Oraciones

Momentos de encuentro con Dios 

La Cuaresma es tiempo propicio para mirar hacia nuestro interior y tratar de ver qué es lo que en ocasiones nos impide servir y amar a Dios y a los hermanos como el Señor nos enseña. Acaso hemos de acompañar a Jesús al desierto, y desde el fondo de nuestro corazón, rechazar con Jesús lo que nos aflige, lo que nos mantiene tibios e indiferentes, para que con Él y como Él podamos servir a Dios y al prójimo.

Jesús pasó cuarenta días en el desierto ayunando y orando para prepararse para su gran Misión. También nosotros tenemos hoy cuarenta días por delante para examinarnos ante Dios si queremos ser y si somos el tipo de cristianos que Dios quiere que seamos.

En este camino, te ofrecemos algunas oraciones que esperan ayudarte en este camino eco-espiritual.


1. Oración de cuaresma

Padre nuestro, que estás en el Cielo,

durante esta época de arrepentimiento,

ten misericordia de nosotros.

Con nuestra oración, nuestro ayuno y nuestras buenas obras,

transforma nuestro egoísmo en generosidad.

Abre nuestros corazones a tu Palabra,

sana nuestras heridas del pecado,

ayúdanos a hacer el bien en este mundo.

Que transformemos la obscuridad

y el dolor en vida y alegría.

Concédenos estas cosas por Nuestro Señor Jesucristo.

Amén. 

2. Dios de todo los pueblos

Que hoy y siempre nuestro ayuno sea un hambre de justicia, 

nuestros donativos una construcción por la paz, 

y nuestras oraciones la reflexión de corazones humildes y agradecidos. 


Con humildad y confianza, te pedimos Espíritu Santo que nos acompañes 

y nos ayudes a entender lo que significa ser compañeros en el camino 

para encontrar a nuestra familia humana global. 

Amén. 

3. Muéstrame a mi prójimo

Señor de misericordia,

cuando salgo por la puerta, muéstrame a mi prójimo.

Mientras leo las noticias, muéstrame a mi prójimo.

Mientras rezo, muéstrame a mi prójimo.


A mi izquierda, a mi derecha,

tal vez recurriendo a mí en este momento,

muéstrame a mi prójimo.


Donde mis ojos han visto antes y luego se apartan,

muéstrame a mi prójimo.

Donde mis oídos han escuchado gritos que he ignorado,

muéstrame a mi prójimo.


A medida que comparten una historia que es diferente de mi historia,

ayúdame a escuchar como si fuera mía.

Muéstrame a mi prójimo.


Y luego déjame amarlos

en su alegría y en su angustia,

de modo que su deleite sea mío

y su dolor sea mío también.


Déjame amarlos

tan plena y misericordiosamente como tú me amas.

En verdadera solidaridad.

Amén. 

4. Señor del ayuno

Me he alejado de ti

y ahora busco volver.

Muéstrame el camino.


Si debo abstenerme de los alimentos

para recordar mi hambre por el pan de la vida,

entonces ayúdame a hacerlo con gracia.

Que también recuerde al Cristo hambriento

que está presente cada día en tu pueblo.


Si debo abstenerme de algunos vínculos y relaciones,

para recordar mi anhelo por el abrazo de mi Padre,

entonces ayúdame a hacerlo con gracia.

Que también recuerde al Cristo solitario

que está presente cada día en tu pueblo.


Si debo abstenerme de los dones de este mundo

para recordar al dador del gran don

que es nuestra salvación,

entonces ayúdame a hacerlo con gracia.

Que también recuerde al Cristo sin hogar

que está presente cada día en tu pueblo.


Ayúdame a mirar más allá de las comodidades de mi mesa, 

mi sociedad y mis posesiones,

porque sin tu gracia y misericordia,

yo de hecho no tengo nada

y todo es poco más que polvo.


Te doy gracias, Señor,

porque hasta donde he recorrido,

aquí en el desierto

un camino a casa se revela

en los rostros de los más pequeños de tu pueblo.


Amén. 

5. Para alcanzar el amor

Madre del Divino Amor,

Tú que tan bien supiste aprender de Él

las lecciones de misericordia,

de extraordinaria bondad

y de suprema caridad,

obténme la gracia

de entrar a esa misma escuela

y aprender de Ti, que tan maravillosamente reflejas

la grandeza del amor,

a acercarme dia a dia

interiorizando más y más

a Áquel que siendo Él mismo todo amor

es también para nosotros

Ia puerta de acceso a Ia Comunión amorosa.

Amén. 

6. Auxilio de los pecadores

Madre Santa,

Auxilio de los pecadores,

siempre dispuesta al perdón

y a Ia intercesión,

obténme las gracias

que me sean necesarias

para encaminar rectamente mi vida,

rechazar enérgicamente el pecado,

huir de sus ocasiones

y poner los mejores medios

para purificarme según el querer de Dios

y así encaminarme hacia quien es la Vida misma.

Amén. 

