La arquitectura gótica nace en Francia a mediados del siglo XII y se expande por toda Europa durante los siglos XIII y XIV gracias en gran parte al movimiento cisterciense. Este movimiento lo lleva a cabo San Bernardo en 1112 surgiendo en Europa una serie de abadías que se hacen eco de las nuevas técnicas (mezcla entre el románico y el gótico). Es así, como a principios del siglo XIII, la arquitectura gótica deja de ser patrimonio exclusivo de Francia para extenderse por toda Europa.
El gótico se caracteriza por la verticalidad, la altura, la esbeltez y la luminosidad. Su expresión más habitual es la catedral, en la que encontramos todos los elementos del gótico. Las ciudades competían por tener la catedral más bella con las agujas más altas apuntando al cielo. Se tardaba más de un siglo en concluir estas magníficas obras.
El material predominante era la piedra, que hacía menor el peligro de incendio y tenía más consistencia que el hierro.
Los franceses fueron los pioneros en la construcción de las nuevas catedrales. En 1163, se inició la construcción de Notre Dame en París que acabó 72 años más tarde.
Notre Dame (Paris)
Catedral de Notre Dame (París)
Interpretaciones del estilo Gótico.
No es un término definido y sus orígenes no están definidos excepto para arquitectura (San Denís en París) y no hay una definición homogénea porque cambia a lo largo de los siglos XII al XV y sobre todo en pintura.
Vasari crea el término en el siglo XVI: Gótico = Bárbaro. En el siglo XVIII se revaloriza el gótico porque se revaloriza la cultura medieval y sobre todo donde más Gótico había: en Alemania e Inglaterra. Pero es en el siglo XIX cuando más se recuerda y más prestigio tiene.
Durante el Romanticismo, los artistas buscan estilos nacionales pseudo-góticos y en el último tercio se crea el Neogoticismo en edificios religiosos, utilizando sobre nuevos materiales soluciones góticas.
Pero fue Violet Le Duc, teórico francés del siglo XIX, el que descubrió el Gótico en sus aspectos técnicos. Los alemanes estudian la distribución del espacio: unitario y compacto pero muy jerarquizado.
Periodización.
El principio y el fin están muy distorsionados. El siglo XII es el románico por excelencia pero Saint Denis es reformada en 1140 con cabecera gótica y en 1150 aparece ya por toda Francia. Este país es su foco original y principal (el templo ortodoxo no tiene gótico).
El siglo XIII es la época clásica del Gótico en arquitectura y se hacen las catedrales más altas.
En los siglos XIV y XV se produce una simplificación arquitectónica con un recargamiento ornamental.
En el siglo XIII se desarrolla por el comercio y por el equilibrio político rey- nobleza feudal. Pero en el XIV se produce la peste: se acaban las catedrales y se empiezan muy pocas más y son más bien Iglesias. En cambio la arquitectura militar en este siglo va en auge.
El siglo XV se caracteriza por ser más internacional con tendencias comunes en toda Europa. Se convierte en un arte cortesano y viaja de Corte en Corte.
El Arte Gótico.
La Catedral Gótica.
Es la expresión en piedra del pensamiento cristiano bajo - medieval. Es la elevación hacia Dios emulando su grandeza y luminosidad. Muros reducidos a lo indispensable, esbeltez arquitectónica, vanos gigantescos porque el muro ya no es soporte, sólo cubrimiento lateral y casi siempre en cristal.
Por eso Dehio piensa que el origen del Gótico es el descubrimiento de la bóveda de crucería que concentra todo el peso en los vértices. Actualmente se cree que fue el movimiento gótico quien descubrió la bóveda de crucería y no al revés. La bóveda se descubrió porque se tuvo la consciencia de su falta y su necesidad.
La Catedral gótica es urbana, enorme. Sirve para albergar a peregrinos. Es también un centro cívico, allí están los archivos, allí se hace justicia y sirve de refugio. Es el orgullo de la ciudad (el orgullo burgués, el egoísmo sagrado), la forma de competir en rivalidades de ciudades. Sólo las más ricas y las más grandes podían tener grandes catedrales pero todas intentaban superarse a medida de sus posibilidades.
