F.Nicolás estudiante

Las aventuras escolares del 'pequeño Nicolás'

La vida en el colegio de Francisco Nicolás en imágenes

Francisco Nicolás, junto a dos compañeros, durante una clase. E. M.

Antes de convertirse en el 'pequeño Nicolás' y saltar a la primera plana por presuntamente haber estafado miles de euros falsificando informes del CNI , el joven de 20 años Francisco Nicolás Gómez Iglesias era simplemente Fran, "un niño guapo, con mucha labia, espabilado y con altas aspiraciones desde muy chico", según cuentan a EL MUNDO algunos de sus compañeros de colegio, a quienes no les ha sorprendido mucho ver "hasta dónde ha llegado". "Lo de la estafa choca un poco, pero que estuviera en esos círculos no". Mientras políticos, empresarios y personalidades de diversos ámbitos están con la boca abierta por las andanzas de Fran, sus colegas de pupitre no se muestran tan asombrados. No en vano, ya le veían llegar a clase en coche con chófer y llevan años asistiendo a su escalada social.

De pequeño, Francisco Nicolás, que se ha codeado y fotografiado con los más poderosos del país e incluso se 'coló' en la recepción que ofrecieron los reyes Felipe VI y Letizia tras la coronación -como destapó El Confidencial-, "era muy cariñoso y tenía a todo el mundo encandilado. Pero en cuanto entró en la adolescencia ya estaba muy subidito. Era un poco chulo y déspota, aunque los adultos seguían prendados de él". Lo recuerda María, que además de estudiar en el mismo centro educativo -el colegio religioso San Francisco de Asís de Madrid, no demasiado lejos del chalé que utilizaba el joven para sus negocios- era su vecina y jugaban juntos en un parque de la zona de Cuatro Caminos. De hecho, era la madre de Fran quien a veces les llevaba a los dos juntos al colegio.

El 'pequeño Nicolás' estudió en esa escuela hasta los 16 años. Se tuvo que ir en primero de bachillerato porque al suspender tres asignaturas no podía pasar de curso y tenía que repetir obligatoriamente. Una medida que no gustó al joven, que alardeó ante sus colegas de que "iba a llamar a Rouco Varela y a la consejería de educación para que intercedieran por él y pudiera seguir estudiando allí". Fue un 'farol' -pues el centro educativo nunca recibió ninguna llamada ni presiones al respecto- y, finalmente, tuvo que cambiar de colegio. "Le admitieron en un centro para deportistas de elite, donde le dejaron estudiar el siguiente curso a pesar de las tres materias suspensas", explica María. Un hecho que extrañó a todos. "No sabemos cómo pudo entrar en un lugar para deportistas de elite, porque no era nada deportista. Ni siquiera jugaba al ajedrez. Algo tuvo que hacer ahí", dicen personas del ámbito educativo que le conocen, pero prefieren mantenerse en el anonimato.

No llegó a tirar de contactos como Rouco Varela -por entonces arzobispo de Madrid-, pero a Francisco Nicolás se le quedó clavada la espinita de haberse tenido que cambiar de colegio y quiso dar un escarmiento a su antiguo centro, en el que estaba muy adaptado e incluso escribía en la revista escolar, como el artículo que firmó tras la muerte del Papa Juan Pablo II. Se le ocurrió una broma que, según María, "fue una venganza en toda regla. Al menos así lo contó el propio Fran a sus allegados. Que era su venganza particular".

Y lo que salió de la cabeza del chaval -adolescente en aquella época- fue intentar arruinar una de las celebraciones más importantes que se realizan en ese colegio y de las más esperadas por los alumnos: el recital navideño de villancicos. Desde primeros de diciembre todas las clases dedican un tiempo -robado de las horas lectivas- a elegir un villancico, que puede ser conocido o compuesto por los propios estudiantes, pensar los instrumentos que mejor le van para acompañarlo y ensayarlo todos juntos. Así hasta el último día, el que se dan las vacaciones de Navidad, que es cuando se celebra el festival. Este evento, que en los inicios fue un concurso pero con los años se evitó elegir un ganador porque siempre había piques entre clases, empezó celebrándose en el propio colegio pero después hubo que trasladarlo a otro lugar, para que cupieran mejor todos los padres y familiares de los alumnos. En sus primeras navidades fuera del centro, Fran, en plan aguafiestas, llamó a la policía para denunciar "exceso de aforo y de ruido" en el local en el que estaban cantando sus antiguos compañeros.

Clases particulares

"La última vez que nos vimos fue en Antequera, en la beatificación de Madre Carmen del Niño Jesús -patrona del colegio-. Y ya iba él controlando todo el cotarro y organizando a unos y otros. Nos saludamos y charlamos un rato, pero iba ya muy sobrado y no tuvimos más contacto", declara su amiga de la infancia. María destaca que "sus padres siempre han sido muy normales y que su madre siempre ha estado muy orgullosa de su hijo".

En las clases por las que ha pasado recuerdan que "nunca fue brillante ni tuvo buenas notas. Solía tener profesores particulares y lo cierto es que de pequeño estudiaba mucho, aunque le costaba. De más mayor ya no tenía tiempo y todo era más difícil".

Francisco Nicolás, que fue detenido la semana pasada y puesto en libertad el pasado viernes, está en la actualidad abrumado y mantiene -como hizo ante la Policía y ante la juez- que no cometió los delitos que se le imputan -estafa, falsedad y usurpación de identidad-, según han explicado a la agencia Efe fuentes de su defensa. Sí reconoce que acudió a numerosos actos, incluida la proclamación de Felipe VI, y llevó a cabo diferentes actividades gracias a los contactos que tenía.