7. Ante las tentaciones

Madre querida acógeme en tu regazo,

cúbreme con tu manto protector

y con ese dulce cariño

que nos tienes a tus hijos

aleja de mi las trampas del enemigo,

e intercede intensamente

para impedir que

sus astucias me hagan caer.

A ti me confío

y en tu intercesión espero.

Amén. 

8. Para vivir el perdón

Ante las dudas sobre ti

respondiste con el perdón.


Ante la persecución

y las muchas murmuraciones

respondiste con el perdón.


Ante Ia insidia y la impia ofensa,

respondiste con el perdón.


Ante Ia infamia de Ia conspiración contra el Justo,

respondiste con el perdón.


Ante Ia traición y el dolor que conlleva,

respondiste con el perdón.


Tu corazón bondadoso rebosa de clemencia,

por ello te imploro que me obtengas el perdón

por mis faltas,

y también, Señor de misericordia,

enséñame a perdonar cada día.

Amén. 

9. No me mueve

No me mueve, mi Dios, para quererte

el cielo que me tienes prometido,

ni me mueve el infierno tan temido

para dejar por eso de ofenderte.


Tú me mueves, Señor; muéveme el verte

clavado en la Cruz y escarnecido.

Muéveme ver tu cuerpo tan herido

muévenme tus afrentas y tu muerte.


Muéveme, en fin, tu amor, de tal manera,

que aunque no hubiera cielo, yo te amara,

y aunque no hubiera infierno, te temiera.


No me tienes que dar porque te quiera;

pues aunque lo que espero no esperara,

lo mismo que te quiero te quisiera.

Amén. 

10. Embellece tu casa

¿Estás ayunando? ¡Que lo prueben tus obras! 

Si ves a un hermano en necesidad, ten compasión de él. Si ves a un hermano siendo reconocido, no tengas envidia. 

Para que el ayuno sea verdadero no puede serlo solo de la boca, 

sino que se debe ayunar de los ojos, los oídos, los pies, las manos, y de todo el cuerpo, de todo lo interior y exterior.


Ayunas de comida, pero te permites escuchar cosas vanas y mundanas, cosas que se hablan de tus hermanos,

mentiras que se dicen de otros, chismes, rumores o palabras frías y dañinas. 

¿De qué te sirve no comer carne, si devoras a tu hermano?

Embellece tu casa con la modestia y la humildad mediante la práctica de la oración. 

El Señor te concederá transformar tu alma en templo de su presencia. 

11. Ayúdame, María

María… 

Donde todos hubiesen visto una locura,

Tú viste un horizonte.


Donde muchos hubiesen visto un imposible,

Tú intuiste la promesa de Dios.


Donde tantos se hubiesen estremecido ante la perspectiva y

hubiesen exigido más pruebas, más seguridades o más

garantías,

Tú exclamaste: “Hágase”.


Donde la ley era la referencia y la condena,

Tú fuiste capaz de cantar la grandeza del Dios que está con los

más pequeños y desfavorecidos, rompiendo moldes y órdenes

establecidos.


Donde todo era convencional,

Tú, María, con una acogida hecha al tiempo de ignorancia y

valentía, de confianza y entrega, fuiste capaz de colaborar con

Dios de un modo radical.


Ayúdame, Madre,

a vivir este tiempo de Cuaresma con un corazón como el tuyo.

Dame fuerza y generosidad para decir cada día: "Hágase"

Y ser ese reflejo de la presencia de Dios en todas partes.

Amén.

12. Orar desde la actualidad

Señor Jesús,

De nuevo tiene uno la sensación de que esta situación de conflictos,

de injusticias, de desafíos constantes a la Paz y a la convivencia,

de gravísimas ofensas a los derechos humanos de tantos, de tanta indiferencia,

de tanto deseo de independencia y separatismo, de tanto integrísimo y radicalismo...

de que todo esto y más nos va a estallar en las manos.


Señor Jesús, a veces pareciera que vivimos en tinieblas.

O las tinieblas están cubriendo cada vez más terreno a nuestro alrededor. 


Necesitamos que vengas.

Necesitamos que seas la Luz que alumbre a las naciones,

a sus gobernantes, a todas las mujeres y hombres.


Señor Jesús, acompaña nuestra vida,

hazte presente en medio de nosotros,

sé luz para nosotros, sé el motivo de nuestra vida.


Señor Jesús, luz para alumbrar a las naciones,

ilumínanos, resplandece por medio de nuestras palabras, obras y gestos solidarios.


Fundamenta nuestra vida.

Vivifica nuestros fundamentos.

Sé luz para nosotros.

Amén.

13. Compasivos con la Casa Común

Al respirar el aire que nos sustenta

recordamos Tu amor, Dios,

que nos da vida.


Llénanos de Tu compasión por la creación.

Vacíanos de apatía, egoísmo y temor,

de todo pesimismo y titubeo.


Infúndenos solidaridad

con todos los que sufren ahora

y con las generaciones futuras que sufrirán

por nuestra irresponsabilidad ambiental.


Muévenos a actuar

para salvar nuestra Tierra

y construir Tu reino sustentable.

Amén.

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