Los maestros eran contratados y ellos contrataban a su equipo. Todos formaban la logia o gremio errante de albañiles y constructores (de estas logias proviene la masonería del S. XVII). Las catedrales no son obra de un solo arquitecto, uno la empieza y otros la acaban. El arquitecto deja de ser anónimo, se le conoce y se le reconoce como artista. Logran incluso tener privilegios y vivir bien.
Elementos arquitectónicos.
Arco ojival: Tiene precedentes en el Románico Normando y en el arco de herradura apuntado del periodo abbásida. Es más dinámico y con más vitalidad.
Tiene dos centros en las dos bases del arco. De él se extraen variedades a medida que transcurre la época: el carpanel, el conopial y el mixtilineo.
Bóveda de crucería: inspirada en la de arista románica. Lleva nervios o arcos: torales o fajones que son los transversales y formeros los longitudinales para soportar la plementería. Estos arcos o nervios soportan el peso vertical y tangencial de la cubierta.
La bóveda de crucería está formada por dos arcos paralelos al eje de la catedral, llamados formeros; dos transversales, llamados fajones; y dos diagonales que se cruzan en el centro, denominados cruceros. Luego tenemos los arbotantes, los contrafuertes y el pináculo.
Bóveda de crucería
Bóveda de abanico
En la bóveda hay muchas variaciones: primero fue cuatripartita, después sexpartita y después se le añaden terceletes asimétricos y por último la estrellada con formas diversas. Este proceso dura hasta el siglo XV cuando se acaban todas las posibilidades de ornamentación: por ejemplo la bóveda de abanico en el gótico inglés.
Los soportes: Al principio se siguen utilizando pilares cruciformes y columnas románicas pero cambian pronto. Se multiplican las columnas adosadas y se hacen más estrechas hasta hacerse baquetones decorativos que rodean el fundamento marmóreo. Se forma un capitel único en torno al pilar, decorado con formas vegetales.
Los arbotantes: Soportan el peso tangencial hacia fuera. En el románico eran contrafuertes. Le da el aspecto gótico al exterior. Se montan sobre estribos aislados y se decoran con pináculos. Así siguen quedando grandes vanos para la luz. Es un arco rampante que descarga su peso en los contrafuertes.
Arbotantes
Arbotantes
Decoración. Es más naturalista y menos geométrica que el románico. Círculos y trebolados, en los Rosetones y la flecha de los arcos. Después se hace contornos en llamas con siluetas alabeadas que traducen la inestabilidad de la época en el Gótico Flamígero. Ornamentos vegetales naturalistas con especies europeas (no egipcias como en el románico): hiedras, vid. Esta decoración se concentra en portadas y capiteles, arquivoltas y jambas, retablos y vidrieras laterales y en la clave de la bóveda.
La portada: El tímpano ya no tiene una sola escena sino franjas horizontales con decoración de tipo narrativo. En las arquivoltas las figuras ya no son radiales sino longitudinales. En las figuras adosadas se les pone un doselete de piedra para protegerlas. En las ventanas la tracería calada se complica hasta hacerse flamígera y se rellena con vidrieras de colores.
La fachada: se divide en tres zonas verticales (tantas como naves) y tres franjas horizontales. puertas, rosetón y remate y torres.
Las gárgolas fueron introducidas por primera vez en las catedrales de estilo gótico , eran utilizadas para el desagüe de las catedrales,que despedīan el agua por los orificios de la boca de la escultura. Hay dos teorías de su significado:
Representan a un demonio huyendo de la iglesia
Especie de espantapájaros para ahuyentar a los espíritus malignos
También le dan un toque estético al edificio. Por lo general tienen figuras demoníacas aladas y de animales.
