Partimos de un concepto simple, pero muy potente: no hay más patria que la humanidad, y humanidad no hay más que una; así que todos somos lo mismo, todos somos hermanos en este caminar de vida: negro y blancos, americanos y europeos, ricos y pobres… Las fronteras las hemos inventado los humanos para defendernos de los otros, pero ¿existe el “otro”?
Nuestros valores son:
El de Justicia: entendida como defensa de los DDHH y redistribución de oportunidades.
El de Interculturalidad: como superación del etnocentrismo y apuesta por la horizontalidad.
El de Participación: cada pueblo, comunidad y persona es autora de su propia transformación.
El de solidaridad y fraternidad entre los pueblos: nacido del intercambio de saberes y experiencias, sin que haya pueblos en situación de superioridad ni de inferioridad.
Así nos impusimos la misión de crear Semillas de Esperanza. Que tuviera como objetivo prioritario generar cambios en comunidades locales que contribuyan a la liberación de los pueblos, a la creación de un marco económico internacional más justo y al desarrollo de una verdadera democracia, mediante el acompañamiento y empoderamiento de los pueblos y comunidades que luchan por su dignidad y desarrollo humano, tanto del norte como del sur.
Hicimos un balance de nuestras debilidades y de nuestras fortalezas; de las amenazas que nos podían hacer fracasar, pero también de las oportunidades que se nos brindaban:
Debilidades
ONGD sin experiencia.
ONGD desconocida.
Sin base social.
Sin estructura
No se puede presentar a convocatorias por tener menos de dos años de experiencia y/o constitución.
Enemigos muy poderosos, tanto institucionales (gobiernos) como privados (maras, grandes compañías, oligarcas…)
Mercado de socios muy copado por las grandes ONGDs
Crisis económica
Fortalezas
Conocimiento del terreno y magníficas contrapartes.
Buenas relaciones para crear redes.
Buena preparación.
Gran equipo humano con ilusión y energía
Movimientos sociales importantes.
Desmotivación de las ONGDs tradicionales
Sentimientos de que Otro Mundo es Posible.
Sin duda nuestras fortalezas eran mayores que nuestras amenazas, y las oportunidades que se nos brindaban eran grandes y las amenazas controlables. ¿Por qué no iniciar esta aventura?
Así tuvimos un sueño, un hermoso sueño, poder trabajar para ayudar a cambiar un poquito este mundo pero, sobre todo, poder cambiar vidas, dar oportunidades, sembrar semillas para que el futuro fuera mejor que este; para en definitiva, tener esperanza.
Tenemos dos visiones diferentes y complementarias que considerábamos primordiales en el desarrollo de los pueblos en general y de las comunidades indígenas empobrecidas y aisladas en particular: la educación y la incidencia política.
No queremos ser los que aportáramos soluciones prefabricadas o nacidas desde nuestra visión occidental, sino acompañar a las comunidades y a las personas en su caminar. Ser apoyo, bastón. Prestar nuestras capacidades para aumentar las capacidades de otros que pudieran necesitarnos.