WASHINGTON, AFP
La empresa especializada LifeGem propone crear con "las cenizas de tus seres queridos fallecidos un recuerdo precioso y único, de una vida única y preciosa".
Fundada en 2001, este compañía que ofrece también sus servicios en Europa ha triplicado sus ventas desde su creación y espera duplicarlas el año próximo.
Las cenizas de un cuerpo humano pueden producir una veintena de diamantes y quedarán todavía bastantes cenizas si uno quiere dejarlas a buen abrigo encima de la chimenea de su casa, afirma LifeGem.
Sin embargo, precisa Dean Van den Biesen, vicepresidente de la empresa, hasta ahora nadie ha pedido más de 11 diamantes.
El procedimiento consiste en extraer el carbono (materia necesaria para hacer un diamante) de las cenizas. Una prensa a diamantes permite luego crear en algunas semanas un diamante en bruto, reemplazando un proceso que a la naturaleza puede llevarle millones de años.
Enseguida el diamante en bruto es tallado y pulido en prácticamente todas las formas imaginables.
Los precios varían de los 2.700 dólares por un diamante de 0,25 quilates a los 20.000 dólares por un diamante de 1,25 quilates.
"No le está permitido a todo el mundo", reconoce Van den Biesen, pero asegura que "para aquellos que han elegido inmortalizar a un ser querido en una alhaja, es una experiencia extremadamente positiva". Chaqueta y botas de cuero de un típico amante de la motocicleta, bandana con una calavera anudada en la cabeza, Jeff Barrett, es un enterrador de la 'nueva ola'.
En el salón anual de directores de funerarias que se reúne en octubre en Chicago (norte), propuso el uso de una nueva generación de urnas funerarias: el tanque de una Harley-Davidson.
"Usted puede deslizar un tipo muy grande ahí dentro" explicó, como si lo hiciera ante un eventual cliente. Y asegura que su moderna urna está especialmente concebida para adaptarse al asiento de una moto "si le vienen ganas de llevar a su amigo de viaje".
Por ahora, la urna Harley-Davidson, que se vende en 1.350 dólares, ha tenido poco éxito, pero Barrette está convencido de que el éxito es cuestión de tiempo.
La empresa FuneralOne no concibe los entierros del mañana sin alta tecnología, y el presidente de la compañía, Joe Joachim, suscribió 1.500 contratos en los dos últimos meses.
La sociedad ofrece a sus clientes la posibilidad de crear videos retratando la vida del difunto y sitios de Internet consagrados a su memoria. Y propone además, difundir por Internet la inhumación del fallecido.
Desde enero próximo, será posible instalar una pantalla de video de 18 cm en la tumba, que funcionará a energía solar, para difundir imágenes y fotos recordatorias del difunto. El ideólogo del proyecto, Sergio Aguirre, espera vender más de 100.000 tumbas con pantallas de video en el próximo año. "¿Todo el mundo tiene una historia para contar y qué mejor medio que un video para hacerlo?", se preguntó Aguirre.
La industria funeraria mueve unos 11.000 millones de dólares en Estados Unidos.