La planta: Es basilical, con una, tres, cinco y hasta siete naves con una o tres de crucero. La del centro suele ser más alta para dar luminosidad por sus vanos laterales. La tribuna o segundo piso de las naves laterales ya no es necesaria (por la capacidad interior y por los arbotantes como contrapeso) y se transforma en triforio o galería corrida, tanto al interior como al exterior, e incluso a veces se prolonga por la fachada exterior.
Abside
Girola
Evolución de la catedral gótica.
Las torres: Son más altas, con menos volumen cada vez y formas también variables. El cuerpo inferior suele ser de planta cuadrada y el superior poligonal. Culmina con un remate ornamentado, el chapitel, que le da más esbeltez.
Catedral de Chartres
Catedral de León
Escultura Gótica.
El resorte que mueve al artista gótico en las artes figurativas es el creciente interés por la Naturaleza, la nueva actitud espiritual. Los montes, los árboles y los seres animados son obras del Creador, son bellos de por sí y dignos de ser representados como tal como se muestran a nuestra vista.
La escultura, sobre todo en sus primeros tiempos, conserva el carácter monumental y el sentido de la grandiosidad heredado del Románico, pero después el artista procura, cada vez más, dotar a sus personajes de expresión humana. Estos personajes no son ya seres deshumanizados, insensibles al amor y al dolor, creados para hacer pensar en la eternidad y la grandiosidad divina. El grandioso tema, tan típicamente románico, del pantócrator rodeado por el Tetramorfos termina por desaparecer.
En pocos aspectos se expresa tan claramente este cambio de actitud como en la manera de representar los dos temas capitales del arte cristiano: la Virgen con el niño y el Crucificado, en los que el artista gótico sólo quiere ver el amor materno y el dolor humano. La impasible Virgen románica, gracias al naturalismo gótico, llega a convertirse en la madre que contempla amorosamente a su hijo y juega con él. Abandona el frontalismo y la verticalidad e inclina ligeramente su cuerpo hacia un lado para poder contemplar al hijo que tiene en sus brazos. Cuando esta sentada, en vez de colocar al niño entre las piernas y de frente, lo sienta sobre una de ellas para hacer posible el diálogo. Por el influjo de la tradición románica, la Virgen continua durante algún tiempo con el cuerpo erguido y mayestático, aunque no tarda en inclinar su rostro e iniciar e intensificar el diálogo. El escultor se deleita entonces interpretando graciosos gestos maternales e infantiles.
El Crucificado románico, lo mismo que el bizantino, se nos muestra insensible al dolor. Derecho, con los brazos horizontales, sin sentir el peso del cuerpo, nos contempla con expresión serena. El artista gótico, en cambio, ve en el Crucificado al Hijo del Hombre que sufre en el Calvario. Ya no tiene un clavo en cada pie; para que su dolor sea más intenso, un solo clavo le atraviesa los dos pies. El Cristo gótico es pues de tres clavos y no de cuatro como el románico. Esta superposición de los pies hace desaparecer el paralelismo de las piernas y para expresar su dolor, el cuerpo abandona su sereno verticalismo y se arquea desplazando las caderas. Se llega a crear una fórmula que impera hasta finales del siglo XIV según la cual, hasta la cintura se mantiene casi vertical mientras las piernas aparecen dobladas hacia un lado.
Otra novedad en el Gótico es la importancia que en el repertorio iconográfico adquieren las vidas de los santos, es decir, la hagiografía. Deseo de este mismo reflejo de humanizar la escultura es la tendencia a que las estatuas de las jambas de las portadas no permanezcan incomunicadas entre si, sino que hablen unos con otros y se rían. El afán expresivo del Gótico lleva al artista, sobre todo en el siglo XV, a preocuparse por lo secundario y anecdótico, antes considerado indigno de la representación artística. En la segunda mitad de esta centuria, por último, el interés del escultor alcanza lo satírico y lo burlesco, llegando incluso a representar temas obscenos.
Escultura románica Escultura gótica
Esculturas góticas