Harada Roshi, dio a conocer ocho puntos importantes del estudio del budismo, a los cuales llamaba la Creencia Correcta en el Budismo. Son sencillos pero sin embargo, se refieren directamente a la esencia de la enseñanza. Si uno comprende con claridad estos ocho puntos puede decir que sabe lo que es el budismo. Los ocho puntos son:

La Naturaleza Búdica

El Concepto Erróneo acerca del "Yo'' (Ego)

La Vida Eterna

La Ley de la Causalidad

La Existencia de Todos los Budas

La Atracción Mutua entre los Budas y los Seres Vivientes

No Dos, sino Uno

El Camino a la Budeidad

Por haber sido su discípulo durante unos 30 años, al menos logré abrir el ojo de mi Mente en cierto grado y es por esto por lo que le estoy muy agradecido.

Espero que mis pláticas te sirvan de ayuda en tu estudio sobre budismo.

Hakuun Yasutani (1966)

La Naturaleza Búdica

Primera Parte

Aunque he dicho que existen ocho puntos respecto al estudio del budismo, eso no quiere decir que hay ocho cosas diferentes que existen separadamente ante nosotros. Sólo hay una verdad pero para ayudarnos a entenderla intelectualmente podemos considerar ocho perspectivas diferentes. Cada una de éstas se relaciona no sólo con las demás, sino que también contiene dentro de sí misma las otras siete. Por lo tanto, si una persona puede entender una, naturalmente entiende las otras. En cambio, si una persona no puede entender alguna de estas perspectivas, aunque diga que comprende las demás, todavía no ha logrado una comprensión profunda. Esto se debe a que la esencia o la raíz de todos estos ocho puntos es la naturaleza búdica misma. En el Sutra del Nirvana Shakyamuni Buda dijo: "Todos los seres vivientes tienen naturaleza búdica''. "Todos los seres vivientes'' no sólo se refiere a los seres humanos, sino también a los animales, las plantas e inclusive los objetos inanimados. De hecho la naturaleza búdica es el otro nombre de todas las existencias en este mundo. Ya que se dice que todos los seres vivientes contienen naturaleza búdica, por supuesto que no existe diferencia alguna entre un hombre blanco y un hombre negro, entre un hombre y una mujer; todos tienen naturaleza búdica. Cuando el futuro Sexto Patriarca conoció al Quinto Patriarca, éste último le preguntó si era verdad que la gente que habitaba al sur de la montaña carecía de naturaleza búdica. El Sexto Patriarca respondió diciendo que si bien existen norte y sur, en cuanto a naturaleza búdica se refiere ninguno de los dos existe, ni el norte ni el sur. Por esta respuesta él pudo convertirse en estudiante del Quinto Patriarca.

Dogen Zenji, el famoso maestro zen japonés del siglo XIII, interpretó el significado de esta cita del Sutra del Nirvana de la siguiente forma: Todos los seres vivientes son la naturaleza búdica misma y ninguna otra cosa. Por eso no se trata de si existe o no, lo que importa comprender es el hecho de que toda la existencia es la naturaleza búdica.

Sin embargo, aunque repita lo anterior muchas veces, si el contenido no está claro se vuelve meramente un juego de palabras. Así que empecemos por analizar y apreciar la naturaleza búdica.

Primero corregiré algunos conceptos erróneos acerca de la naturaleza búdica. Mucha gente cree que la naturaleza búdica es una alma espiritual que existe en alguna parte del cuerpo o dentro de todo y que está oculta hasta que uno se transforma en Buda. El siguiente relato se deriva de ese concepto erróneo tan típico.

El funcionario Chiku preguntó al maestro zen Chosha: "Cuando partimos en dos una lombriz, ambas mitades siguen retorciéndose. Entonces, ¿cuál de las dos mitades contiene la naturaleza búdica?''. El maestro le regañó diciendo: "¡No seas tonto!''. No obstante Chiku insistió: "¡Pero las dos mitades se mueven!''. Chosha le replicó: "¡Porque la lombriz todavía está viva!''.

A veces el notable maestro chino Joshu decía: "el perro tiene naturaleza búdica'' y otras veces "el perro no tiene naturaleza búdica''. Obviamente su intención principal al decir a veces "sí'' y a veces "no,'' era simplemente hacernos comprender que la naturaleza búdica yace más allá de sí o no. No sólo toda la existencia es la naturaleza búdica misma, sino que todo el universo es naturaleza búdica. Hablar de esta naturaleza búdica es explicar las cosas multitudinarias del universo; hablar de esta naturaleza búdica es revelar la naturaleza real de nosotros mismos. Podría repetir esto sin cesar pero en vez de hacerlo señalaré una de las características fundamentales de la naturaleza búdica y trataré de aclararla. La llamamos ku (shunyata, vacío). Esta es la condición de no-entidad-fija y a pesar de cualquier ilusión egoísta contraria, es la condición esencial de todo el universo. El Dr. Junjiro Takakusu, uno de los filósofos budistas recientes más destacados, le llamó la teoría de la nada.

Ku es la esencia de toda la existencia. La expresión suprema más simple y más directa que confirma este hecho es la escrita por Nagarjuna: "Todos los dharmas (fenómenos) son el resultado de la causa: los llamo ku.''

Casi todas las religiones, a excepción del budismo, creen en un Creador separado de su creación y afirman que El hace todas las cosas. Si comprendo bien así sucede entre ciertos chinos, así como en el judaísmo, el cristianismo, el islamismo y el hinduismo. Sin embargo, el budismo enseña que todos los fenómenos son el resultado de la ley de la causalidad. Si la causa cambia también ocurre un cambio correspondiente en el efecto; si la causa desaparece por completo, el efecto naturalmente se esfuma. Por lo tanto ningún fenómeno cuenta con una entidad fija propia. Además, la causa y el efecto no son divisibles.

Si yo explicara esta enseñanza mediante ejemplos más concretos podría decir que un hombre bueno no tiene la entidad específica de `'lo bueno'', pues tal vez por las circunstancias se vuelva un hombre malo; un hombre malo tampoco tiene una entidad específica de "lo malo'', si la causa cambia posiblemente se convierta en un hombre bueno. Lo mismo puede decirse de la gente pobre y la gente rica, de la gente sana y enferma, burda y civilizada. También puede decirse de la felicidad y la infelicidad, de la paz y la guerra, del cielo y del infierno. Otro ejemplo es la interacción entre carbono y diamante; sometido a la presión suficiente, el carbono se transforma en un diamante. Por otra parte, bajo las circunstancias adecuadas, el diamante se reconvertirá en carbono. El punto principal de esto es que nada tiene una entidad fija propia. Cada cosa se encuentra en su estado inmediato en virtud de causas determinadas, en un estado temporal de no especificidad llamado ku.

Actualmente, los científicos atómicos más experimentados han empezado a explorar este campo, pero recordemos que Shakyamuni Buda descubrió este hecho del ku hace 2,500 años. Cuando empezó a predicar el budismo, lo usó como su enseñanza fundamental y a partir de entonces se ha trasmitido desde India a China y de ahí a Japón. Una de las finalidades primordiales del budismo es que experimentemos directamente el hecho de ku y que lo actualicemos en la vida diaria. Budismo es creer en la naturaleza búdica, comprender la naturaleza búdica, practicar a fin de poderla ver claramente y por último fusionarla con nuestra vida cotidiana.

Mi maestro, Harada Roshi, acostumbraba dibujar un círculo en el pizarrón al principio de cada plática y decía que el universo es Uno. El Tercer Patriarca Ganchi, en su obra Creyendo en la Mente, escribió lo siguiente: "Es perfecto, nada le falta, nada le sobra''; esta es una buena explicación de la naturaleza búdica.

Ahora explicaré la naturaleza búdica de un modo diferente. Todas las existencias son perfectas como son. Tal perfección se demuestra como un círculo. La pata de la garza es larga y es perfecta en su longitud, mientras la pata del pato es corta y es perfecta en su cortedad. Perfección no implica que debemos tratar de acortar la pata de la garza o alargar la pata del pato a fin de conseguir que cada ave se conforme a nuestra noción preconcebida de una apariencia más agradable. El verdadero significado de la perfección es que las cosas son perfectas como son. La persona alta es perfecta como alta, la persona baja es perfecta como baja. No es necesario que una persona baja use tacones altos. La persona negra es perfecta como es y la blanca también; el elefante es perfecto como es y la hormiga, aunque pequeña, también es perfecta. Claro que una hormiga no puede hacer las cosas que un elefante, pero tampoco un elefante hace las cosas que hace una hormiga. No hay motivo para que un hombre rico sea altanero por ser rico, ni hay tampoco motivo alguno para que una persona pobre se sienta inferior. Uno y otro son perfectos como son.

Un gran actor es capaz de representar a un mendigo y en otra ocasión, sobre el mismo escenario, caracterizar a un hombre rico, pero independientemente del tipo de personaje que interprete su valor personal esencial no cambia. Así, el círculo es perfecto y completo en sí mismo. Aunque algunos de los antiguos patriarcas expresaban su perfección sentándose a meditar, nosotros podemos expresar nuestra perfección también caminando, durmiendo e inclusive realizando todas nuestras acciones. Es por ello que la frase: "Todos los seres vivientes son originalmente Buda'' expresa tal perfección. Cuando una persona comprende esto verdaderamente, nunca tendrá por qué quejarse o estar descontento, porque así, sin importarle la clase de situación en la que se encuentre, puede vivir en paz, agradecida por trabajar en bien de los demás. Esta devoción es la vida del Buda y practicar esto es la vida del budista. Aun así, nunca faltan personas que siempre están quejándose de su situación por lo que naturalmente no pueden apreciar su perfección. Siempre están pensando egoístamente y por eso nunca logran satisfacerse. A tales personas simplemente se les llama necias.

La Naturaleza Búdica

Segunda Parte

Ahora estudiemos la naturaleza búdica más a fondo. Es posible decir que la naturaleza búdica es otro nombre del instinto humano. Hace aproximadamente tres años, al dar una conferencia en una universidad americana, alguien me preguntó: "¿Acaso el budismo niega el deseo humano?''. Respondí que el budismo no niega el deseo humano pero sí enseña la manera correcta de canalizar todos los deseos. Insistente, mi interlocutor me preguntó si el budismo no era como el estoicismo. Me di cuenta que en occidente esta idea superficial acerca del budismo es bastante común, por lo tanto, explicaré el instinto humano desde la perspectiva budista.

Todas las cosas vivientes tienden naturalmente hacia la conservación de la vida. En los seres humanos esta tendencia puede considerarse como el instinto de conservar la vida y se puede decir que a partir de ese instinto se deriva todo lo que llamamos el deseo humano.

Los dos deseos más fuertes son el deseo de comer y el deseo sexual. Ambos son el resultado del instinto de conservación. Al enfermarnos perdemos temporalmente nuestro apetito, e incluso a veces no deseamos comer, pero el impulso de vivir no desaparece. En realidad de acuerdo con el instinto de conservación, el deseo de comer es controlado por la condición del organismo. El deseo sexual es fuerte cuando uno es joven y se tiene mucha energía. Queremos trasmitir nuestro instinto de conservación a la generación siguiente a fin de perpetuar la vida. Naturalmente, el deseo sexual desaparece cuando enfermamos de gravedad y disminuye cuando envejecemos, pero el instinto de conservar la vida siempre permanece. En ocasiones, el apego se debilita, pero el deseo de vivir todo el tiempo posible sigue igual durante toda la vida. Puede suceder que un anciano diga a un joven: "Ya soy muy viejo, no me importa morir.'' Eso es tan solo un gesto y no su verdadero sentimiento. Si tú haces eco a sus palabras y le dices: "Adelante, muérete'', seguramente lo ofenderás. Yo cuento con 80 años de edad pero no quiero morirme sino que quiero vivir el mayor tiempo posible y trabajar lo más que pueda.

Alguna gente preguntará: "Entonces, ¿por qué hay tantos suicidios?''. Una persona se suicida no sólo porque quiere morir. Si lo hace por ese motivo sin duda está desquiciado. Quien no está desquiciado pero se quita la vida es alguien que no puede vivir como quisiera vivir. Un suicidio así es una expresión de resistencia y es otra forma del instinto del que hablo.

Por ejemplo, cuando uno se enferma y sufre mucho dolor puede pensar que es mejor morir y tal vez dirá: "Déjenme morir.''. Si pudiera liberarse de su dolor, sintiendo nuevamente alegría y paz, con certeza diría: "Qué bueno que no me morí, ahora quiero vivir todo el tiempo que pueda.'' Aun así, puede haber quien pregunte por qué hay tantos suicidios en los países escandinavos, particularmente en Noruega y Suecia, donde la seguridad social está muy establecida y los ancianos pasan sus días cómodamente jubilados en asilos. De nuevo nos encontramos con el mismo instinto en otra forma. Estas personas sienten que no vale la pena seguir viviendo porque no encuentran significado en la vida, por lo que el suicidio es una rebelión contra una existencia insípida y tediosa.

El instinto humano de conservar la vida infunde en el hombre no sólo el deseo de prolongar su vida, sino también el deseo de enriquecerla lo más posible. Por eso, éste a veces busca la fama, la fortuna, el poder, la destreza intelectual, o bien, su deseo de expansión puede expresarse como la búsqueda de la alegría, la apreciación del arte, la invención de cosas nuevas, la adherencia a la moralidad, la creencia en la religión o hasta la práctica real de la religión. Nuestro impulso es buscar la vida interminable y la expansión sin fin. El budismo enseña la forma de satisfacer este impulso.

El budismo puede parecer semejante al estoicismo por tener también preceptos estrictos. El más importante es no matar.

Este precepto sobre no matar aparece en la tradición mahayana, por ejemplo, en los diez Siksapada para monjes y en los cinco preceptos para legos. Si no me equivoco, uno de los Diez Mandamientos de Moisés es: "No matarás''. Si Moisés quería decir que uno no debe matar ni a un hereje, ni a un enemigo, ni a un insecto, eso es exactamente lo mismo que el precepto budista. Uno no debe matar ninguna cosa viviente. Si todos los seres humanos siguieran este precepto, no habría guerras. El budismo enseña a buscar la paz. Durante toda la historia del budismo, los budistas no han propiciado guerras religiosas. Si un budista enfrenta la situación de "matar o ser matado'', será matado. Gandhi, si bien no fue budista, se vio muy influido por la tradición india de no matar y facilitó la independencia de su país por medio de la resistencia no-violenta. Los sacerdotes budistas en Vietnam del Sur se prendían fuego a fin de proteger el budismo. Ambos son buenos ejemplos del precepto de no matar.

Desde luego suicidarse es contrario al precepto budista. Los sacerdotes budistas se prendieron fuego ya que, dadas las circunstancias, ése era el único medio a su alcance para poder protestar contra la opresión del pueblo y salvar muchas vidas. Sabían que era un acto pecaminoso, pero daban sus vidas por el bien de los demás. Desde el punto de vista budista todo tiene vida, es decir, todo lo que existe no es otra cosa mas que la vida y llamamos a esa vida naturaleza búdica. Por eso se dice que todas las existencias son naturaleza búdica misma. En fin, mencionaré tres aspectos de la naturaleza búdica.

En japonés son llamados: shoin bussho, ryoin bussho y enin bussho. Shoin bussho es la naturaleza búdica misma, la realidad esencial de la que he hablado hasta ahora y significa literalmente causa fundamental.

Afortunadamente contamos con la capacidad de vivenciar este shoin bussho y esta capacidad se llama ryoin bussho. Ryo quiere decir darnos cuenta.

Aunque tenemos tanto shoin bussho como ryoin bussho, para poder llevar a cabo tal potencial es necesario que se dé alguna causa, alguna condición, pues nada sucede accidentalmente. Por ejemplo, llegar a conocer al maestro adecuado y recibir la orientación más apropiada es una causa buena. Esta se llama enin bussho y por fortuna también la tenemos. Enin significa causa cooperante y al decir enin generalmente pensamos en algo exterior a nosotros, pero después de todo, el yo y los otros no son dos entidades separadas. Si algo existe fuera de nosotros con toda seguridad existe también dentro de nosotros. Estos tres aspectos de la naturaleza búdica son tesoros pertenecientes a los seres humanos que hacen posible la vía del despertar.

Si ya sabemos con certeza que es difícil nacer como ser humano, no hay que perder la actual oportunidad que tenemos para cultivar la aspiración y determinación correctas de despertar a esta maravillosa naturaleza búdica. Esto es lo importante.